❤️Capítulo 23❤️

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17 nalgadas

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17 nalgadas.

El maldito no llegó a las veinte solamente porque le tuve que rogar que parara.

¡Yo! ¡Rogando!

Ahora no solo me duele la entrepierna, sino que también el culo. Fantástico.

Primer día de Eros aquí y ya a causado cosas en mí que ni en los meses en que lo conocí causó.

Aguantando las ganas de reclamar miro por la ventanilla del auto y cruzo los brazos sobre mi pecho.

–Es extraño verte callada, amor ¿todo bien?– pregunta como si no hubiera echo nada.

–Cuando hablo te quejas, cuando me cayo te quejas ¿no puedes decidirte, mi vida?– sonrío hipócrita al decir el apodo.

–Puedes hablar si te apetece, solo no digas cosas que pueden conllevar a...castigos, nena– explica sonriendo con malicia.

Mientras lo miraba con ojos entrecerrados, el chófer del taxi nos miró por el espejo retrovisor y dijo algo que, sin saberlo, comenzaría otra pelea.

–¿Hacia dónde los llevo?

Sin dudar contesté apurada.

–Al hospital central.

–¿Qué?– dudoso Eros se acercó a mi oído y me susurró –¿Acaso tu vagina aún duele, princesa?

Coloqué mi mano sobre su pecho y lo alejé ignorando mi sonrojo, que había comenzado a calentar mi rostro.

–Debemos ir a ver cómo está Gabriel.

Gruñendo miró hacia el frente y cruzó sus brazos como niño pequeño.

El conductor rió por lo bajo desde el asiento delantero y aumentó un poco la velocidad del automóvil.

–¿Acaso te importa? porque si es así puedo tomar un vuelo e irme, para dejar que se casen con calma– dice con sarcasmo y enojo mezclado.

Sin poder evitarlo empiezo a reír a carcajadas.

–¿A sí? ¿harías eso?– esta vez la que sonríe con malicia soy yo y me acerco a su oído como él lo había echo antes –¿Y no te importa lo que podría pasar en la luna de miel?

Saboreé mi victoria al ver como sus puños apretaron con fuera el asiento.

El diosito griego estaba recibiendo un poco de su propia medicina.

–Mejor me tomaré ese vuelo contigo en mi maleta.

–No sería muy cómodo, papi– digo desafiándolo con la mirada.

–Puedo enseñarte muchas posiciones para que te sientas cómoda– siguió susurrando, pero ahora sus labios rosaban mi cuello.

Mi piel ya se encontraba erizada y la adrenalina subía al imaginar lo que él estaba insinuando.

Obsesión en Línea (+18)Where stories live. Discover now