Sin duda ese huésped nuevo no era para nada un chico como los que YoungJae o YuGyeom conocían. No era exigente en sus desayunos y la mayoría de las veces se quedaba en la alberca hasta tarde.
Habían pasados dos días desde que aquel chico llegó al hotel, y en ninguno de los dos días había llevado alguna mujer o causado problemas. Era muy ordenado en su cuarto.
Dejaba las cosas en su lugar una vez las desocupaba o simplemente no las movía. Parecía que como si le diera miedo romper algo.
Ese día, YoungJae tenía que ir a cambiar las toallas como el joven se lo había pedido, tocó dos veces, incluso dijo su nombre en un tono alto.
No recibió respuesta así que simplemente ingresó, pasó por la pequeña sala que se encontraba en la habitación la cual estaba tan limpia como todos los días, solo existían unos platos de la comida de hace un rato, pero fuera de eso, nada estaba sucio.
Camino al armario junto al baño, abriéndolo de inmediato y dejando las toallas pequeñas en una repisa y las grandes en otra. No quería estar por mucho tiempo en aquella habitación porque se conocía. Era muy curioso en ocasiones.
Y JaeBeom le parecía tan interesante en ese momento.
Se mordió el labio inferior antes de cerrar la pequeña puerta y darse media vuelta, caminando rumbo a la salida, por donde había llegado, solo que, la puerta que dividía la sala de la habitación fue abierta dejando ver a un chico en bóxer que llevaba otra toalla en el hombro.
Abrió grandes sus ojos cuando JaeBeom lo miró e inevitable quiso cubrirse con la toalla. YoungJae tapó sus ojos de inmediato, queriendo no tomar demasiado enserio lo que había visto.
El perfecto pecho blanco de aquel chico que siempre iba en trajes y eso que sin duda, le había llamado la atención y que sus bóxer ocultaban.
¡Dios que era ese pensamiento!
-¡Lo siento!, ¡lo siento! Creí que no estaba. - se apuró a decir muy sonrojado.
-No te preocupes, fue mi culpa, no escuche que llamaste.
YoungJae ya no sabía de qué otro color ponerse, pues aquel chico guapo estaba solo en bóxer y con toalla atada a las caderas.
-Me iré ya, no quiero seguir causando problemas, con permiso joven Lim.
YoungJae dio dos pasos antes de detenerse abruptamente por las palabras de aquel sujeto guapo:
-JaeBeom, puedes decirme JaeBeom. Creo que me gustaría más escuchar mi nombre mientras este aquí. Después de todo, yo te digo YoungJae, ¿no es así?
¿Debía girarse?, ¿mirarlo a los ojos mientras le decía que esa era la primera vez que decía su nombre?, ¿decirle que nunca antes se había sentido tan feliz por cómo su nombre salía de una boca?
Y es que, ni siquiera YoungJae sabía cómo contestar a eso. El muchacho hijo del dueño de disqueras, lotes de autos, restaurantes, exportadoras de vino y deteniendo ahí para no quemar sus neuronas intentando recordar de que más era dueño, le estaba pidiendo algo que jamás imagino le pasaría.
Estaba impresionado en ese instante.
-¿Debería?, no sería muy osado de mi parte llamarle simplemente JaeBeom, muy probablemente usted sea mayor que yo por alguno años, ¿no lo cree?
-¿Crees?, entonces deberías decirme tu edad y así sabremos qué pasa.
Bueno, todo sería más sencillo si tan solo el chico rico no estuviera desnudo de la cintura para arriba. Quizás lo mejor sería dejar que se diera un baño y ya después, quizás nunca, pudieran tener esa plática que tanto anhelaba tener.
-Lo dejaré bañarse, joven Lim. Con permiso.
Y sin más salió, pudiendo respirar al fin después de más de 5 minutos compartidos con quien lo miraba mucho.
En realidad no sabía en qué punto del tiempo en que estuvo dentro, su respiración se contuvo. Solo sabía que el sujeto era demasiado guapo para negarlo. Demasiado opuesto a todo lo que alguna vez le tocó ver en ese hotel.Y quizás estaba mal al desear tener una conversación con JaeBeom, porque él era un empleado, pero que más daba, su corazón no podía dejar de latir eufórico ante la idea.
Sin querer una sonrisa se había formado en sus labios como clara muestra de alegría. Quería verlo más seguido y no desde el segundo pisó mientras el chico se quedaba en la alberca o desde la puerta del restaurante cuando bajaba a comer.
Quería verlo de cerca como en ese día, admirar lo bonito de su cara cuando sonreía o lo blanco de su pecho sin camisa. En realidad no podía queja a nada. Solo quería verlo de nuevo.
-YoungJae, ¿esperas invitación para limpiar la habitación?, una familia está por llegar, tarado.
