Único capítulo.

494 85 7
                                    

Ellipsism.

La tristeza por nunca
saber cómo terminaría
una historia.

⊰᯽⊱┈──╌❊╌──┈⊰᯽⊱

── ¿Y bien...? Disparale.

Gringo miraba a Horacio arrodillado frente a él, apuntó directo a su cabeza para que todo fuese más rápido para ambos, sin embargo, su brazo temblaba y no podía coordinarse bien: estaba en pleno shock. El chico de cabello rojo frente a él lloraba tras que el destino mostrara su terrible final, que el rubio, a pesar de todo, quería evitar a toda costa. Para pena de aquella pareja, era demasiado tarde y todo aquello que pudo ser evitado fue dejado de lado cuando Emilio, él mismo y todos los demás supieron la verdad sobre Horacio y Gustabo.

Apreto con una falsa firmesa el mango de su arma y clavo sus propias uñas en la palma de su mano, e incluso con ello no podía hacerlo. De pronto sus piernas se volvieron gelatina en aquel día soleado y despejado donde alguna vez se hablo del asesinato de un hombre de la policía a manos de la mafia, "José Torrente", Horacio alguna vez habló de él en una de sus tantas pláticas, narró como ver ello con sus pripios ojos le había afectado y la había hecho pensar en la muerte. Recuerda como el chico, en una angustia momentánea, tartamudeaba al ver sus manos extendidas, fue en ese momento donde esa chispa dentro de él surgió.

Y ese era el momento donde la chispa debía extinguirse.

En medio del mar y su inolvidable brisa, el sol hace brillar destacando al hombre del cual se enamoró, Horacio, y en lo que son segundos para los demás, Gringo lo siente como una eternidad. Mira de reojo a Emilio quien espera expectante a que sus órdenes se cumplan, es generoso otorgándole ese tiempo para encontrar las agallas de donde se han escondido y apriete el gatillo de una vez por todas.

── Tengo miedo de que me peguen de balazos.── Dijo alguna vez.

── Nadie te va a tocar.── Contestó formando una promesa que guardaría para la eternidad.

Y era cierto, planeaba solo usar una bala para no hacerle sufrir.

Había sido en una noche de atraco cuando se besaron por primera vez, sonrieron con complicidad mientras las sirenas de la policía perseguían el auto que Gustabo manejaba con desesperación en una seriedad que de no ser por estar concentrado en Horacio le hubiese parecido sorprendente, no obstante, nunca lo noto... La traición y las mentiras: Horacio y Gustabo habían engañado a todos y los habian vendido. Conway había atrapado a todos, excepto a él y Emilio, quien por azares del destino había logrado atrapar a Horacio. Y bueno, lo demás era historia.

── Gringo...── Murmuró el pelirrojo, se veía tan indefenso que solo quería ir a abrazarlo y protegerle, se veía tan mal que en serio creía que el no había podido haber hecho eso.

── Cállate.── Dijo con firmeza.── Me vendiste, ahora ya no queda nada.

── Gringo, si no le disparas tú ahora, será mucho peor cuando yo lo haga. ── Le murmuró el mexicano observando con odio a Horacio.── Mentiste cuando tu y Gustabo dijeron que ya no estaban con el CNP, ustedes mataron a mi hermano, le fallaron a Segis ¿qué más han hecho para arruinarle la vida a los demás? Cierto, Gustabo te dejo aquí para morir solo, el también te ha arruinado.

Aquellas palabras habían sido tan dolorosas para Horacio quien solo quería volver a ver por última vez a su hermano, desearía saber que estaba haciendo ahora mismo, si él y Conway se encontraban buscándolo en este mismo instante donde iba a morir; deseaba saber si Gringo, después de dispararle, podría perdonarle por todo lo que había hecho, y aún más importante, deseaba saber si ahora estaba muriendo como Horacio o como Dan. Agacho la cabeza ante tan horrible confusión sintiendo que al final de todo, nada de lo que había hecho le había traído el final feliz que el tanto esperaba encontrar. Sentia tristeza por no saber como acabaría la historia de los demás tras que Gringo le disparara.

─ Callate Emilio, aléjate de aquí y déjame hablar con Horacio por última vez. ── Dijo el rubio con notable molestia, el de coleta chasqueo la lengua y se fue unos cuantos metros más lejos esperando ver solo el principio del fin.── Horacio.

── John Walker, nunca me dijiste tu nombre. ── Murmuró alzando la cabeza para observarlo.

── Nunca te lo dije por que ni siquiera yo conozco mi nombre. ── Contestó caminando hacia él.── Soy John Walker, soy Gringo, soy muchos nombres pero todos son tan falsos como yo, nunca habrá prueba de que existi.

── Yo sabré que exististe.

── Tu morirás ahora. ── Más lagrimas de colección, se arrodilló frente a él recargando su cabeza en su hombro izquierdo y lo abrazó ansiando que el contrario pudiera corresponder a ese abrazo.── Y cuando mueras no sabre que hacer.

── Iniciar de nuevo, ser algo más que un mafioso, alejarte de aquí y de todo lugar donde ellos te puedan encontrar. ── Murmuró el pelirrojo acostando su cabeza sobre la de su pareja.

── Quería hacer eso contigo, irnos y vivir una vida plena. ── Una pena más, inclusive ahora, sabía que eso solo era un sueño imposible.

── Será en otra vida, en esta los dos ya hemos sufrido lo suficiente. ── Cuanta verdad había en esos últimos momentos.

── Siento que esta no es mi vida, siento que yo mori hace tiempo... siento que he remplazado a alguien y que hacer esto no me corresponde.

─ Debes matarme, no deseo morir a manos de alguien más que no sean las tuyas.

── Me pides hacer lo imposible.

── Solo tu haces lo imposible, después de esto yo podré cuidarte. ── Gringo dejo abrazarle y le miró negando, ambos se besaron en un último deseo por recordar vivamente la calidez de sus cuerpos, después de todo ello el invierno finalmente llegaría. Lo tomo de las mejillas y le acario bajando hasta sus brazos para recordar cada parte de él, se separo uniendo sus frentes y llorando todo lo que debía llorarle mientras estuviera vivo, antes de que la sangre recorriera su sien.── Te amo.

El rubio se levantó pasando sus muñecas por sus mejillas para limpiar sus lágrimas, volvió a sostener la pistola con fuerza y apuntó hacia su cabeza observando como Horacio le dedicaba una última sonrisa, inhalo todo el aire posible y lo exhalo seguidamente.

── ¿Me esperaras en otra vida? ── Preguntó.

── Nuestra historia no acaba aquí Gringo, yo siempre espero por ti.

Dicho eso el sol se ocultó entre las nubes y un disparó sono a los alrededores de aquel lugar, él cuerpo de Horacio cayó hacia el suelo junto al arma que había terminado por arrebatarle la vida. Gringo miró el cuerpo por unos segundos y se quitó su suéter negro para colocarlo sobre él.

── Yo también te amo. ── Murmuró a la nada para irse de ahí junto a Emilio antes de que los encontraran.

Él estaba triste por su pérdida pero ansioso por volver a encontrarlo.

⊰᯽⊱┈──╌❊╌──┈⊰᯽⊱

Ellipsism. | GringacioWhere stories live. Discover now