Capítulo 22 (Final)

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Las calles de aquel pueblo no habían cambiado nada. Todo seguía tal y como lo recordaba, con sus noches silenciosas y su cielo plagado de estrellas. Aparcó frente a la casa de Sungmin y no reconoció el coche oscuro que estaba a un lado de la calzada. Llamó a la puerta, con el corazón latiéndole a mil por hora, temeroso y deseoso a un mismo tiempo de volver a verlo. Pero no fue Min quien abrió, sino Choi Siwon.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde está Min?

—En la habitación. —Se interpuso en su camino antes de que pudiese entrar. Salió al porche y dejó la puerta entornada—. ¿Podemos hablar? —Kyuhyun asintió, a pesar de estar ansioso por verlo. Y nervioso. Y feliz. Y asustado, todo a la vez—. He estado controlándolo estas últimas semanas. Le hice unos análisis y tiene un poco de anemia y falta de algunas vitaminas. Ya le estoy suministrando la medicación necesaria.

—Joder. —Kyuhyun se pasó una mano por el pelo.

—Tranquilo, no es nada grave. Se recuperará.

—Es por mi culpa. Está así por mi culpa.

—No. Está así porque lleva años sin tomarse un descanso. Era normal que se debilitase en algún momento y supongo que al final se juntó todo de golpe... —Dejó la frase a medias—. Heechul lleva unos días ocupándose de la pastelería con ayuda de Wook, desde que Min enfermó. Empezó con anginas y ahora la infección se ha extendido hasta el oído. Se tomó hace un rato el antibiótico y le acabo de dar un anti inflamatorio, así que la fiebre empezará a bajar enseguida.

—Necesito entrar y verlo ya —rogó Kyuhyun.

—Espera, una cosa más —pidió y cogió aire antes de hablar—. Si finalmente el curso de la investigación no fuese favorable para Sungmin y tuviese que devolver el dinero al Ayuntamiento, mi madre se ha ofrecido a prestarle la cantidad que necesite, sin intereses. Min no quiere aceptarlo, pero tienes que convencerlo de que lo haga o perderá la pastelería. La situación es complicada.

—¿Tu madre?

—Las cosas han cambiado un poco.

Kyuhyun tragó saliva.

—¿Por qué estás haciendo esto, Siwon?

—Porque siempre me ha importado, pero fui un idiota con Min y no me di cuenta de la atrocidad que cometí hasta mucho tiempo después. Por aquel entonces solo era un chiquillo centrado en mi propio ombligo —admitió con voz serena—. Por desgracia para mí, Min te quiere.

Pasó por su lado y comenzó a bajar las escaleras del porche. Kyuhyun se giró hacia él antes de que enfilase la calle.

—¿Por qué estás tan seguro?

Siwon lo miró vacilante. Había un deje de envidia en sus ojos que no supo o quiso disimular.

—Porque cada noche se queda despierto hasta que recibe tu llamada. Entonces espera hasta que salta el buzón de voz y escucha cómo respiras antes de colgar. —Kyuhyun se estremeció—. Me lo explicó Ryeowook el otro día. Y esta noche me he quedado con él porque le había subido la fiebre. No has llamado. Así que no se durmió hasta hace un rato, cuando no aguantó más.

—No llamé porque... estaba de camino...

—Lo sé. Intenta no alterarlo mucho. Min no sabe que estás aquí. Si no le baja la fiebre, le puedes dar un antitérmico dentro de unas tres horas; toda la medicación está en la encimera, el antibiótico no le toca hasta las diez de la mañana.

—De acuerdo. Gracias.

—No me las des. Lo hago por Min.

Kyuhyun empujó con delicadeza la puerta de la entrada y la cerró a su espalda. Apenas había luz. Caminó despacio hacia aquella habitación donde habían compartido tantos momentos, de esos que parecen tontos mientras están pasando, pero que al final son los que se quedan en el recuerdo para siempre, como fotogramas de felicidad.

Recuerdos de Otoño (KyuMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora