Capítulo 5

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En la habitación se oían suaves gemidos, la joven castaña sentía su ego crecer al escuchar lo que provocaba en su pareja. Dejando húmedos besos en toda su pálida piel, mientras bajaba hacia sus pechos. Con dos de sus dedos que estimulaba el centro de la rubia, quien estaba absorta en placer.

Todo en ese momento embriagaba los sentidos de la felina. El cuarto repleto por su esencia, escuchar su voz llena de placer, la leve irritación en su piel al sentir como esta enterraba sus uñas. Se sentía plena sin necesidad de que su contraria la tocara. Ella encontraba placer y satisfacción con sólo ver lo que provoca en la otra. Pero todo acabó cuando de repente sintió como los brazos de su pareja la empujaban con algo de fuerza, haciéndola retroceder, quedando sentada en la cama. Sorprendida ante la brusquedad de ese acto, dirigió su mirada hacia el rostro de su novia.

Se sorprendió al ver la mueca contraída que reflejaba dolor.

— ¿Hey Adora, qué sucede? —Preguntó preocupada, alterándose aún más para comprobar el estado de su compañera.

Ensanchó sus ojos al ver como la rubia se sujetaba el vientre con fuerza, con temor bajó su mirada y constató con horror lo que temía. Las púrpuras sábanas ahora albergaban una mancha roja que poco a poco cobraba más terreno.

Subió su mirada horrorizada, buscando conectar con la de su pareja. Sólo encontró un rostro afligido y lleno de lágrimas

Alterada se levantó de la cama, sus manos temblaban mientras las acercaba a su amada y la abrazaba con delicadeza. Proporcionó unas suaves caricias en el rubio cabello y con mucha dificultada, exteriorizó su próxima acción.

— Iré a buscar ayuda —Estaba muy asustada, no quería dejar a su pareja, pero no tenía otra opción.

— No, por favor... no me dejes —Podía ver el miedo que ella sentía, en verdad quería quedarse, pero su novia e hijo estaban en peligro.

— Princesa, es necesario, no te puedes quedar así, necesitamos ayuda —Debía mantener la calma y hacer las cosas con lógica.

Se alejó y dio unos cuantos pasos, hasta ser detenida por la voz de Adora

Espera, eso es usare a She-ra, no te vayas —Dice con dolor en su voz.

Tenía mucho miedo, no quería pensar en lo que estaba pasando.

Extendió su mano y trató de concentrar su energía en She-ra, ante la atenta mirada de su pareja. Pero lo único que pudo sentir fue una dolorosa corriente eléctrica que la atravesaba provocando que contrajera de dolor.

Ante este acto Catra comenzó a correr fuera de la habitación hacia la de Castaspella. Sabía que la hechicera podría ayudar a su pareja, estaba tan desesperada que no le importó correr en ropa interior por todos los pasillos, hasta llegar a su destino, comenzando a golpear con excesiva fuerza. Cuando la maga abrió la puerta, sólo pudo ver el rostro afligido de la joven.

— Es Adora —Sin mediar más palabra, la castaña sujetó la mano de la mujer mayor y comenzaron a correr.

Entraron al lugar donde se encontraba la joven rubia, quien ahora lloraba sin consuelo, y al verla, Catra se acercó para cubrirla con una frazada y tratar de reconfortarla. Mientras sus ojos también derramaban lágrimas en silencio.

La hechicera aún sorprendida de lo que estaba pasando, con cuidado ayudó a la felina a levantar a la rubia. Con temor a lo que se avecinaba, colocó sus manos en el vientre de la joven, comenzando a trasmitir energía para sanar el joven cuerpo. Con mucha tristeza vio a la pareja, quien sin necesidad de palabras, entendió lo que pasaba.

— Lo siento —Alejó sus manos, mientras veía como Adora se aferraba al cuerpo de la castaña—, ya no hay nada que se pueda hacer-

— No, no, ¡No! —Exclamó con desesperación la rubia con lágrimas brotando de sus ojos— Por favor, por favor, debe haber algo que puedas hacer.

