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Melissa.

Termino de subrayar el libro y hacer mis anotaciones, me duele mucho la cabeza, pero tengo que terminar ya que en unos días tengo el final y ahí sé si me recibo o no, por eso estoy a full intentando de terminar así me queda solo meterme de lleno en estudiar y recordar todo.

—¿Hija?. —cierro y abro lo ojos ya que se me nubla la vista por forzarla tanto.

—¿Qué pasa papá?.

—¿Puedo entrar?.

—Si... Estoy estudiando. —me saco los lentes de lectura para mirarlo—. ¿Pasa algo?.

—Vi la luz por debajo de la puerta y vine a ver. —mira mis libros frunciendo el ceño—. Son las cuatro de la mañana hija... Estuviste todo el día acá encerrada.

—Estoy estudiando.

—Ya lo sé... Pero es mejor que descanses un poco.

—Pero quiero prepararme bien... No ir en la nada o de corajuda, quiero ir preparada para lo que sea.

—Si estas así no vas a aprobar nada... Tienes los ojos hinchados Melissa.

—¿De verdad son las cuatro?. —agarro mi celular y quedo sorprendida porque si, son las cuatro y veinte de la madrugada—. Guau... No me di cuenta.

—Vamos abajo así comes algo.

—¿Me ayudas?.

Le estiro las manos y me ayuda a parar ya que tengo el cuerpo entumido por estar en la misma posición por horas, cuando me acomodé eran las cuatro de la tarde y no me di nada de cuenta de que ya es tardísimo. Me cocina una hamburguesa y me hace un tomate cortado en rodajas así como en sandwich, mi tripa suena con fuerza por el hambre que tengo, mientras se mueve en la cocina apoyo un codo en la mesa y mi cara ahí, cierro mis ojos y ya no recuerdo nada hasta que me sacuden con fuerza.

—¡Mierda!.

—La boca Melissa.

—Perdón, me asusté. —me friego la cara bostezando—. Me quiero ir a dormir.

—Primero come. —deja el plato frente a mi—. Ya has estudiado mucho... Si sigues así cuando llegue el día no vas a poder hacerlo y hablo por experiencia.

—Mañana voy a reducir las horas.

—Mañana no vas a estudiar. —lo miro dudando—. Mañana vas a salir a hacer algo y no pasártela encerrada todo el día.

—¿Y a dónde voy a salir?. —veo pena en sus ojos—. ¿Me das jugo?.

—Tienes amigas Meli.

—¿Si?. —niega y me da jugo en un vaso—. Mañana le digo a Dam si me acompaña al parque o a dar una vuelta.

—Esta bien. —bosteza y mira el reloj—. Voy a ver si puedo dormir un poco mas... Lava todo antes de acostarte.

—Si, no te preocupes... Ve a dormir.

Lo miro irse y miro la comida en mi plato con asco, tiro lo que queda y lo lavo todo, subo y de inmediato me tiro en la cama perdiendo la noción de todo.

.......................

Miramos todas las tiendas de ropa que pasamos en nuestro paseo, todo, pero absolutamente todo es tamaño único o el mas grande es un tres, jamás entraría en algo así por eso ni pregunto si tienen de mi talle porque sería pasar vergüenza.

Dam se prueba ropa a lo loca, y si le queda ajustado al punto de que da la sensación de que se va a romper mejor para ella, ya que le gusta que se le marque todo.

InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora