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Todavía lo recordaba. Estuvo  en el peor momento parada en el peor lugar y la peor hora de toda su vida. Vestida con unos zapatos y una polera de color blanco acompañados con un jeans claros que minutos después cambiaron de color a rubí, mancha que nunca salio de su ropa. 

Había salido de fiesta con una de sus mejores amigas de la universidad y había terminado en ese lugar por querer irse a su casa temprano a dormir y ver películas, a pesar de que su amiga le había insistido tantas veces que se quedara en la fiesta ella simplemente hizo caso omiso y si le hubiera hecho caso a la ebria de su amiga no hubiera terminado en el lugar donde se encontraba ahora. 

Estaba en ese lugar escuchando su sentencia: Cómplice de intento de Homicidio: 1 años y 6 meses de cárcel. Le aterraba ese lugar, sus piernas todavía estaban temblando y no era frió lo que estaba sintiendo, el terror le calaba hasta los huesos. 

Ella intento explicar de todas las maneras posibles que había estado por accidente que solamente se quería ir a su casa y se había detenido porque el semáforo estaba en rojo y como buena ciudadana paro a las señales de trafico   pero nadie le creyó ya que cuando le hicieron el test de alcohol en el hospital tenia números demasiados altos para saber si estaba en sus cabales, pero ella era muy tolerante al alcohol pero tampoco nadie quiso creerle.  En menos de doce horas se encontraba frente al lugar donde pasaría un año y medio encerrada por algo que ni siquiera había hecho, no pudo despedirse de nadie a penas pudo hablar con sus padres para que la ayudaran a salir de ahí pero al no tener grandes cantidades de dinero los abogados eran escasa para su situación. En la actualidad para salir de prisión tienes que pagar cantidades exorbitantes de dinero a la ley para poder salir y aunque lo hiciera sus antecedentes estarían manchados y su sueño de tener su propio negocio era mas escaso. Pero a pesar de eso nunca derramo una lagrimas porque ella no era culpable de nada y solo los culpables lloraban. 

Todavía se encontraba en el vehículo con rejas que la obligaron a tomar casi inmediatamente después de terminar el juicio, se encontró con una chica de cabello rosado que miraba el cielo como si nada y otra que estaba en los últimos asientos, sus ojos todavía se encontraban rojo de todo lo que lloro en el camino. Cuando ya las hicieron bajar se deslumbro por la cantidad de luz que había y aunque quiso taparse con sus manos las cadenas que la tomaban de manos y pies se lo impedían completamente. 

Se quedo mirando el piso por el momento, pero pudo visualizar tres personas que estaban frente a ellas. 

-Bienvenidas reclusas, este sera su hogar por el momento - Levanto su cara para poder ver a uno de los chicos que estaba hablando, tenia el cabello azabache algo corto pero a la vez desordenado sus ojos eran oscuros como la noche que le dio miedo, se notaba que estaba bien entrenado a pesar de que el uniforme que ellos llevaban era grande. 

-Ruar Sasuke nos volvemos a ver - Le guiño el ojo la de cabello rosado que se encontraba a su derecha. Fue en ese momento que se dedico a mirarla bien unos ojos de color jade que brillaban a la luz del sol y su cabello que le llegaba hasta los hombros pero se notaba que alguien que no sabía lo había cortado porque habían lados que eran mas largos que otros. 

-Dios Sakura nunca aprendes - Gruño, parece que no la quería cerca de nuevo - Buenos sigamos no quiero estar mas tiempo bajo el sol, eso es para ustedes. 

Comenzaron a caminar despacio por las esposas que con cada roces les hacía arder manos y piernas que se veían de una tonalidad roja. Y en ese momento antes de entrar vio por ultima vez la libertad. 




Deseos [NaruIno]Where stories live. Discover now