CAPÍTULO 17: "Vine a visitarte"

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RYAN

Al llegar al aula noté que Sasha no había asistido hoy al colegio lo cual se me hacia raro por que esa chica un poco más y vive aquí, viene todos los putos días.

Tomo mi lugar y el profesor comienza la clase pero no le doy mi atención, me aburren los profesores, la escuela.

La verdad es que me siento aburrido, en todas las clases siempre me concentraba en ver sus gestos, los detalles de su cuerpo.

En como frunce sus cejas y apreta sus carnosos labios al concentrarse en algo o como su tartamudeo hace presencia cuando está nerviosa o incómoda, lo despeinado que lleva su cabello siempre, su forma de vestir tan sencilla y lo jodidamente hermosa que se ve.

Al escuchar el timbre del receso me di cuenta de que me pase la hora pensando en ella.

Entré a la cafetería para ver si encuentro a su bajita amiga y la pude ver sentada con sus compañeros hablando, me acerqué y levantó la mirada al percatarse de mi presencia.

—Ho-hola, ¿sabes por qué no ha venido Sasha?—Pregunté rascando mi nuca.

—Tiene dolores, cosas de chicas, ya sabes...Su período.—Respondió mostrando sus blanca dentadura.

—Bueno, muchas gracias, nos vemos.—Giré en busca de mis cosas para irme pero la pequeña volvió a hablar.

—Su madre está trabajando en el hospital y ella está sola, estoy segura de que debe necesitar unas cosas.—La observé y me dió una mirada divertida.

Quería que fuera a verla. Incluso si no lo mencionaba igual en mi mente estaba esa idea.

(*)

Maldigo el puto momento en que decidí venir a comprar estos repuestos femeninos.

Hay miles y de distintos colores, no sabía cual usaba ella, tomé el que me pareció más horrible y aniñado.

Era una bolsita rosa con dibujos de flores y letras azules, espero que sea esta o la boto.

Tenia pensado traer unos que parecían tubitos, ¿cómo carajos se ponían estas cosas?

Pagué todo luego crucé la calle para entrar a la farmacia y comprarle un medicamento para sus dolores.

Al entrar observé el lugar y era asquerosamente como un hospital.

Odio los putos hospitales.

Un señor de mediana edad se encontraba detrás del mostrador, al verme esbozó una sonrisa.

—¿Necesitas algo hijo?—Preguntó amablemente.

—Necesito pastillas para el dolor de las mujeres, para cuando tienen su período—Ni yo me entendí, espero que el hombre si.

Asintió y se fue por un pasillo, yo iba detrás de él, llegamos al lugar donde estaban y me dió una cajita rosa con el dibujo de una mujer.

Le pagué y agradecí dispuesto a salir pero el señor volvió a hablar.

—Agua caliente debajo de abdomen, puedes ponerle agua caliente con una de esas bolsas o paños, eso también calma el dolor, suerte con su novia joven.

Asentí soltando risas por lo de "novia". Sasha no lo era y no creo que lo sea, no ahora, no pretendo terminar con el corazón roto otra vez.

Al mencionar eso, vagos recuerdos de esa noche donde rompieron mi corazon vinieron a mi mente.

—Entiende Ryan, no te amo y nunca lo podré hacer yo estoy enamorada de otra persona.—Me dió una mirada de lástima que odié siempre.

—No me mires así después de rechazarme, queda hipócrita de tu parte.—Las lágrimas comenzaban a rodar mis mejillas.

—¿Perdón si? Entiende que lo amo a él—Acercó su mano a mi rostro y lo aparté rápidamente.

—No me toques. Acabas de romper mi corazón en mil pedazos y aún pasen los años, no creo que vuelva a sanar.

Dicho eso me largué de ahí con los ojos empapados en lágrimas.

Esa misma noche me dije a mi mismo.

"Prometo nunca jamás en la vida volver a sentirme así de vulnerable frente a nadie y menos enamorarme"

Después de ese rechazo vi a las personas como objetos descartables y sexuales, solo seria sexo y nada más, no volvería a caer con la misma piedra dos veces o más.

Me paré frente a su puerta y di leves toques con mi puño.

Al abrirse la puerta pude ver a un zombie, parecía muerta, su cara demostraba sufrimiento.

¿De verdad aguantan esto todos los meses? Me pregunté.

—H-hola -R-ryan ¿qué haces aquí?—Preguntó y su mirada me escaneó de pies a cabeza terminando en la bolsa que traía en mi mano.

—Vine a visitarte y te traje unas cosas, toma—Le tendí la bolsa y ella la observó atentamente y soltó una risa.

—Voy por agua, tu siéntate en el sofá.—Ordené mientras me dirigía a la cocina.

Tomé un vaso y lo llené de agua, saqué la pastilla de la caja y al volver a la sala pude verla hecha un rollo en el sofá.

Le tendí las cosas y ella las recibió sin quejarse.

—Tómalas cada ocho horas y se te irá el dolor, también puedes ponerte paños calientes—Hablé rascando mi nuca.

—Gra-gracias, ¿Tú cómo sabes todo esto?—Preguntó en un susurro.

De verdad estaba mal, sus labios estaban blancos y su cara pálida.

Me encogí de hombros y hablé—¿Te sientes bien? Por que no te das una ducha, yo te espero aquí.

Asintió y se fué perdiéndose en las escaleras arriba.

Al rato apareció con un remeron grande negro, unos shorts y calsa debajo de estos.

Que rara combinación dije.

—¿Por qué la calza?—Pregunté señalandola.

Bajó su mirada en silencio y luego habló—E-es q-que n-no m-me gustan mis piernas—Nunca la vi tartamudear tanto.

—Quítate esa calza y déjate el Short, estarás más cómoda así—Hablé ignorando su inseguridad.

Me miró dudosa durante unos minutos y volvió a subir para cambiarse supuse.

Bajó luego de casi media hora con su remeron y el short que le quedaba ajustado a sus piernas.

¡Dios! Que lindas piernas dije mentalmente.

La observé unos segundos...

Tenia líneas en sus muslos, había estado con chicas que tenían lo mismo y la verdad nunca me importó eso, es natural en una persona rellenita que tenga las piernas así.

—¡Mierda! No debí haberte dicho que te quitarás la calza—Maldije mirando hacia otro lado.

—¿P-por q-qué? ¿Te da asco?—Fruncí mi ceño al escuchar esa pregunta estúpida.

¿Cómo puede pensar eso?

—No. El problema es que ahora no podré evitar las ganas de besarte y acariciarte esas hermosas piernas—La miré y al instante sus mejillas se tiñieron de un color rojo.

Maldije mentalmente por haberle dicho eso, ahora sabrá que me atrae y también que me gusta.

Maldije mentalmente por haberle dicho eso, ahora sabrá que me atrae y también que me gusta

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