Tercer capítulo, Amar y no ser amado

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Me despierto sudando por la pesadilla, temblando por volver a rememorar aquel sentimiento que todavía en alguna parte de mí siento. De los pies a la cabeza, un frio se apodera de mi como cosquillas queriendo decirme lo mal que estoy.

Los músculos se me tensan, y noto el sabor de la angustia debajo de la garganta.

Vivimos con el sueño de encontrar a alguien que nos lleve a una bonita realidad, con alguien que nos despierte y nos duerma poco a poco, con alguien que puedes confiar, tu alma gemela.

Que resulta ser el que menos te esperas, o eso dicen. Cuentan que el amor llega sin avisar, que te saca de cualquier problema, que soluciona maldades y con el solo puedes sonreír.

Pero aquí estoy yo, esperando el amor, desde hace años para que me salve de esta traición y no se porque pero veo, veo y oigo tantas cosas bonitas de él, que la ansiedad de escucharlo junto a mi es el que me sigue manteniendo aquí.

Lo peor es cuando crees que lo escuchas susurrándote.

Tan ilusa fui, tan ilusa soy...

Y es que tengo miedo a que esto dure para siempre, la adolescencia, la etapa más corta y más sufrida de la vida.

En la que cada palabra se mete en tu cabeza encontrándole sentido, cada suspiro se transforma en complejo y es que es tan sumamente injusto. Daria la vida para volver a la época de piruletas, evitar la conversación. Evitar todo lo que he hecho  para llegar a esta mala situación que me tiene encerada en una jaula llamada habitación.

Miro al pomo de la puerta. Las llaves suenan. Me echo hacia atrás hasta tocar la pared. Me siento sin dejar de observar.

El pie me tiembla, temblor que pasa hasta mis brazos, mi cuerpo, mi cabeza, mi mente.

El chirrido de la puerta me deja sorda.

- Carla no chilles, soy una amiga, vengo a ayudarte.

No estoy loca.

No estoy loca.

- No necesito tu AYUDA, PUTA.

Sale una figura de detrás de la puerta. Rubia, rubia y con ojos verdes, tacones altos que nunca me pondré.

- Tranquila Carla.

- NO TIENES DERECHO A LLAMARME. VETE.

- No sabes quién soy. Te voy a llevar a un sitio mejor.

- No, no, no estoy LOCA.- Me tiro del pelo.

Sabéis lo que se siente pensar que alguien piense que no eres normal.

Y si ya sabía que no lo era, sabía que por mucho que me doliera siempre caería en la misma piedra. Y es que tan tonta que doy la vuelta al mismo árbol día tras día.

Pidiendo perdon por cada golpe, aun que no sea mi culpa para no ir a peor. Para no sufrir. Pero nadie lo entiende. No entiende que llega un momento que no puedes más y si, saber que hay gente mucho peor, y sentirte mal, pero no poder remediarlo, el pecho sete hunde sin tu querer.

Cada uno de sus pasos hace que una bomba explote en mi cabeza.

Me siento mareada. Y de repente noto como una aguja atraviesa mi brazo.

Flashback

- ¿Cómo se que está bien y que está mal?

- No lo puedes saber Carla.

- ¿Y qué hago entonces?

- Arriesgarte.

- Pero si me arriesgo puede que este mal, y acabe llorando mami.

- Pues lloras.

- No, no voy a llorar, no me voy arriesgar NUNCA - Salgo corriendo la calle hasta caer encima del suelo.

Nunca me arriesgare, repito. Nunca llegaré a mostrar a nadie mi debilidad.

Fin Flashback

****

Intento abrir los ojos, pero hay demasiada luz, demasiado blanco. Escucho sonidos suaves que cada vez se escuchan más.

- No creo que sobreviva mucho.

Vivir para morir.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant