Unas vacaciones diferentes

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Okay, si te dicen que pasaras la cuarenta con tu novio ¿Que esperas que pasará? Probablemente pienses en que tendrán mucho tiempo para estar juntos, tendrán toda la privacidad e intimidad que quieran, y para que vamos a andar con rodeos: tendrán mucho sexo.

Bueno, esas eran mis expectativas, y más aún  cuando mi novio es un sexi vampiro. Pero no, la cuarentena la pasé en Inglaterra junto a Penny —mi mejor amiga y compañera de piso—y mi novio Baz Pitch. Por cierto, tal vez me conoces o tal vez no, soy Simon Snow, hace tiempo fui el gran elegido, el salvador del mundo mágico, eso pasó hace unos pocos años, pero parecen siglos. Ahora soy un chico bastante normal, dentro de lo que cabe cuando tienes alas y cola de diablo, tu mejor amiga es una de las mejores brujas de su generación y tu novio es un vampiro. 

Le suplique a Penny que Baz pudiera pasar la cuarentena con nosotros, y bueno, nadie se resiste a mis ojitos de gatito con botas. Estos meses se han basado en estrés y ansiedad por la pandemia, muy poca privacidad y ver maratones de series los 3 juntos.

Pero eso va a cambiar ahora, porque planee una escapada vacacional con Baz, los dos iremos a una cabaña en medio del bosque que esta junto a un lago y por fin tendremos esa privacidad que tanto necesitamos. Hemos puesto 3 reglas para estas vacaciones:

1. No discutiremos.
2. Nada de magia.
3. Nada de aventuras y peligro.

—Fuera de mi vista, necesito descansar de ustedes y sus cochinadas, además Micah viene en camino y no quiero que se cruce con ustedes.—Dice Penny echándonos del departamento.

—A mi no me vengas con juegos, tu quieres que nos vayamos para poder estar con tu novio, no eres mejor que nosotros—Le digo a mi amiga pilliscandola suavemente.

Baz me abraza por detrás y besa mi cuello.
—Además, prácticamente no hemos hechos cochinadas en cuarentena.—dice este.

—¿Ya olvidaste el incidente del baño?—le recuerda Penny. Ellos ríen mientras yo me sonrojo. Otra razón por la que necesito urgentemente vacaciones.—Tomen sus mascarillas y fuera de mi vista.

Nos despedimos de ella con un beso en la mejilla, nos ponemos las mascarillas y vamos al descapotable que arrendamos, una vez adentro, Baz lo hecha a andar pero este no arranca. El automóvil no funciona, y debemos llegar hoy a la cabaña.

—Súbete a mi espalda y pon un hechizo de invisibilidad sobre nosotros.—le digo.

El me mira alzando una ceja, pero no dice nada y me obedece. Estiro mis alas y alzo vuelo, llegaremos allá como sea.

—Estás loco Snow ¡simplemente demente!—exclama mi novio aterrado, aferrándose a mi.

Luego de muchos gritos y una hora de viaje, aterrizo y Baz nos saca el hechizo de invisibilidad a excepción de mis alas. Aterricé a un kilómetro de la cabaña, en medio del bosque para no aterrar a un normal(no mago). Caminamos tomados de la mano durante unos minutos, cuando entonces Baz me agarra de la cintura atrayéndome hacia el.

—¿Qué planeas Basilton?

—Bésame Simon, necesito tus labios.—me toma del mentón rozando nuestras narices—necesito tus caricias, te necesito mi amor.

—¿Crees que podamos esperar a llegar a la cabaña?—le suplico jadeando.

Nos separamos con mucha fuerza de voluntad, lo único que quisiera en este momento es estar con el, pero tampoco éramos animales.

Al llegar a la cabaña, busco las llaves debajo de una maceta, el dueño se coordinó conmigo solo por mensaje de texto, por lo que nos dejó las llaves escondidas para que no tuviéramos contacto alguno y yo le pagué por transferencia electrónica.

Desempacamos nuestras cosas y colocamos una caja de mascarillas, una de guantes y un higeninizante de manos en el recibidor de la casa, para cuando tengamos que ir a comprar comida. Al asomarme por la ventana escucho a los pájaros cantar.

—¿No es agradable estar en medio de la naturaleza luego de estar encerrados en un departamento luego de tanto tiempo?—le preguntó sentándome en el sofá sobre sus piernas.

—No me importa realmente eso, solo me importa el que estemos solos, solo me importa estar junto a ti.—acerca sus labios a los míos, pero luego arruga su nariz—Cariño, te quiero mucho, pero estas todo sudado y apestas, ve a tomar una ducha mientras yo preparo algo para comer.

Luego de ducharme, vuelvo a la sala y ahí está Baz esperándome con comida. Pero por una vez, no me fijo realmente en la comida, si no en él, es hermoso, realmente hermoso. Me recuerdo en el sofá junto a él y comienzo a besar su cuello lentamente, subiendo hacia el lóbulo de su oreja y mordiendo lo suavemente. Me dirijo hacia sus labios y los saboreo, besarlo es una experiencia afrodisíaca, es increíble, nunca para de ser intenso y nuevo, supongo que es lo que pasa cuando acumulas tensión sexual por tantos años, la puedes disfrazar de odio, puedes ni siquiera notarla por mucho tiempo, pero ahí estará, y era glorioso liberarla. Sus besos eran como una tormenta eléctrica, dejaban caos a donde fueran, provocaban ardiente fuego y eran electrizantes.

Piel con piel, y con nuestros cuerpos entrelazados, me atrevo a preguntarle.
—A pesar de que ya no estemos en cuarentena, aún no hay ninguna vacuna, debemos seguir con el distanciamiento social, no somos realmente libres ¿no te aterra?

Me mira unos segundos antes de contestar y luego me besa en la frente.
—Me da un poco de miedo, pero si me siento libre, estoy contigo. Durante años sentía que mi orientación sexual hacia menos válida mi existencia. Me siento libre mientras pueda decir que te amo.

Unas vacaciones diferentes (Carry On)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora