Se alguien especial para mi.

Inesperado

Noveno capítulo 

-Derek, ¿Qué haces aquí?, no se supone que estés cuidando a tu padre. 

-Se supone, veras mi padre está mejor y mi madre me mando para avisarles que no tienen que preocuparse lo peor ya ha pasado. 

- O sea, que dejaste a tu padre al descuido para venir a traer unas simples flores. De veras que eres una de esas personas que nos les importa nada más que su propia vida...- estaba muy molesta con él. 

-¡Madeline!- me interrumpe 

-Derek estoy hablando, con permiso si me vas a interrumpir.- dije hablando con autoridad. 

-Madeline, con permiso, ¿puedo hablar?- dijo con su voz clamada. 

-Dime Derek - dije tranquilizándome. 

-Yo vengo a buscar a tu madre. 

-¡A mi madre! - estaba confundida. 

-Sí, ella llamó para que la viniera a recoger, para así llevarla al hospital y acompañe a mi hermosa madre. 

-¿Y las flores para quien son? 

-Para mi padre, la señora de al lado me las acaba de entregar para llevárselas.- dijo y una sonrisa enorme se mostro en su rostro. 

-¡Ah okay! Lamento el parlamento que te dije. 

-No te preocupes - su sonrisa desapareció- yo me debo disculpar por no haberte explicado antes. 

-No fue tu culpa yo fui la que interprete mal las cosas. 

-Y lamento no poder ir a la cita contigo de veras quería ir. Quería pasar tiempo a solas con alguien como tú.- dijo y mi mejillas comenzaron arder. 

-Bueno pues será para la próxima. 

-Está pendiente.-dijo me guiñó. 

-¡Claro!- dije y nos quedamos un rato mirándonos, sin decir alguna palabra. Sentía como los minutos pasaban y no deja de miras esos hermosos oscuros. 

-¡Derek vámonos!- dijo mi madre saliendo por la puerta principal. 

-Si señora.-dijo alejándose; pero antes de subir a su auto, corrió hasta donde yo estaba y me beso la mejilla- Nos veremos luego Madeline.- dijo y se marcho. 

-¡Adiós, no vemos, que tu padre se recupere pronto.- dije casi gritando. 

        Cuando los vi alejarse; entre a la casa y cerré la puerta detrás de mi. Ahora sí que no sabía qué hacer; mi padre trabajaba todo el día, mi madre se acababa de ir y el único que estaba en la casa era mi hermano. Decidí ir a mi habitación y acostarme en la cama para mirar el techo. 

Entonces mientras subía las escaleras mi hermano me dice: 

-Madi saldré y llegaré tarde, no te preocupes por mí. 

-Nunca lo hago. 

-Perfect! te veo luego. 

        Ahora sí que estaba sola en casita. Termine de subir las escaleras y me adentre a mi habitación. Estaba oscura, ya las cortinas estaban cerradas. Me dirigí hacia ellas y las abrí, los rayos del sol tocaron mi rostro y parte de mi cuerpo. Pero una cuadrada y pequeña sobra apareció en mi pecho. Al ver la ventana una pequeña notita estaba pegada en ella. Abrí la ventana y trate de alcanzar el papelito, estire la mano lo más que pude y logre tomarlo; una vez en mis manos abrí la notita. 

Para: Madi 

Cuando te conocí por primera vez, sinceramente no tenía idea que tú,