La castaña veía todo lo que pasaba en cámara lenta, todo se volvió sofocante, le dolía el pecho ¿Qué había pasado? ¿Este era su castigo por el daño que había causado? Pero ¿por qué tenía que sufrir también su amada?

La trató de aferrar a sus brazos pero fue empujada por la rubia, que la miraba con ira y odio.

— Esto es tu culpa —Soltó con furia—, si no fueras un sucio animal, mi cuerpo no hubiera rechazado a nuestro hijo.

— ¿Qué? —Preguntó desconcertada y muy dolida, Adora jamás había rechazado lo que ella era.

— Me prometiste que ibas a cuidarnos, nos fallaste —Continuó, mientras saltaba a golpear a la felina.

Catra no entendía por qué decía esas cosas, le dolía más lo que su compañera expresaba que los golpes que le propinaba. Trató de hablar pero el aire le faltaba, no podía respirar y de un momento a otro todo se volvió oscuro.

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De repente escuchaba voces en su cabeza que se burlaban de ella, de sus desgracias y de cómo aún después de hacer lo correcto, sus errores la perseguían.

Con un sobresalto, cayó de la cama aún envuelta en las sabanas, miró hacia todos lados, encontrando a Melog acostado en el sofá, echó un vistazo a la cama y contempló el preocupado rostro de Adora.

— ¿Cariño estas bien? —Preguntó la rubia, llevando una mano hacia el rostro de la felina que estaba bañado en lágrimas— Sólo fue una pesadilla, vamos, sube a la cama.

Con movimientos casi mecánicos, se recostó nuevamente, pensando en la horrible jugada que le hizo su mente, dirigió su mirada a la rubia, quien también la miraba, tratando de trasmitirle tranquilidad.

— ¿Catra, quieres hablar de tu sueño? —Preguntó con suavidad y cariño, mientras la atraía en un abrazo y darle un dulce beso.

Ambas se separaron del beso y juntaron sus frentes mientras se veían a los ojos. La morena tomó aire, lista para revelar sus inseguridades y quedar vulnerable nuevamente ante su pareja.

— Soñé que perdíamos a nuestro bebé, y era rodeada por la oscuridad... —Se sentía afectada, sus miedos y dudas se sentían peor cuando hablaba de ellos, no estaba aún acostumbrada a hablar tan libre de sus sentimientos, tanto que le aterraba, porque en una pequeña de sí misma, se sentía débil por sentirse así, a pesar de saber que no había necesidad de temer por sentir— Tú me odiabas, sé que es sólo algo en mi mente, pero aún me hace dudar que no merezco todo esto. Estar aquí contigo, después de todo lo que hice.

La rubia se sorprendió un poco ante la revelación, no sabía que su novia se sentía de esa manera, todos estos meses ella había liderado con tanta pasión a los Hordeanos es las reconstrucciones de pueblos dañados por la guerra. Sabía que lo hacía para tratar de redimirse, pero no pensó que aún se sentía tan dolida y responsable.

— Yo sé... —Trató de pensar lo mejor que pudo sus palabras para confortas a su pareja— yo sé que aún te sientes culpable Catra, pero era una guerra y tú hacías tu trabajo, sé que mucho de eso vino de ti, pero cuando la oportunidad se dio, hiciste lo correcto —Sujetó el rostro de su compañera, le dio un beso y continuó—. Salvaste a Etheria, me salvaste a mí, sin ti este momento no existiría, sé que es difícil, pero poco a poco iremos sanando nuestras heridas juntas.

Ambas quedaron en silencio mientras la de ojos bicolores no podía evitar contemplar a la rubia bajo una nueva luz y luego sonrió.

— ¿Desde cuándo te volviste tan madura e inteligente? —Preguntó, comenzando a reír, aliviando la tensión que había aparecido en su cuerpo.

— Creo que es la maternidad —Contesto también sonriendo, elevando sus hombros levemente.

Entre risas y mimos la pareja volvió a dormir abrazadas para confortarse la una a la otra, tratando que de esta forma las heridas en su corazón sanaran.


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Esta algo corto pero escrito con mucho sentimiento espero que les guste y no olviden votar eso llena mi ego y el de Venecia XD

A complicated storyWhere stories live. Discover now