Prólogo

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|Prólogo|

Prólogo: Bienvenido a Impel Down. 



— Oe chico, levanta.

Con un fuerte zarandeo, un hombre de uniforme y gafas oscuras seguía llamando, o al menos, intentaba llamar al chico al que hacía al menos diez minutos que intentaba despertar de su sueño. Ciertamente desde el principio había estado flipando con el sujeto, porque no era ni el lugar, ni el momento para... "Tomar una siesta". Mucho menos la situación. Volvió a intentarlo, esta vez tirándole de los mofletes, que fueron extrañamente elásticos, y no pasó nada más que el deslizamiento de un camino de baba a través de su boca enormemente abierta. Creyó notar que incluso roncaba. Al guardia empezó a temblarle una ceja mientras observaba como, despreocupadamente, el chico volvía a caer contra el cristal de la ventana, aplastándose la mejilla.


Impel down, la cárcel estatal más prestigiosa e importante de todo el estado, reconocida incluso mundialmente por su régimen de máxima seguridad y su rendimiento excepcional junto con su historial de cero fugas. Su alto standing en métodos de seguridad, así como sus vallas electrificadas hechas con tecnología punta, los mejores y más preparados funcionarios..., le daban una fama increíblemente poderosa alrededor del mundo. Pero lo que de verdad era temible de esa prisión... eran los reclusos. Los criminales más horribles, cuyos delitos iban más allá de la imaginación humana, los cuales eran tan peligrosos que incluso habían sido borrados de los registros y de la faz de la tierra... Era famosa por los reos de ese calibre que ahí residían.


Resumiendo, Impel down era una prisión reservada para crème de la crème del mundo del crimen. Un verdadero nido de asesinos en serie, violadores, psicópatas y peligros para la sociedad.


Y allí era a donde se dirigía el bus acorazado donde iba el guardia que todavía miraba con un tic en el ojo al chico que, perezosamente, se rascaba los cojones mientras seguía babeando contra el cristal. Ese chico, que parecía recién salido del instituto, iba esposado y se dirigía camino a lo que seguro sería un infierno en vida, la peor pesadilla de todo ser humano viviente. Por eso, el guardia estaba que le brotaba entre la lástima y la rabia por las orejas.

Le dio un tirón en la oreja y, cogiendo aire, se agachó hasta estar a su altura. — ¡¡Estamos llegando, mocoso! ¡Levántate de una buena vez, joder!! —le gritó en el oído, y el chaval pegó un brinco en su sitio, despertando de su sueño justo en el momento que la pompa que salía de su nariz estallaba. Miró a su alrededor con ojos perezosos.

— Tengo hambre... —fue lo primero y único que dijo, y el gruñido más salvaje que alguna vez había tenido la oportunidad de conocer brotó de su estómago. Casi se cayó de culo del susto que le pegó. Pero en seguida se recompuso, malhumorado, y le dio la espalda al chico para volver a su puesto de trabajo. Lo había despertado, que era su objetivo.

Con voz seria se apresuró a decir. — Dentro de menos de diez minutos habremos llegado a Impel Down. —y mirándolo de reojo añadió—. Ni se te ocurra volver a dormirte.


***


— Aquí tiene su historial, Sakazuki-san.

En un amplio y ordenado despacho, de cuyas paredes colgaban los retratos de los anteriores jefes de aquella institución, un hombre de alrededor de cuarenta y muchos años con grandes bigotes daba una leve y respetuosa reverencia mientras le extendía un sobre amarillo a otro. Este último, detrás del escritorio, lo tomó sin más y le devolvió una leve inclinación de cabeza.

Imperu Down | All x LuffyOù les histoires vivent. Découvrez maintenant