20. 15 de diciembre de 2023

2.6K 38 21
                                    




Jueves 14 de diciembre de 2023. 22:15h. 3 días para salir de cuentas.

Es la quinta vez que miro la hora en los diez minutos que llevamos dando vueltas al barrio y a mí no se me puede estar haciendo más eterno. Me pesa la barriga, me duelen los tobillos y por cada paso que doy me da la sensación de que he recorrido un kilómetro más. A pesar de que en Madrid hacen cuatro grados ahora mismo, estoy sudando.

- Mario, por favor, vámonos a casa ya. – le suplico por tercera vez.

- Mira, hay luna llena. – me ignora y señala el cielo nublado. – Yo solamente quería, contigo luna llena... - dice cantando la canción.

- Mario te lo digo enserio, no puedo más. – me paro y empiezo a lloriquear.

- Venga, cinco minutos más y nos vamos a casa, te lo prometo. – pasa su brazo sobre mis hombros y continuamos andando. – Piensa que Estela ya está avisando de que quiere salir y necesita que le ayudemos con un empujoncito.

Lo dice porque ayer por la tarde ya tuve contracciones de parto. Fueron muy irregulares, entre una y otra pasaba al menos media hora o incluso más, hasta que pararon, aunque he pasado una noche sintiéndome bastante rara y Estela sin parar de moverse. Lo que más tranquila me dejó es que supe diferenciarlas y supe ver que no eran las contracciones de Braxton que he ido teniendo hasta ahora.

Ese miedo que tenía de no saber distinguir entre unas contracciones y otras se esfumó de un momento a otro. Me quedó claro que las de parto son bastante más intensas, tal y como dijo Soraya en la preparación al parto, aunque por el momento soportables. No sudaron las paredes.

- ¿Pero empujoncito para qué? ¿Para ponerme de parto sola a las 6 de la mañana cuando estés en el rodaje?

Ayer todavía estaba María en casa conmigo cuando empecé a sentir las contracciones, pero si llego a estar sola no me quiero imaginar lo que podría haber pasado.

- Bueno, pero es que el empujoncito puede que funcione hoy, mañana o el domingo. Y si aún así no estoy pues me llamas, que mi hermana va a tener mi móvil con sonido en todo momento, ya lo hemos hablado. – me da un beso en la sien mientras continuamos andando. – Eso sí, me llamas a la primera contracción. – dice amenazándome con el dedo.

- Mario, ya te lo expliqué, - resoplo harta. - si ayer no te avisé fue porque eran muy irregulares y al final pararon, no valía la pena.

- Vale, te voy a repetir yo también lo que te dije ayer. – me mira serio. - ¿Qué pretendías? ¿Llamarme cuando tuvieras contracciones cada dos minutos y no me diera tiempo a llegar?

Ayer ya se enfadó mucho por lo mismo y no tengo ningunas ganas de discutir otra vez. Solo quiero llegar a casa, tumbarme y dormir hasta reventar.

- Vamos a hacer un trato. – me paro y pongo las dos manos sobre mi barriga. – Estela, ni se te ocurra nacer mientras papá esté de rodaje o te castigamos hasta que cumplas los 18, tú eliges.

Mario se ríe y asiente.

- Estoy de acuerdo con el trato. - me toca la barriga riéndose. - Con semejante amenaza yo no me atrevería a llevarle la contraria a mamá.

Tardamos un par de minutos más de lo prometido en llegar a casa, y lo primero que hace Pistacho es ir directo a beber agua, hasta él se ha cansado de dar vueltas como un tiovivo. Mientras, me concentro en superar mi próximo reto: subir las escaleras a la habitación sin morir en el intento. Estoy empezando a odiarlas.

Ahora mismo, hasta ponerme y quitarme los zapatos se me hace un mundo y en momentos así es cuando me acuerdo de María y la frase textual que me dijo ayer mientras tenía las contracciones:

FOREVER YOUNG ♡ BLARIOWhere stories live. Discover now