Capitulo 18.

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En el castillo se sentía el ambiente navideño, todos los alumnos estaban ansiosos por volver a casa con sus familias. Harry probablemente era la persona más emocionada, pasaría las vacaciones con el hombre al que amaba.

— Harry, ¿que te gustaría comer en noche buena?— preguntó Ron a su mejor amigo— mamá está pidiendo votaciones ya que está indecisa sobre el menú.

— Ron...— Harry maquinaba una excusa en segundos— no podré ir este año a la madriguera, los Dursley me quieren en casa, al parecer tienen una noticia importante.

— ¿Desde cuando te interesa algo que ellos tengan que decirte?— preguntó Hermione con el ceño fruncido.

— Curiosidad.

— ¿Y por qué no te mandan una carta?

— No lo sé, Herm, probablemente es algo delicado.

La chica se levantó furiosa y de fue de la sala común de gryffindor, Harry era pésimo mentiroso y Ron simplemente no entendía que estaba pasando. Se levantaron de los sillones y se dirigieron a la clase de pociones. Al llegar al salón, Harry se dio cuenta de que Draco lo esperaba fuera de este, lo saludó con gusto y se dispuso a escucharlo.

— Potter, ya casi es navidad y yo mañana me iré ya que tomaremos unas largas vacaciones familiares, Dumbledore se opuso pero al final mi padre lo convenció. Así que como no te veré en lo que queda del año, decidí darte tu regalo de una vez.— el joven sacó un regalo envuelto en un fino papel plateado con un listón mitad verde y mitad rojo.

Harry miró aquel obsequio con curiosidad, lo tomó y comenzó a abrirlo con cuidado; en su interior venía una foto de Harry y Draco el día que pusieron fin a su enemistad y fueron obligados a retratarse, en la foto se percibía la incomodidad de ambos y el rubor en sus mejillas. Harry miró la foto por unos segundos más y una enorme sonrisa nació en su rostro, sin pensarlo se lanzó a abrazar al rubio.

— Es el mejor regalo que me han dado, Draco— se aferró mas fuerte al chico— muchas gracias.

Cuando alzó el rostro del hombro de Draco vió a Snape parado justo detrás de ellos con confusión en su mirada e intentando entender aquella escena, cuando vio que Harry lo había descubierto, siguió su camino con indiferencia entrando al aula.

— Tengo que entrar.— dijo Harry separándose de Draco— mucha suerte en tu viaje, feliz navidad.

— Feliz navidad, Potter.

Harry entró al salón de pociones y de vez en cuando lanzaba miradas coquetas a Severus cuando nadie miraba; cómo morder la pluma de cierta forma, guiñarle un ojo o simplemente sonrisas que no poseían nada de inocencia. Por supuesto que esto ponía nervioso a Snape pero intentaba reprimirlo para no ser descubiertos. Desde que Harry y Snape tenían más estabilidad en su relación el promedio de Potter en la materia se había elevado por los cielos; claro, con ese tipo de sesiones después de clase cualquiera hubiera subido sus notas.

Después de las clases, Harry caminaba por los pasillos de Hogwarts sin ningún destino en particular, su cabeza estaba llena de pensamientos que ni el mismísimo dueño lograba descifrar, sus tripas rugieron y supo que sería buena idea ir al gran comedor. Ya estando ahí coincidió con Ginny Weasley, a quien saludó con alegría y comenzaron a platicar.

— No te he visto mucho, Harry— dijo Ginny mirándolo a los ojos— ni siquiera en las noches con Ron y Hermione en la sala común, ¿acaso hay alguien especial en tu vida?

— Se podría decir que si...— dijo Harry con una sonrisa nerviosa.

— No necesitas decir quien es, Harry— interrumpió Ginny— creo que cualquiera adivinaría quien es el afortunado.

— ¿A que te refieres?— Potter sintió cómo la sangre de sus venas caía hasta sus pies— ¿de quien hablas?

