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Sus manos jugueteaban con una moneda sobre la mesa, la música solo hacían eco en su cabeza acompañadas de las risas y voces, sus ojos viajaron a un hombre quien había llegado a ese bar, su aspecto era extraño, no estaba ebrio pero tampoco estaba l...

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Sus manos jugueteaban con una moneda sobre la mesa, la música solo hacían eco en su cabeza acompañadas de las risas y voces, sus ojos viajaron a un hombre quien había llegado a ese bar, su aspecto era extraño, no estaba ebrio pero tampoco estaba lucido. Se sentó en una de las mesas y comenzó a contar la noticia que en ese entonces considerarían absurda.

Nausitoo había muerto

No muchos lo escuchaban, muchos lo consideraban tonto. ¿Cómo es posible que un dios muera? Pero este simplemente contaba que ese joven dios se había convertido en espuma de mar dejando al mar sin cuidado, sin protección, libre para quien quiera navegarlo, dejando que las criaturas que su hermano había liberado asechen las profundidades.

—Mientes, eso es absurdo, un dios no puede morir

—Si es así ¿A dónde se fue todo su poder?

—A la niña que esa sorciere espera

—Mentiroso

Y un disparo se escuchó.
La música se detuvo en seco, las risas, las voces, todo se mantuvo en un espeluznante silencio mientras el cuerpo del hombre quien le reclamaba caía al suelo sin vida.

Todos giraron y observaron silenciosos al sujeto en la esquina cuya pistola aún humeaba por el disparo. Nadie se atrevió a decir o hacer algo al respecto, pues aquel hombre se trataba del capitán Sookyo.

—Tú. —Señaló al hombre del bar y le indicó que se sentara—. Háblame de esa niña

La avaricia de Sookyo era insaciable, era una leyenda que muchos marineros temían contar. La sed de sangre, de riqueza, de mujeres, de poder, eso aterraba a los dioses porque su poder crecía. Nasutioo el más pequeño de ellos optó porque Urano le quitara todo lo que un mortal ignoraba y que era un don que nunca apreciaban. Con el tiempo Sookyo se dio en cuenta que el licor ya no lo satisfacía, la comida era solo polvo mientras pasaba por su boca y no importaba cuanta compañía pasaba por su cama, la lujuria no era satisfecha, fue entonces cuando Sookyo se dio cuenta de su maldición, podía morir, si, por eso no le temía a la muerte, porque al no tener esos tres elemento en su vida, está ya no tenía sentido vivirla

Chasqueó su lengua y negó con su cabeza. —Nausitoo se metió con una sorciere y ahora todo su poder está dentro de este —Susurró

Si bien no podía arrebatarle el poder que por derecho era suyo, podía deshacerse de él. Sookyo quería que el mar fuera completamente suyo, sin ningún poder que lo proteja.

—¿Dónde dijiste que vive esa sorciere? —Preguntó curioso al temeroso hombre frente a él

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Roseanne sentía que sus pulmones explotarían, John la atacó, ya no había ningún tipo de consideraciones, John la atacaba como si realmente estuvieran en una batalla y como podía Rosé se defendía. Gimoteó cuando esquivó uno de sus ataques y empujó al hombre hasta que su espalda golpeara al suelo del barco con tanta fuerza que casi pudo escuchar su columna crujir, pero lo ignoró, no se detuvo y lo atacó.

Calypso #1 ››j. jaehyun‹‹Where stories live. Discover now