Capítulo 9- Solos acompañados

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El par salió de la casa del menor. El ambiente no era tenso, a pesar de haber estado distanciados por bastante tiempo. Las ruidosas risas de Luffy no faltaron, que estas hacían acto de presencia cada vez que el mayor recordaba alguna anécdota de la niñez de Luffy en las montañas, alivianando el ambiente, de alguna forma preparándolo para lo que venía.

La nostalgia creaba una hermosa burbuja de recuerdos, envolviendo y protegiendo a ambos de la cruel realidad.

Los pasos de ambos terminaron de frente en un puesto de helados, en donde Luffy, con su tierna cara de perrito abandonado convenció a Garp de comprar prácticamente todos los sabores de helado.

-Ahora que lograste que gastara casi cada centavo en tu maldito helado me vas a contar qué pasó?- Preguntó a la vez que se sentaba en una banca, curiosamente la misma en la que Law y Luffy habían platicado en la madrugada.

Luffy, mientras comía el helado, le relató todo que le había sucedido a lo largo de estos días, sin omitir ningún detalle que pronto fuera de importancia. El ambiente se tornó melancólico, recordando a ambos la impotencia de no poder haber hecho nada frente a la muerte y las ataduras de una cama de hospital. Lo menos que podía hacer Garp por Luffy fue transferirle algunos berries para que viviera independientemente, aunque la oferta de irse a vivir con él seguía vigente.

Ambos estaban tensos, recordar esa experiencia ,que aún no era fácil de digerir, les tumbó los ánimos. Garp, al leer el ambiente y ver a su nieto cabizbajo, le planteó la idea de visitar a Sabo, tal vez no sea lo mejor (teniendo en cuenta la experiencia de Luffy y su posible incomodidad), sin embargo la curiosidad de saber sobre el estado de su casi nieto estaba presente.

El dúo tomó una ruta distinta a la determinada al comienzo del día: iban a visitar el hospital. El camino fue silencioso, las mentes de ambos tenían bastante en qué pensar. Luffy se mantenía neutral, sabía que debía ser fuerte, y llorando no resolvería nada. Por otra parte, Garp no paraba de dar vueltas en su mente al asunto, sabía que era imposible haber detenido el accidente de Ace y Sabo, sin embargo tampoco estuvo junto a Luffy hasta este momento. Ambos de alguna forma se arrepentían de sus acciones.

Al llegar al gran edificio blanco se adentraron hasta la recepción, donde una joven, ya prácticamente amiga de Luffy por la recurrencia de este, les indicó la sala de Sabo.

-Quédate aquí- Mencionó el mayor. Luffy accedió mientras se sentaba en las sillas de la sala de espera.

●○~○●

El anciano al ingresar a la sala donde Sabo estaba hospitalizado se llevó una gran sorpresa al verlo tendido en medio de todas esas maquinarias; posiblemente culpándose de la situaciones.
Se situó suavemente cerca de él, apartando algunos de los mechones rubios de su delicada cara, ahora tapada por una cicatriz. Aquel viejo era duro, pero también humano.
Se alarmó de sobremanera al escuchar un leve sonido que salió de los labios de Sabo

-Sabo? Me escuchas?- Alarmado. La pregunta se quedó en el aire, ya que no recibió una respuesta, en cambio, las máquinas que se encargaban de monitorear su ritmo cardíaco sonaban como locas. Algún doctor debió de haber notado el drástico cambio de ambiente en aquella sala sin ápice de esperanzas, hasta ese momento, ya que varios doctores ingresaron, y, por consiguiente, echando al mayor.

-¿Qué está pasando?- Preguntó Luffy a su abuelo.

-Nos vamos- Le respondió fríamente, sosteniendo su brazo y sacándolo de aquel hospital.

Luffy pasaba por aquellos pasillos lleno de preocupación, esperando que el mayor le diera una explicación, y este, al ver que no la recibiría, decide preguntarle de una vez por todas qué está pasando.

-Abuelo, respóndeme, qué tiene Sabo?- Preguntó Luffy, con un tono notorio de desesperación. La poca paciencia que le quedaba acababa de ser evaporada.

-Luffy, Sabo despertó

Y solo esas palabras bastaron para que aquel joven muchacho se diera media vuelta nuevamente hacia el hospital, aunque aquella decisión fue detenida por el mayor.

-No vas a ir, él va a estar bien. Vamos a casa- Trataba de calmarlo mientras le jalaba el brazo.

-No- Luffy siempre se negaba, solo quería ir a casa. Su abuelo le jalaba con más fuerza el brazo, ninguno de los dos cedía.

La línea que separaba a ambos de caerse a puños limpios en medio estacionamiento fue borrada. Luffy le estrelló su puño en el estómago, y, Garp, al tener sus brazos ocupados sosteniendo a Luffy, no se pudo defender a tiempo. El menor aprovechó esta distracción para entrar a toda prisa nuevamente al hospital.

Al entrar las miradas de algunos médicos y pacientes se posaron discretamente en Luffy, no siempre ves a un muchacho correr en los pasillos mientras un anciano lo persigue.

Cuando llegó a la sala de Sabo un doctor y una enfermera no dejaban de anotar cosas en su libreta, mientras Sabo se encontraba sentado en la camilla, viendo curioso a Luffy, recuperando su aliento. Las únicas palabras que Sabo había pronunciado en tanto tiempo fueron:

-¿Quién eres?

●○~○●

Doflamingo se encontraba en el sofá de su mansión, fumando un cigarrillo.

-Law, piénsalo, si te vuelves parte de esta mafia tendrás tu vida resuelta- Doffy trataba de convencer a Law de ser parte de la mafia, pero este no cedía, aunque era mejor tener a la mafia de su lado que en contra.

-Me niego- Sentenció Law, lanzándole miradas frías desde el sofá de cuero.

-Law, tú más que nadie sabes que te conviene...

-Pero no es lo correcto!- Gritó mientras le daba un golpe a la pequeña mesa de cristal, que sostenía un whisky 18 años junto a una estatuilla de barcos piratas.

-Bien, conviértete en un médico o lo que quieras...- Sentenció Doflamingo, levantándose de aquel enorme sofá y dirigiéndose a la terraza.

-Me voy a mi casa- Law se levantó de su silla, saliendo de aquella mansión que le traía malos recuerdos. Él tiene una sencilla casa cerca de la universidad, donde vivía solo y en completa paz.

En las calles de la pequeña ciudad se podía observar el cielo teñido de aquel rosado. Un hermoso paisaje. Law decidió dirigirse primero a el pequeño parque donde siempre trataba de hallar la paz.
Su sorpresa fue grande al encontrarse con Luffy sentado en los columpios, y no exactamente feliz, de hecho, se podían observar algunos rastros de lágrimas.

-No es tu mejor día?- Preguntó el ojeroso, sentándose en el columpio de al lado.

-Tampoco el tuyo shishishi- Aquel pequeño pudo leer a Law como un libro abierto y reconfortándolo con su hermosa sonrisa.

Por otro lado, escondido en un callejón con un plano perfecto de las acciones de Law, Pica, el secuaz de Doflamingo, vigilaba a Law.

-Doffy, ya sé cuál es su punto débil- susurró en su walkie-takie

-Bien, tráemelo

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Hola! Sé que me tardé un poco, pero quería preparar un buen capítulo :D. La próxima actualización será el 10 de agosto (el día de mi cumpleaños ohsi)

Los quiero!! Y un saludito especial para Luffytaro99

-Hanna




Experimento Social {Lawlu}Where stories live. Discover now