— Obvio de cierto Slytherin, tu mirada cambia cuando él está cerca, hasta alguien que esté a dos metros de ti puede notar cómo se dilata tu pupila al ver a Draco Malfoy.— Harry casi escupe el jugo de uva que bebía.

— Eso es imposible, yo no estoy enamorado de Draco.— las palabras de la pelirroja lo habían tranquilizado al pensar que alguien podría sospechar sobre su amorío con el profesor, pero a la vez lo habían hecho pensar sobre Malfoy...— tengo que irme Ginny, tengo que entregar un trabajo para adivinación.

Harry se levanto y a paso veloz se dirigió hacia las mazmorras, sabía que era peligroso ir en esa hora ya que cualquiera podría verlo, pero las palabras de Ginny lo habían confundido un poco y lo único que quería era ver a Severus. Tocó a la puerta y en cuanto el hombre apareció del otro lado Harry se lanzó a sus brazos y comenzó a besarlo con cierta necesidad que incluso a Snape sorprendió.

— ¿Está todo bien, pequeño?— preguntó Snape mirando fijamente a los ojos de Harry tratando de deducir algo.

— Por supuesto, es sólo que te extrañé mucho.— Potter desvió la mirada.

— Yo también te extrañé, cariño, pero tengo mucho que calificar.

— Yo puedo ayudarte...

Snape se iba a negar rotundamente a las intenciones del león pero ciertamente no podía negarse a la mirada esmeralda de su pareja. Severus estaba acostado en el sofá leyendo los ensayos de sus alumnos de segundo grado mientras Harry estaba acurrucado en su pecho sentado en su regazo.

—¿Por qué estabas con Draco antes de comenzar mi clase?— Severus realmente se había resistido a hacer aquella pregunta.

— Sabía que lo preguntarías— dijo Potter con una sonrisa— estaba dándome un regalo de navidad ya que se va de vacaciones a partir de mañana.

— ¿Y que te dió?— preguntó Snape seguido de un gruñido.

— Una foto nuestra enmarcada, muy linda.

— Si, si, muy linda— contestó el hombre con algo de sarcasmo en su voz.

— ¿Estas celoso?— una risilla salió de los labios de Harry y Snape lo negó pero ni él mismo se convencía de ello— dime, Sev, ¿por qué eres tan celoso?, ¿alguna ex-pareja te hizo daño o fue algo con lo que naciste?

— Creo que tiene que ver con mi primer amor...

— Muy bien, ahora estoy muy intrigado. Tendrás que contarme eso, mi amor.— Snape trató de negarse pero el joven logró convencerlo.

— Cuando yo entré a Hogwarts Lucius Malfoy era de séptimo año y era el chico más popular y deseado de todo el colegio, sus ojos grises y su porte era lo que volvía locos a todos, yo a mis once años no pensaba mucho en chicos ni en chicas, estaba metido por completo en mis estudios. Pero cuando me gradúe de Hogwarts y me uní a las filas del señor tenebroso, él fue mi tutor, me ayudó a perfeccionar mis encantamientos y yo le enseñé algunos. Pasamos mucho tiempo juntos hasta que un día pasó... nos enamoramos. Estuvimos dos años y medio juntos como pareja, él siempre insistía en que todo debía ser secreto, y después me enteré que había desposado a Narcissa Black y esperaban al pequeño Draco y todo eso había pasado mientras estaba conmigo; todo se me vino encima, me juré que jamás me volvería a enamorar y todo iba bien hasta que llegó un pequeño tonto a arruinar mis planes.

Harry abrazó con todas sus fuerzas y llenaba la cara del hombre de besos.

— Lo siento mucho, mi amor, no imagino el dolor que sentiste.

— Eso ya no importa más, ahora tú estás aquí para enseñarme cada día lo que es el verdadero amor. Te amo Harry. Muchísimo.

El secreto de las mazmorras. Where stories live. Discover now