Capítulo VI

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—Hoy, en esta fría noche que invade nuestra pequeña habitación, terminaremos esto con:

—¡Bravo! —Exclamaron algunas mujeres aplaudiendo con entusiasmo, el canto ya había cesado. Los demás espectadores imitaron la acción aplaudiendo de manera pasiva, mientras que algunos continuaron mirando con asco a la joven deformada.

Un cuerpo que fue distorsionado hasta obtener esa retorcida figura.

Mitsuri intentó hacer una pequeña reverencia, la cual al parecer le fue algo difícil por su mala anatomía.

—¡Fabuloso! ¡¿O no creen?! —Exclamó con una gran sonrisa Muzan, caminando hacia la mujer, volviendo a tomar su mano— ¡Una voz muy singular! Que lamentable que su belleza sea tan opacada por tener piernas tan... especiales.

Parte del público sólo rió ante aquel comentario que Nezuko pensó ser de mal gusto; otros simplemente mantuvieron un rostro singular.

—¡Yo opino saber si es tan veloz como un caballo! —Gritó un hombre desde alguna parte del público. Muchos soltaron carcajadas, mientras que las burlas se incrementaron aún más.

—¡Eso sería grandioso de saber! ¡Pero ahora mismo, nuestra diva deformada debe tomar un descanso!

Las personas empezaron a exclamar y abuchear por la decisión tomada, los cuales fueron apaciguados con una sonrisa de Muzan. El siamés se acercó a la joven cantante, mostrándole el camino hacia afuera del escenario, siendo despedida por el público con apodos nada agradables. La pequeña sólo podía sentir lástima ante aquella mujer al imaginar lo difícil que debe ser su vida.

Arrastrándose por la calle que estaba iluminada por linternas de papel.

Después de eso, Muzan Kibutsuji dio unas largas palabras, sobre lo agradecido que estaba con el público ese día, agregando lo mucho el cómo deben sentirse los deformados por saber que tienen un lugar en el mundo, que pueden usar sus maldiciones para un bien, como lo es el entretener. Nezuko no supo cómo tomar esas palabras.

—¡Esperamos volvernos a ver! —Se despidió Yuuichirou, fingiendo una clara y cómica tristeza en su rostro.

—Adiós —Le siguió su hermano, sin haber cambiado su común expresión facial, haciendo reír al público por su falta de empatía que contrasta tanto con el hermano energético que tiene.

Nezuko bajó de las gradas, caminando hacia la salida del lugar, con un extraño sabor en su boca; había estado emocionada por todas las presentaciones del circo, pero aquella última, la de La Diva Deformada, le provocó sentimientos que alejó toda su alegría, pero no por ella, sino por cómo habían actuado las personas ante su deformado cuerpo.

Cuando ya estaba fuera de la carpa, notó como la tarde había pasado casi en su totalidad, falta al menos unos 40 minutos para que anocheciera; debe irse pronto o entrará en graves problemas con sus padres. Cuando está caminando, su vista se enfocó en la pareja bailarina que sorprendentemente aún está moviéndose al compás de la pegajosa melodía del circo; Nezuko supuso que es una despedida hacia las personas. Decidió acercarse a ellos y despedirse formalmente, pero también recordó algo, ¡Yuichirou y Muichirou! Sus nuevos amigos a quienes tal vez no volvería a verlos, debe despedirse de ellos; de repente Nezuko se sintió decaída, pues, en tan poco tiempo, les tomó cariño, son muy amigables y divertidos, una lástima no volver a verlo. Volteó su cabeza hacia la carpa del circo, del cual aún salían personas. Su mirada se desvió hacia un lado y supuso que si tal vez rodea la inmensa casa de tela, puede llegar a los camerinos de los integrantes del circo y así poder despedirse adecuadamente de los gemelos.

Nezuko sonrió feliz ante su plan, decidiendo llevarlo a cabo, un plan que no fue nada difícil de ejecutar, ya que las personas están más ocupadas en sí mismas, que no notaron como una niña se pierde entre la oscuridad de las sombras que tragan todo lo que podían consumir a su alcance.

Circus of distorted souls |•Kimetsu no Yaiba•|Where stories live. Discover now