dos ; los ángeles

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NARRA GAVIN

Me siento en la cama despertándome, paso mi dedo suave contra mi nariz, la alergia de las mañanas, despeino mi cabello y miro el reloj, las once del mediodía, tenía media hora para alistarme y llegar a tiempo a la cita.

En tan solo unos días debía irme a New York, ahora mismo estaba parando en Los Ángeles de visita, me quedaba en la casa de mi hermana porque éramos muy unidos a pesar de que no viviéramos cerca, ella y mi sobrino eran mis personas favoritas en el mundo.

Luego de relajar unos días en México no había nada mejor que visitar a mi familia, cuando regresara a New York tendría mucho trabajo gracias a un papel que me habían ofrecido, por lo tanto debía aprovechar cada segundo.

Y mientras estaba con mi hermana, bueno, ella aprovechaba para que la ayudara con su trabajo. Dirigía una importante revista de cultura general, tenía varias secciones interesantes, y normalmente me pedía que tomara fotos para sus artículos.

La última vez que estuve aquí de visita intenté explicarle que no iba dedicarme más a eso, que solo lo hacía por placer, que quería ser reconocido por mi carrera de actor la cual recién estaba tomando el rumbo que finalmente quería pero... ¿Quién le puede decir que no a la carita que mi hermana ponía?

Chloe era una negociadora. Me preocupaba que el pequeño Liam pudiera ser igual en cuanto aprendiera a hablar. Ya lo imaginaba, comprándome para que le dé dulces o amenazando con contar cosas que no quería a su madre.

En fin, tenía que tomar unas fotos para su entrevista, no era el fin del mundo después de todo, pero si era un tanto incomodo que me dijeran que fotografiar.

Ya saben, la fotografía es arte, no puedes decirle al pintor que va a surgir de su mente y su pincel. Para mí era lo mismo con los fotógrafos, sin embargo, no podía entregar una foto de mis vacaciones si la entrevista se vinculaba a las prácticas de vuelo.

Aparentemente ese era todo el centro de la nota. Lo sorprendente de que algo como volar, vinculado a los pilotos que te posibilitan ir de un país a otro, estaba al alcance de cualquier ciudadano que tomara los cursos como quien aprendiera a manejar, y allí entraba esta academia y Josephine Laufer, la directora y entrevistada. Me informé bien para que mis fotos tuvieran sentido al momento de tomarlas y no fuera solo una imagen que podría ser extraída de Google.

-Ya me voy, deséame suerte.

-Cuídate, y ponte un saco, esta húmedo y llovizna. -Sentí que mi hermana canturreó detrás de mí cuando yo salía por la puerta.

Manejé unos 30 minutos hasta que llegue al dichoso lugar.

El paisaje de Los Ángeles era precioso, aún más con el gris del cielo. Conducía por la costa, mirando al mar y las playas cuando recordé. Ese muchacho castaño, Ross ¿Qué habría sido de él? Vivía aquí ¿Sería muy extraño que lo buscara?

No iba a mentir, Instagram era de mucha ayuda y cuando tipeé "Ross" muchos de ellos habían aparecido, hasta fan accounts del personaje de Friends, pero no fue difícil encontrarlo, su cuenta estaba verificada y cuando entré en su perfil no podía ser otro que él.

Claro, estaba rubio, pero una publicación de hace unos días, con la ubicación de Cabo, mostraba fotos de él y su numerosa familia, y si, su castaño resplandecía con los rayos del sol.

Aunque cualquiera de los dos tintes de cabello le quedaban maravillosos.

Me mordí recordando.

Estaba feliz de encontrarlo pero no me animé a seguirlo, había pasado una semana... ¿Pensaría en mí del modo que yo lo hacía? La verdad me avergonzaba exponerme a que notara que lo había estado buscando por las redes si solo había sido otro amigo con el que compartió tragos una alocada noche en México.

PAUSADA | Afterglow (Ross Lynch & Gavin Leathergood)Where stories live. Discover now