En el fondo, muy en el fondo.

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El hijo inmortal de Poseidón se paseaba por el salón de los tronos del palacio de su padre, toda la semana había estado teniendo terribles visiones del futuro.

—Tritón por favor, me estas mareando —se quejó su madre que estaba sentada en su trono del palacio luciendo como siempre un par de tenazas de cangrejo en su cabeza.

—Lo siento madre —respondió él, en su aspecto podia notarse lo agitado que habian sido las visiones, estaba cansado, su aspecto no era el del joven de siempre. Parecía un hombre de unos treinta años cuando siempre aparentaba unos veinte.

—¿Por qué no me dices de una vez que es lo que tanto te aqueja?—cuestiono su madre mirándole daba vueltas una vez más por toda la sala.

—No puedo, simplemente no puedo —respondió deteniendo su nado una vez más.

—Si me lo dices tal vez te sea menos problema y te sientas mejor —aconsejaba su madre nadando hacia él, puso sus manos sobre sus hombros deteniendo su nado.

Tritón se quedó quieto mirándole, no podía decirle aquello. La visión era tan mala que dudaba que alguno de sus padres vaya a terminar bien, ellos estaban tan encantados con el hijo semidios de su padre. Percy era muy importante para sus padres que simplemente quería evitarles la pena lo más que pudiera.

—Saldre un momento —se soltó de su agarre, sabia que seria este dia, era inevitable.

Se alejó de ella nadando, él nunca se quería alejar demasiado del castillo, le había prometido a ella que nunca volvería a pisar tierra y hasta hace un mes había cumplido con su promesa.

El tenia un pequeño secreto bueno no tan secreto, lo sabian los de los Elíseos y habían prometido no decirle a nadie, eso también habia molestado a cierto Dios porque le prohibió ir gritandolo por todo el mundo. La vida amorosa de Tritón se había convertido de la noche a la mañana en algo sumamente importante para ese Dios.

Eso le dio una idea mientras nadaba con rumbo al campamento mestizo, sintió una oleada fria en todo el mar a su alrededor, su padre ya se había enterado estaba seguro. Nado lo más rápido que pudo hasta estar cerca de la orila, debía encontrarlos, pronto los divisó a lo lejos. Esos dos estaban viendo la escena escondidos tras unos árboles en el bosque.

—Pensé que serían felices con el castigo —los sorprendió a los dos —Les advertí en los Elíseos que no se metieran con él —

—Tritón —dijo el joven de cabello corto y negro y alas blancas, tenia las manos en el pecho debido al susto que le dio escuchar al otro de la nada.

—Asi que este es el otro hijo de Poseidón —el de cabello negro largo lo vio regocijado —Tu amor con él —Tritón le dio una mirada de ira.

—Deben remediar esto, él no puede acabar así —los miraba a los dos con el ceño fruncido.

—No podemos —dijeron los dos al unísono bastante apenados.

—¿Por qué? —los miro mientras ellos se veian entre sí.

—Porque asi estaba designado, el cuento decia que su alma se iría —dijo Eros —Tu hermano eligió que fuera la de él y no la de su amado —

—Reviertelo —exigió mirando a Eros.

—No se puede, es su castigo por amor no correspondido de parte del rubio —dijo Anteros y agradecía que fuera inmortal porque los ojos de Tritón le veían como si pudiera vaporizarlo en ese instante.

—Pero ahora es correspondido o es que acaso no ves al hijo de Júpiter llorando por él y susurrando como lo ama —queria poder estrangular a los dos dioses pero más que nada a Anteros pues él es el que tenia la culpa de esto.

☆~El cuento es un castigo~☆ [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora