Su corto amor (Terminada)

Fin

El final de su corto amor

Hoy era el día. Hoy iban a administrarle esa "droga" a ella para que al fin pueda descansar. Ella dijo que no quería vivir conectada a un aparato, no quería necesitar de algo para poder respirar, no quería ser vista de esa manera, o mas bien no quería que el la viera así. El.

Él es el "amor de su vida", su "alma gemela", su "media naranja" o "medio limón", como quieran decirle. ¿Porque entre comillas? Porque ella no creía, aun no lo hace, en esas cosas. Pero ahora, cree que esas palabras son las que mas lo definen a el.

El es su persona, su todo.

Ambos fueron hechos el uno para el otro, él apareció para salvarla y sacarla de la oscuridad, para que luchara hasta el último momento. Apareció para enseñarle lo que es el amor, para enseñarle a amar.

Ella se encontraba ahora pintando sus uñas de azul como acostumbraba hacerlo desde que el le dijo que era su color favorito. Ella quería gustarle un poco, quería sentirse bonita para el, aunque sabia que no valía la pena enamorarse.

La chica terminó su trabajo y dejó ambas manos quietas, esperando que se secara el esmalte. Ella observó su rostro en el espejo, su pañuelo rojo cubriendo su cabeza completamente rapada y sus cansados ojos marrones. Es que así se sentía, cansada. Su enfermedad la estaba consumiendo, ella lo sabía, ya no tenia cabello y estaba mas delgada de lo usual, además de que ya no podía caminar por lo tanto usaba la silla de ruedas como en este momento.

Ella suspiró , no le gustaba su apariencia.

Unos cálidos labios que bien conocía se posaron en su delgado hombro descubierto. Sonrió con ternura; él había llegado.

—Hola, preciosa melodía

El era tan dulce con ella, la mimaba y la hacía sentir querida.

"Hola, viniste..." Ella escribió en su cuaderno con una sonrisa en el rostro.

—¡Pero claro que si! Siempre he venido, y ayer te hice la promesa de que iba a llegar a tiempo, mira, he llegado dos horas antes del horario de visita— le mostró su reloj. —Supongo que por ser hoy me dejaron pasar

El sonrió con tristeza mientras acariciaba la mejilla de ella.

"Supongo" Cambió su sonrisa por una mueca

Pues claro que si, es fácil de suponer. Las enfermeras lo dejaron pasar por eso, porque ella no tiene a nadie. Bueno, ella lo tiene a el, no tiene un padre o una madre, o una tía o una abuela, sólo lo tiene a el.

Ella sacudió la cabeza, intentando sacarse las ganas de llorar que de pronto comenzó a sentir.

—Mi preciosa melodía, sabes que conmigo puedes hablar de lo que sea

El se sentó frente a ella y le tomó la mano, sonriendole. Una sonrisa que inspiraba confianza.

"No soy preciosa" Ella lo observó fruncir el ceño mientras leía

—Claro que lo eres— el le sacó el pañuelo de la cabeza y le dio un beso allí, demorándose unos segundos mas. —Para mi tu eres el ser mas precioso del mundo, siempre lo fuiste. No me gusta que pienses que no eres suficiente, porque lo eres y mucho, eres mas de lo que yo podría haber pedido, preciosa melodía.

Ella dejó caer una lágrima silenciosa, le observó y le dio un dulce y corto beso en los labios, demostrándole lo mucho que lo amaba con ese pequeño gesto. Decidió cambiar un poco de tema preguntándole algo que desde que lo conoció lleva queriendo preguntar