Pecador

1.6K 157 144
                                    

Capítulo único.

Estaba tan desesperado por salir de aquél lugar, de aquel infierno de donde él era único según su creador, él señor Kamski, aunque él solo deseaba libertad y sentir algo distinto al dolor.

Kamski le había hecho para ser el demonio perfecto.

Pero por ello no sentía casi nada de emociones positivas, solo el dolor que le provocaba los castigos que recibía de su creador, él cual disfrutaba de verlo sufrir.

Cuando vio una salida la tomo sin pensarlo.

Al salir llego en lo que parecía un pueblo llamado "Detroit", trató de pasar por desapercibido, pero no tenía tanta suerte...

— ¡Un demonio! –advirtió una señora rubia abrazando a su pequeña hija.
— ¡Auxilio! –grito un señor de edad avanzada
— Alejate ser del mal –le mostraban una cruz un joven de tez morena– ¡Padre nuestro...

Corrió a un bosque donde encontro un templo que estaba casi destruido en su interior a excepción de unos pilares que le sostenían, y se a cobijo con sus brazos. Aquel lugar le serviría para descansar, así que decidió tomar un descanso esperando que su creador aún no note su ausencia...

En otro lugar se encontraba el padre Hank Anderson, en su casa cerca del pueblo tomando un poco de vino mientras su fiel perro, Sumo, que se encontraba dormido frente a la chimenea.

Estaba perdiéndose en los recuerdos de su fallecido hijo, él cual no pudo salvar aquél día.

De repente tocaron a su puerta con insistencia, provocando que se levante y abre la puerta encontrandose con el alcalde Jeffrey.

—Padre, lamento molestarlo, pero... –Hank le interrumpió algo molesto.
—¿Qué diablos ha pasado para que usted venga hasta aquí jodiendo tan tarde? –habló cortante.
—Hay un demonio suelto en el pueblo –soltó Jeffrey.
—¿Qué? –pregunto aturdido.
—Lo que escuchó –afirmó.
—Dónde –demando.
—Creen que está en el templo del bosque...
—Bien, mantengan a todos encerrados en lo que pasa...
—De acuerdo, padre –y se fue.

Cerro la puerta y empezo a buscar sus cosas, dejando solo al San Bernando él cual estaba profundamente dormido.

— Cuida la casa, Sumo –tomó su crucifijo y su rosario– Menuda mierda, y yo que creía que sería una noche tranquila... –suspiro.

Y sin más se fue en dirección al templo donde ningún alma entraba, ya que se creía que estaba maldito y sólo los demonios podían entrar. Los antiguos creyentes iban ahí a pedir cosas a cambio de una ofrenda a aquel dios olvidado, aunque ahora sólo era el refugio de las almas mal encaminadas.

Casi al entrar al templo escucho como se quejaba.

— ¡Ah! –se escuchó.

Hank en toda su vida no había escuchado una voz tan pacífica y sensual.

Entro y se encontró con un demonio castaño en el piso del templo con un par de cuernos de color azul. Y aunque no podía ver su rostro veía la cola azul que tenia junto a su desnuda espalda.

— Levantate mierda del infierno.– demando Hank al verle.

Connor tembló en su lugar, lo habian encontrado muy rápido, debía escapar. Maldijo haber caído con aquella grieta en el piso.
Se levantó despacio volteando a ver a su captor.

— No quiero hacerles daño... He venido en paz... –hablo suavemente ocultando su miedo al ver que era un padre.
—Me importa un carajo lo que hagas aquí –camino al rededor del demonio— Lo único que me importa es mandarte de nuevo al jodido infierno.
— Por favor –suplicó – No lo hagas...
—¿Y por qué no lo he de hacer, pequeña mierda?
— Te lo suplico....

Sinner [ Hannor ]Where stories live. Discover now