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Sus ojos vieron el gran navío que estaba sobre las aguas listo para ser utilizado. La reina de fuego se despidió del profesor Cornelius, Trumpkin y Oreius el centauro quien permaneceria a cargo hasta que sus reyes regresarán.

— Lista majestad? — Pregunto Caspian haciendo sonreír a la mujer.

— Sí, lista para una nueva aventura — Menciono.

Ambos ingresaron al barco viendo a la tripulación que los acompañaría bajo la autoridad del capitán Drinian. Fénix estaba algo satisfecha al ver como hombres y criaturas podían llevarse bien sin tener diferencias, y si las había podían ser solucionadas hablando como seres civilizados.

— Bienvenidos majestades — Dijo Drinian inclinándose junto a la demás tripulación.

El hombre se encargó de enseñarles el camarote y todo el barco en sí, Fénix soltó una pequeña risilla al ver una cama matrimonial que al parecer Caspian no se había percatado de ello.

— Vaya intenciones Caspian — Se burlo Fénix.

El hombre al posar su vista en la única cama se sonrojo y luego se echó a reír junto a la mujer. Debían acoplarse al barco y eso incluía hasta dormir juntos, Caspian con algo de valentía se acercó a Fénix y tomo su mano.

— Llevamos varios años conociéndonos, creo que no habrá ningún problema o si?

— Para nada Cas — Dijo Fénix dejando un besito en los labios de Caspian para luego avanzar hacia los muebles y acomodar sus cosas.

Caspian sintió alegría al saber que tenía otro tipo de vínculo con Fénix desde hace mucho tiempo quería tener esa oportunidad pero no quería ser muy rápido y romper aquella confianza que habían creado cuando quedaron a cargo de Narnia. Ambos fueron inseparables y buenos Reyes, muchos creían que pronto saldría en todo su esplendor aquel amor que ocultaban pero otros todo lo contrario, también querían tener la oportunidad de emparejarse con la reina o el rey de la nación. Los dos tuvieron sus pretendientes pero ninguno acepto, algo les decía que debían quedarse juntos a pesar de las adversidades.

Era un ambiente tranquilo y divertido al mismo tiempo, todos expectantes en saber que les traería esta nueva aventura. Para su suerte llegaron a una tierra vecina que poseía las banderas narnianas otorgando tranquilidad a los tripulantes y reyes.

— Podríamos conseguir más provisiones e información acerca de los señores — Dijo Fénix —. Capitán haremos una pequeña inspección en esa tierra.

— Claro majestad — Dijo Drinian.

Prepararon los botes y algunos hombres buscaron sus espadas por seguridad, Caspian se encargó de proteger a la reina en todo momento mientras que esta ansiaba llegar a la orilla para investigar aquel pueblo. Pero sus ojos expresaron sorpresa cuando reconoció las montañas que viéndolo desde otro ángulo formaba dos manos como si estuviesen recibiendo a las visitas.

— Las islas del libertador — Anuncio Fénix fascinada y privilegiada por ver esa nación.

Las islas del libertador poseía paz por doquier, el mal no era bienvenido en esos lugares y en las antiguas leyendas se decía que los dignos de ver ese lugar eran muy pocos, debían ganarse dichoso honor.

— Muy pocos fueron los afortunados — Dijo Fénix —. Cuando Jadis gobernó Narnia, muchas criaturas buscaron refugio en estás islas, dando paz a los corazones atormentados.

El agua en aquel lugar era cristalina y muy pacíficas, cuando llegaron a la orilla sus cuerpos parecían sentirse de otra forma como si ningún dolor existiese. Los árboles se movieron abriendo un camino, Fénix no dudo en ir, Caspian debió apresurar sus pasos para no perderla ya que parecía más que encantada.
Llegaron a una bella cascada que era vigilada por un águila.

— Bienvenidos hombres y mujer — Dijo el águila inclinandose —. La isla les ofrece frutas para saciar su hambre. Han sido enviados hasta mí.

— Es un privilegio ver la isla, pero porque fuimos llamados a venir.

— Rey y Reina, vengan conmigo — Dijo el ave.

Ambos siguieron al águila que los llevo hasta la punta de una de las montañas dónde pudieron ver el navío del Alba y las aguas.

— Su camino no será fácil, pero tomen consigo cualquier consejo aún siendo pequeño — Dijo el águila —. Porque hallarán más alegrías de lo que ustedes imaginen, eso no quiere decir que no haya dolor. Por esa razón les permití venir aquí, deben recordar en sus adversidades está paz porque podrá ser de mucha ayuda en un futuro.

— Que tipo de dolor encontraremos? — Pregunto Caspian.

— Lo siento Majestad pero fui enviado a dar solo ese mensaje y mi deber es obedecer sin dudar — Explico el águila.

Fénix entendió un poco lo que quiso decir, fue Aslan quien permitió que la isla fuese visible para ellos. Cómo fiel seguidora del león también debió ser mensajera o actuar cuando el rey de los bosques le ordenará, no antes, él actúa en el momento perfecto, no antes ni después sino justo.
Los reyes regresaron con los demás hombres para continuar con la travesía, la mujer antes de marcharse vio al águila quién asintió con una pequeña sonrisa antes de salir volando.

Ya en el barco Drinian y los dos reyes hablaron sobre el recorrido que debían realizar. Fueron bendecidos con las provisiones que trajeron del castillo y aquellas que fueron obsequio del águila, pero aún así la comida no sería eterna al igual que el agua.

— Al parecer estamos lejos de alguna isla, lo que hace oficial el viaje — Dijo Drinian —. Lograremos hallar tierra en unas semanas.

— Por el momento tenemos provisiones y agua así que no vería el problema — Dijo Caspian con una sonrisa viendo el mapa.

Drinian regreso a su puesto dejando a los dos reyes solos, Fénix veía los retratos de los siete señores de telmar.

— Fueron fieles a mi padre — Dijo Caspian —. Recuerdo cuando era un niño y veía a mi padre portar la corona de Rey, siempre fue amable y buscaba el bienestar de todo su pueblo a pesar de ser un telmarino, lo admiraba y creía que jamás podría ser como él.

— Jamás pensé que perdonaría la vida de un telmarino, cada vez que veía uno mi boca sentía un sabor amargo pero luego te ví. No voy a negar que rechace la idea que podía ayudarnos pero demostraste que también podía equivocarme, me diste la lección de no juzgar sin conocer realmente dar esa oportunidad hizo que mi corazón dejara ir el rencor y avanzar con justicia — Dijo Fénix viendo al hombre —. Agradezco que hayas abierto mis ojos.

Caspian acaricio la mejilla de la reina otorgando paz en su interior, luego la acercó a su cuerpo para abrazarla.

— Y yo agradezco que me hayas dejado entrar a tu vida — Susurro el castaño.

Fénix lo abrazo aún más dejando que su cabeza descansará en el hombro de Caspian mientras que esté acariciaba su cabello, en un momento sintió una pequeña, muy pequeña sensación de dolor en su muñeca pero cuando el castaño beso su cabezo hizo que el dolor desapareciera inmediatamente evitando que se manifestará otorgándole alivio.

𝐈 𝐒𝐄𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄 |𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐂𝐚𝐬𝐩𝐢𝐚𝐧|Where stories live. Discover now