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KyuHyun camina rápido, demasiado para DongHae que ve cada vez más difícil seguirle el paso y más de un reclamo se ha llevado por quedarse atrás. Pero no son sólo los pasos largos y apurados del mayor los culpables, DongHae no puede evitar distraerse con las cosas que hay alrededor y quedarse mirando las vitrinas de las tiendas.

Esa actitud tan despreocupada, como si no estuvieran siendo acechados por un clan de asesinos, le molesta demasiado a KyuHyun.

—¡DongHae! —llama—, apresúrate, tenemos que tomar el tren a Seúl antes del anochecer y todavía no terminamos aquí.

Llevan casi todo el día recorriendo las calles de Seosan, y DongHae no tiene la menor idea de porqué se encuentran aquí; después de la llamada de ChangMin, él pensó que irían directamente a Seúl para luego ir a Yeouido...

—¡DongHae! —Ahí va de nuevo—. No te quedes atrás.

El tono de KyuHyun es severo, ni siquiera se voltea o se detiene para esperarlo, pero de alguna forma sabe que la distancia que los separa es mayor de lo que está dispuesto a tolerar. DongHae está seguro de que tiene ojos en la espalda, o quizás alguna de sus habilidades está usando, no hay otra explicación para que siempre sepa que está lejos de él. No espera que lo llame por tercera vez; corre hasta alcanzar a KyuHyun y quedar a su lado.

KyuHyun lo mira de soslayo: —¿estás cansado? ¿Qué es lo que tanto te entretiene?

—Lo siento, Hyun. —DongHae luce tan agraviado que KyuHyun se ve forzado a suavizar la voz.

—Permanece cerca de mí, no quiero que te pierdas.

—No me voy a perder. —DongHae sigue sin cambiar su expresión—. No me trates como si fuera un niño. —Las últimas palabras las susurra.

KyuHyun recuerda de pronto aquella pelea estúpida que tuvieron años atrás y piensa en lo diferente que son las cosas ahora. DongHae hace tiempo que no le discute como antes, y no dice lo que realmente piensa o siente. Suele ser llevado de su idea y testarudo cuando algo se instala en su cabeza, eso no ha cambiado, pero rara vez se queja a pesar de todo lo que han tenido que pasar desde la muerte de HyukJae. No le insiste cuando se niega a responder sus preguntas y siempre da su brazo a torcer cuando es necesario. KyuHyun se atrevería a decir que la noche que descubrió que no se había quedado en casa como le había pedido, es el primer acto de rebeldía del menor desde que son sólo ellos dos.

O al menos el primero del que él se entera.

—¿Hyun? Lo siento, ya no me retrasaré.

DongHae sonríe, pero KyuHyun sabe que esa sonrisa no es del todo sincera, que es mayor la tristeza y la melancolía que siempre se vislumbra en su mirada.

A veces se pregunta si podrá devolver la alegría a los ojos de DongHae, si podrá cumplir la promesa que le hizo a HyukJae antes de morir. A veces teme haber tomado decisiones equivocadas, pero ya no hay vuelta atrás, sólo puede seguir adelante y confiar en que las cosas saldrán como espera.

—Mira, Hyun —DongHae lo llama con un evidente y repentino entusiasmo, deteniendo su andar, su dedo apunta a un cartel colgado en una caseta telefónica—: dice que hay un festival en Taean, ¿podemos ir? Es cerca de aquí.

—DongHae. —KyuHyun mira muy por encima el papel y no se demora en reanudar la marcha—. Tenemos que estar en Seúl mañana.

—Pero no hará mucha diferencia si llegamos pasado mañana, ¿no?

—DongHae... —Inesperadamente, DongHae se aferra tímidamente a su brazo.

Y ruega.

—Por favor, Hyun, un día, sólo un día en el que olvidemos que estamos huyendo. Un día sin preocuparnos de que nos estén siguiendo, por favor.

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⏰ Last updated: Jul 08, 2020 ⏰

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