01.- Naranja y Mora

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

Palabras: 967.

01.- Naranja y mora

No estaba del todo segura de si eso era una idea genial o una idea pésima, pero al regresar a París, la arrolló la nostalgia. No se atrevía a ver a Adrien, no después de cómo había acabado todo, no tras haber perdido totalmente los papeles, después de haberle soltado todos aquellos reproches crueles buscando hacerle el máximo daño. Necesitaba a una persona pacífica y calmada con la que hablar. De acuerdo, Marinette no era precisamente "calmada", pero la hacía sentir cómoda y había sido su primera amiga.

Miró la hora en el móvil impaciente, había olvidado que la puntualidad no se contaba entre las cualidades de su amiga. Sólo eran cinco minutos, pero, aún y así, la hacía poner nerviosa. La vio cruzar corriendo, tropezando consigo misma, manteniendo el equilibrio milagrosamente.

—¡Lo siento, lo siento, lo siento!

—Bueno, tampoco me has hecho esperar tanto.

—Lo siento de verdad, mi padre ha decidido que vaciarme un saco de harina por encima era una gran idea y he tenido que subir para cambiarme y...

—Hola —cortó Kagami.

—Ho-hola.

Marinette se había cortado el pelo, no era un corte drástico, pero con ello había borrado a la adolescente que, con el pelo suelto, le había robado el aliento en la azotea de Le Grand Paris. Kagami sonrió al ver su naricilla salpicada de pecas y sus mejillas tiernamente sonrojadas.

—Has cambiado —susurró la nipona.

—Tú también —replicó Marinette, tampoco era algo raro si tenían en cuenta que ahora tenían veintitrés años en vez de quince—. Y debo de admitir que me ha sorprendido mucho tu mensaje, bueno yo... no esperaba que de entre todas las personas de París te apeteciese verme a mí.

Un breve destello de duda brilló en sus ojos castaños. Ella que nunca dudaba, Marinette le sonrió.

—¿Es que ya no somos amigas?

—¿Qué? ¡No! Quiero decir que ¡sí que lo somos! —balbuceó moviendo las manos nerviosa—. Pero, bueno, nos distanciamos con lo de Adrien y...

—Entonces creo que deberíamos retomar nuestra amistad sin que ese idiota se interponga.

La sonrisa pura y sincera de Marinette le aceleró el pulso.

—¿Qué te apetece hacer?

—¿Tomamos unos batidos? —inquirió Kagami encogiéndose de hombros.

—¡Batidos! ¡Genial! Han abierto un sitio nuevo, te encantará.

Siguiendo a Marinette por aquellas calles demasiado familiares, Kagami, sintió que necesitaba crear recuerdos nuevos para que el fantasma de Adrien dejase de acosarla en cada esquina.

Kagami frunció el ceño al oír una vieja cancioncilla que había empezado a amarillear entre sus recuerdos. André el heladero meneaba el trasero mientras cantaba y preparaba una combinación de sabores para sus enamorados clientes. Se detuvo logrando que su compañera lo hiciera también y la mirase con curiosidad.

Años atrás André se había ofrecido a hacerles un helado a medida: naranja y mora. Aquel día, en parte le había parecido absurdo, ella salía con Adrien y Marinette era una piedrecilla en mitad de su camino, obstinada y molesta, siempre dispuesta a robarle la atención de Adrien. Sin embargo, Marinette, no tenía la culpa de su fracaso.

No podía decir que la adolescente con coletas le hubiera sido alguna vez indiferente, la había odiado, la había apreciado y, en algún momento, en aquella azotea del hotel Le Grand Paris había robado el aire a su alrededor.

—Helado —musitó apuntando con el índice al heladero.

—Helado, genial, no seré yo la que se queje —aceptó Marinette con gusto.

Siguió a la nipona hasta el puente de las Artes en el que André acababa de atender a una pareja de turistas. El heladero frunció el ceño un instante, reconociendo a las dos chicas que habían salido con Adrien Agreste, las dos chicas con las que su helado había fracasado estrepitosamente.

—¡Ah, Marinette y...!

—Kagami —musitó la diseñadora.

—¡Y Kagami! Por supuesto.

—Queremos el helado perfecto para nosotras —declaró con seguridad Kagami.

—Muy bien, naranja y mora entonces.

El heladero canturreó mientras amontonaba con cuidado las bolas de helado, se lo tendió a Kagami que lo sujetó con firmeza para pasárselo a Marinette y poder pagar.

—¿Nos sentamos al lado del río?

—Claro —aceptó la esgrimista—. A la sombra.

Marinette hizo una mueca sorprendida por la respuesta brusca, pero se esforzó por sonreír y acompañarla en busca de un espacio perfecto a la sombra.

—¿Kagami, puedo hacerte una pregunta?

—Acabas de hacérmela.

—Ya, bueno, no era eso —balbuceó. La nipona asintió animándola a hacérsela—. ¿Has vuelto para quedarte o son unas vacaciones?

—Me he cansado de esconderme —declaró señalando un banco a la sombra con la palma de la mano—. Un idiota no va a decidir en qué ciudad voy a vivir.

Era un poco injusto que hablase así en referencia a Adrien, la decisión de marcharse había sido de ella, él no la había obligado a irse. Tampoco era el único culpable del fracaso de aquella relación, ella se había metido en medio sin pretenderlo, pero no la estaba culpando de nada.

Se dejaron caer en el banco, Marinette tomó un poco de helado con la cucharilla y lo saboreó cerrando los ojos.

—¡Está delicioso! Nunca me habría imaginado que la naranja y la mora combinasen tan bien.

—¿En serio? —preguntó Kagami arrollada por aquel olvidado cosquilleo en la boca del estómago.

—¡Sí! ¡Pruébalo!

La diseñadora cargó la cucharilla de helado y se la ofreció, Kagami se atrevió a moverse, aunque no de la manera que esperaba Marinette, pasó de largo la cucharilla cargada de helado que le tendía hasta que alcanzó sus labios.

—Pues sí que sabe bien la combinación —siseó Kagami lamiéndose los labios.

Marinette soltó una risita nerviosa, con la cara roja.

—¿Puedo volver a probarlo? Sólo para estar segura.

La joven diseñadora se comió el helado de la cuchara y asintió cerrando los ojos con fuerza nerviosa esperando aquel segundo beso.

Fin

Notas de la autora:
¡Hola! Swiftaculous nos lanzó la idea de una MarigamiWeek y aquí estoy yo entrando de cabeza porque son superbonitas juntas. Serán siete drabbles entre las 500 y las 1000 palabras, están interrelacionados, aunque no tengan continuidad; se pueden leer de manera independiente sin problemas.
Comentarios homófobos, bífobos o LGBT+fobos serán reportados y eliminados, si no te gusta, simplemente, no lo leas.
Espero que os guste. Mañana más.

Naranja y MoraWhere stories live. Discover now