Capítulo único

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Louis observaba su reflejo en aquel brillante espejo, aquel hombre que lo miraba analíticamente demostraba que los años no pasaban en vano. Su castaño cabello dejaba ver algunas rebeldes canas y su barba comenzaba a tener zonas blancas. Con sus blanquecinos dedos rozó las líneas de expresión que se marcaban en sus ojos, cada una de sus sonrisas reales dejaron una marca eterna en su piel.

Sus brillantes zafiros se fijaron en la argolla que poseía su anular, un simple círculo de oro blanco, tan sencillo a la vista, pero tan significativo en su vida.

Un suspiro fue robado de sus labios, hoy cumplía 10 años de portar con adoración el anillo.

Eran solo las cuatro de la tarde de que aquel frío martes, faltaban horas para la cena, sin embargo, Louis ya tenía todo listo, no quería que nada estuviese fuera de lugar o saliera mal.

Antes de alejarse de su reflejo, se acomodó su peludo abrigo celeste y sonrió ante su imagen, sí, tenía treinta y tres años, no obstante, se veía igual de bien que a los veintitrés. Con paso calmo salió de su baño privado y giró el rostro a la derecha, donde por fuera de su armario en un simple cancho de madera, colgaba su smoking de seda. Se acercó con una sonrisa cariñosa en sus labios y un fuerte latido en medio de su pecho.

El mismo smoking que usó una década atrás para decirle sí a su merecida felicidad.

Una pequeña risa burlona escapó de su boca al recordar aquel caótico día, si cerraba los ojos podía sentir la luz del sol calentar su piel, el sudor recorrer su espalda y el corazón latir con tanta fuerza que acallaba cualquier sonido a su alrededor, el nerviosismo que recorrió su cuerpo y la felicidad que parecía hacerlo explotar fueron motivos de bromas cariñosas entre sus familiares y amigos.

Y entre toda esa cantidad de recuerdos, estaba la de su amor eterno. Harry siempre tuvo este aire angelical, sin embargo, cuando lo vio caminar hacia él en aquel smoking negro con dorado, con sus ojos esmeraldas brillando tanto y sus mejillas sonrojadas, comprobó una vez más que no pertenecía a este mundo.

Louis detalló su mano, aun sentía el agarre sudoroso de Harry que dejaba ver que no era el único en estar nervioso.

Diez años desde eso.

Increíble como pasa el tiempo ¿no?

Con una sonrisa bailando en sus labios, Louis salió de su habitación, en el pasillo exterior las paredes estaban decoradas con fotografías que contaban su historia de vida y amor, era importante aclarar que las cosas no siempre fueron fáciles, hubo temporadas de otro universo y momentos muy duros, sin embargo, ellos seguían juntos.

Porque eran un hogar.

La casa donde habitaban poseía tres cuartos, el principal, el de visitas y el de la promesa de una nueva etapa de su vida y la sorpresa de la noche para Harry.

El hombre más joven desde un tiempo atrás quería iniciar el proceso de adopción, Louis lo estuvo pensando por bastante tiempo y sentía en todo su ser que era el momento correcto, él deseaba compartir el amor que se adueñaba de su corazón con una dulce alma.

¿Qué mejor momento para darle la noticia? Así su aniversario sería aun más significativo y especial.

En la cocina de su hogar, el delicioso olor de la comida despertaba el apetito, Louis tomó su delantal favorito (el mismo que le regaló Lottie en navidad y que estaba decorado con una imagen de un lobo cuidando a seis cachorros) y con una cuchara de madera revolvió el pollo para asegurarse que se cocinara apropiadamente, también estuvo revisando las demás ollas.

Con los años la cocina se volvió su mejor aliado y es que luego de retirarse indefinidamente de la música, hacía tres años, la encontró un increíble pasatiempo.

La última cenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora