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Bryce

-¡Withingale!

Todo el mundo me miró, y yo, confundido, dirigí la mirada del lugar de procedencia de ese grito. Mi jefe me miraba con los ojos rabiosos, y me indicó que fuera hacia su despacho. «¿Y ahora qué?» pensé con pesadez.
Dejé en una mesa mi libreta y mi bolígrafo, y me dirigí hacia la sala. Después de entrar, el hombre cerró de un portazo, y se sentó, sin deshacerse de su mirada.

-¿Qué ocurre señor? - intenté parecer más calmado de lo que estaba.

-¡¿Dónde está Beacons?! - fue directo al grano.

Me quedé colgado. ¿Como que dónde estaba? Se suponía que hacía 15 minutos que su turno en el restaurante había comenzado.

-Yo he salido de casa antes que él, así que-

-¡No te hagas el tonto! - me interrumpió - ¡¿Me puedes explicar por qué es la quinta vez que llega tarde a trabajar en los últimos 30 días?! ¡Yo no le pago para esto!

-Lo sé señor, pero yo salgo antes que él, así que no puedo saber que hace mientras tanto - me excusé de forma muy obvia.

-¡Me da igual! ¡Esto te lo voy a descontar del sueldo! - al final me iba a dejar sordo con tanto grito - ¡Y ahora, vuelve al trabajo!

-¿Como? Pero señor...

-¡Nada de peros! ¡Largo!

Me señaló la puerta de su despacho con el dedo índice. Yo asentí y me fui. Cuando salí de la sala, todo el mundo me miraba con cara de preocupación, era obvio que habían oído nuestra conversación. Yo simplemente desvié la mirada y continué con mi trabajo.

Si ya íbamos cortos de dinero, que ahora esto nos pasara no nos venía bien. Y además, ¿por qué me lo descontaba a mi? Yo no tenía la culpa. Claude nunca iba a dejar de ser irresponsable, estaba claro, pero ya era un adulo, y no pensaba controlarlo todo el día. Cuando volviéramos a casa ya lo hablaríamos con calma.

-Toma, relájate un poco - me sirvió un café el cocinero de pelo azabache - Desde esta mañana estás muy tenso

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-Toma, relájate un poco - me sirvió un café el cocinero de pelo azabache - Desde esta mañana estás muy tenso. El jefe te ha gritado de nuevo por Claude, ¿verdad?

Él me miró, y con sus ojos grises fijos en mi sonrió. Él había trabajado conmigo desde que salí del instituto y me puse a trabajar allí. Siempre había sido amable y charlaba conmigo en su hora del descanso, que coincidía justo con la mía. La verdad es que agradecía tenerlo allí, la rutina no se me hacía tan aburrida.

-¿Por qué eres tan bueno conmigo Ike? - agarré el vaso y di un sorbo a la bebida.

-¿Como que por qué? Somos amigos.

Ike me sonrió de nuevo mientras se sentaba delante mia. ¿No se cansaba nunca de sonreír o qué? Era una característica muy propia de él. No era una sonrisa como la de Claude, pícara y burlona, sino una de amable y sincera. Ike era una persona muy feliz. Le admiraba. Desde que mis padres fallecieron, nunca conseguí recuperar esa felicidad, y aunque Claude me alegrara un poco los días, no era lo mismo. Aunque claro, él no debía estar en la misma situación, seguramente tenía a sus padres o hermanos con él, y quizás también pareja.

-Oye, Bryce - interrumpió mis pensamientos - ¿Estás bien?

-¿Eh? Sí, claro - respondí, y miré el reloj - Pero en 5 minutos se me acaba el descanso, así que mejor me preparo para volver al trabajo.

-Claro, ¡con ánimos! - esbozó su sonrisa de nuevo.

-Tenemos que hablar - le dije a Claude nada más él entró en casa

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-Tenemos que hablar - le dije a Claude nada más él entró en casa.

-No - me respondió.

Odio cuando respondía de forma fan directa. Tenía la costumbre de ni siquiera plantearse que le habían preguntado. Le podías preguntar 2 + 2 y él te respondería 5 por no pensar antes de hablar. Esos pequeños toques de Claude me ponían negro.

-¿Por qué no? - permanecí con calma.

-Porque cuando en una pareja uno de los dos dice "tenemos que hablar" significa que van a cortar la relación - respondió mientras se sentaba en el sofá.

-Tú y yo no somos pareja - le dije fríamente.

-Por eso, si no puedes cortar la relación, significa que me vas a decir algo peor - continuó.

-En serio eres tonto tío.

A veces me planteaba si estaba hablando con una persona de 10 o de 18 años, porque había veces que parecía la primera. Si a Claude no le interesaba escuchar algo, simplemente no lo hacía, o decía cualquier tontería para librarse. Porque así era él, tan pasota y feliz como siempre.
«Aún sigo sin entender como llevo 13 años soportándote, pelirojo retrasado» pensé. Pero no iba a decirlo en voz alta, me dije a mi mismo que iba a hablar con él con calma y eso haría.

-A ver, escúchame porfavor - le dije después de un silencio.

-¿Qué pasa? - no despegó los ojos de la televisión.

-¿Por qué has vuelto a llegar tarde? - me miró nervioso - Eso no me molestaría si no fuera porque el jefe me regaña a mi.

-Bueno, pero solo te he regañado - me miró - He llegado tarde porque me he despistado en la ducha, no volverá a pasar.

-Vale, pero esque no solo me ha gritado - bajé la mirada - Me lo va a descontar del sueldo esta vez.

Claude simplemente hizo unos ojos como platos. Por lo visto se lo esperaba tan poco como yo.

-¡¿Qué?! - gritó - No señor, esto si que no.

Se levantó del sofá y se dirigió a la entrada de nuestro piso. Agarró su abrigo y abrió la puerta.

-Claude, ¿dónde vas? - le seguí.

-Voy a cantale las cuarenta a ese idiota, ya verás como no nos descuenta nada este mes.

Acto seguido cerró la puerta delante de mi cara. Claude era increiblemente temparamental, no había duda, por eso hablé tranquilamente con él, pero así acabamos. Era obvio que nada iba a frenarle, así que ya ni lo intentaba, no me iba a servir de nada. Aunque tenía algo de angustia por saber qué iba a pasar. Nuestro jefe, el señor White, era también una persona muy rabiosa, y me temía que a Claude también le bajara el sueldo o algo por el estilo. «Dudo que lo eche del restaurante porque allí tienen mucho trabajo, pero no creo que salga de allí de rositas»
Tenía una sensación de preocupación recorriendome el cuerpo. Si tuviera que preocuparme por cada tontería que Claude hacía me iba a volver loco, pero esta vez, la tontería podía traer consecuencias serias, estaba seguro.

-No debería haberle dejado marchar - me dije a mi mismo.

Por ti lo que sea [Inazuma Eleven] Where stories live. Discover now