Thalionen III

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Cabalgaba hacia ese lugar que le traía tantos recuerdos de aquel hombre a quien había amado tanto como Ulmo al mar. Tantos recuerdos se arremolinaban en su mente, tales como cuando a sus cortos catorce años decidió enseñarle a trepar, el joven mortal resbaló y fue el propio Legolas quien debió atraparle para que no se hiciese daño, también vino a su mente cuando el y Feren intentaban enseñarle a saltar de rama en rama pero el muchacho terminó haciendo que Feren cayera por accidente cayendo con el ¿y como olvidaría aquella noche de su partida en la que al fin ambos se confesaron su amor? Sin embargo su último recuerdo con el hombre no había sucedido allí si no en las montañas del norte donde le había conseguido convertido en el líder de los montaraces del norte. aquel pequeño a quien había salvado ahora era Trancos un montaraz de cuarenta y pocos años de edad, había dejado de vestir las pulcras ropas de Rivendel para vestir un atuendo mas tosco y temerario con una espada en el cinto, su cabello antes peinado ahora lucía desordenado y mas largo, enmarcaba su rostro el cual se había endurecido debido a los años y la pesada carga en sus hombros, pero a los ojos del elfo aquel rostro varonil seguía luciendo igual de hermoso como lo recordaba, un recuerdo que permanecía intacto en su memoria. Aragorn se había sorprendido al ver al elfo desmontar a su corcel blanco, se puso de pie de inmediato y corrió hacia donde el elfo se encontraba de pie, habían pasado al menos cinco años desde la última vez que se habían visto y lo había extrañado como a nadie. El montaraz envolvió a su elfo en un fuerte abrazo el cual fue correspondido por el peliblanco quien envolvió sus brazos alrededor del cuello del hombre.

- ha sido una eternidad Legolas

El elfo retrocedió deshaciendo el abrazo y sonrió un poco.

- y te ves terrible Aragorn - exclamó para después posar su delicada mano en la mejilla rasposa del hombre y se acercó lentamente manteniendo al hombre al filo, tentandolo como siempre lo hacía, causando una confusión en el, sus instintos y debilidad le imploraban que fuera el quien acortase la distancia pero su raciocinio le decía que esperara, que la recompensa sería mas dulce si lo hacía.

- Meleth thilia min hin lín Aragorn (el amor resplandece en tus ojos Aragorn) - Legolas habló con tanta certeza que Aragorn se sintió mínimamente avergonzado por el comentario, vergüenza que se disipó cuando el elfo finalmente unió sus labios con los del montaraz apenas rozándolos unos instantes y separándose después.

Aragorn contempló a Legolas embelesado por la delicadeza y hermosura en su ser, el elfo poseía una deliciosa piel de porcelana, sus ojos eran como el océano mas puro y brillaban como un manto de estrellas, su cuerpo estaba tan bien esculpido como su rostro, tenía rasgos delicados pero no completamente afeminados conservando aún cierta rudeza que lo hacía encantador a los ojos del montaraz, pero sus labios, esos labios rosados de apariencia fina y suave eran la perdición de Aragorn.

- puedes dejar de contemplarme ahora - exclamó Legolas con la seriedad devuelta al rostro, pero el montaraz no escuchó, simplemente atrajo a su elfo hacia su cuerpo y colocando sus manos en la delicada cintura junto sus labios sin pedir permiso logrando hacer que las piernas del peliblanco flaquearan por un instante efímero en el que se sintió aún mas liviano entre sus brazos.

- ¡Legolas! - aquella voz lo trajo devuelta a la realidad y observó rápidamente a su alrededor­.­ Cabalgaba con una escolta detrás de el la cual constaba de un enviado por su padre y de Feren quien le miraba preocupado.

- deja de mirarme Mellon - pidió Legolas mientras sus ojos divisaban ya la entrada a Rivendel y ordenó a Arod que continuara con el camino.

El Castaño suspiró y adelantó su corcel hasta quedar frente a Arod frenando el avance del príncipe.

- prometeme que vas a estar bien - pidió el elfo.

Legolas le miró colérico, detestaba que se pensara que el hecho de la conocida relación de Aragorn con la estrella de la tarde aún le afectaba después de tantos años.

One Shots AralasWhere stories live. Discover now