8||Elise

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Tengo una misión el día de hoy: hacer que Michelle se sienta a gusto.

Ya van cuatro días desde que salió del hospital y su actitud ha cambiado en lo mínimo. Sigue muy cerrada, aún cuando me abraza en ocasiones y me deja dormir con ella. Al menos ya le dice oraciones completas a Caleb, lo cual es un avance. Por alguna razón decidió que mi novio le agrada y eso es bueno. Sin embargo, sigue sin ser la Mich feliz que recuerdo.

Así que hoy voy a dejar de lado mis preocupaciones y voy a regalarle felicidad.

Es por eso que estamos en la gran casa de mi novio junto a todas estas personas que también se han convertido en mi familia. Adam se encarga de presentarles a Michelle con entusiasmo para no incomodarla, pero no es que funcione demasiado porque ella sigue cohibida. Cuando le presenta a Sanne, Dalia y Lilian, ellas se muestran amables e incluso le hacen preguntas amistosas. Aún así, ella no contesta. No tiene ánimos de socializar.

A Michelle nunca le han gustado los extraños, así que me digo a mi misma que esta reacción es natural. Aún así, es desalentadora. Yo solo quiero que sea feliz, que se suelte y descubra que no está sola ¿Eso es mucho pedir?

-Bonita, bonita -canturrea el pequeño niño de tres años que está abrazando mi pierna -. Quero mucho a bonita.

Sonrío hacia Nolan Jones, el hijo de Silvana y Cameron Jones. Desde que nació, este pequeño rubio de ojos celestes parece tener un leve enamoramiento hacia mi. Siempre que me ve, me abraza y le cuesta soltarme. Es una ternura que también logra llamar la atención de Mich.

-Nolan, deja de babear sobre Elise -ríe Lilian, quien es su tía.

-¿El pequeño tornado está intentando robarse a mi novia de nuevo? -suspira Caleb, alcanzándonos. Se agacha a la altura de Nolan y él se aferra más a mi -. Niño, yo la vi primero.

-Tú feo -lo señala él -. Ella bonita. Yo quero mucho a bonita y no a feo.

-Uh, parece que tu competencia es dura, sobrino -señala Sanne. Daisy pasa poco tiempo en su regazo antes de que Adam se la quite -. Adam, mi hija no es tu muñeca.

-Sí lo es, todos lo saben -asegura él, cargando a la niña antes de hacerle muecas -. ¿Te he contado que planeo robarme a esta dulce bebé, Mich? Eso si Silene no me deja tener la nuestra.

Michelle no responde, solo se encoge de hombros y baja la mirada. Comienzo a tener dudas sobre si fue correcto o no traerla, pero mi meta el día de hoy es que sea feliz. Quiero una sonrisa de su parte, aunque sea una ¿Qué hago para conseguirla?

-Escuché mi nombre y, viniendo de Adam, eso me asusta -escucho a Silene acercarse a nosotros, sonríe al estar cerca -. Veo que ya conociste a tres de cuatro margaritas, Mich ¿Qué tal?

-Bien...-es lo único que responde y lo hace tan bajo que a penas se escucha.

-Nos alegra tenerte aquí y de verdad espero que te integres, Mich -le dice Dalia con dulzura -. En esta familia siempre hay espacio para uno más.

-¿Escuchaste, princesa? -le pregunta Adam, aprovechándose de la situación -. Uno más, como un bebé nuestro.

-Estoy muy segura que Dalia no se refería a eso -dice mi amiga, haciéndole muecas a Daisy.

-Pero podría referirse a eso.

-Cariño, estás intentando tan fuerte que comienzas a dar lástima.

-Esa es mi táctica: que me tengas lástima y cedas.

-Mejor intenta robarte a Daisy.

-No me desagrada del todo ese plan. Comenzaré con llevármela al resto de las presentaciones. Aquí acabamos.

Los Lirios Perdidos de Mich y Eli || Libro #3.5 de P.EWhere stories live. Discover now