👨🏻‍💼Ú𝙽𝙸𝙲𝙾👨🏻‍💼

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Park Jimin, un hombre caliente y apuesto, deseado por la mayoría de sus empleados tanto mujeres como hombres, era tan malditamente caliente que con solo verlo o incluso escucharlo hablar, se te mojan las bragas. Park Jimin unos de los empresarios más poderoso de Seúl, dueño de una enorme empresa de publicidad y productos para chicos y chicas.

Él era un hombre muy respetable, imponente, con mucho ego y orgullo, rubio, labios grueso y apetecibles, que cualquiera tiene ganas de probar, sin contar que también tiene un culo increíble. Él es Jefe de su propia empresa y estaba muy orgulloso, empezó desde abajo y ahora está en la cima, todos, absolutamente todos deseaban al increíble Park Jimin o bueno la mayoría.

Todos querían acostarse con él, que estuviera entre sus piernas y hacerlos gritar, todos lo querían y Jungkook no era la excepción, este era el secretario de Jimin, un chico pelinegro, un poco más bajo que el rubio, era un chico un poco moreno, ojos de bambi, nariz un poco grande pero hermosa, labios delgados y apetecibles, tenía un pequeño lunar debajo de estos.

El pelinegro a decir verdad siempre sintió deseo por el rubio pero más que todo amor, si amor, por qué lo amaba, amaba a su jefe, desde que lo conoció había quedado jodidamente hipnotizado por la belleza de su hermoso jefe, se dio cuenta que estaba totalmente enamorado el día que probó sus labios, aún que solo había sido un pequeño roce por accidente, lo había dejado muy mal, avergonzado y muy sonrojado, ese día se dio cuenta que necesitaba de él, que lo quería y no solo para ser follado sino también para ser su pareja, su novio, su esposo, quería todo con su jefe Park, y podía por que todos sabían que el jefe era bisexual, pero aún que "podía" era un no.

Jungkook siempre trato muy bien a su jefe, le hablaba con cariño y mucho amor, tal vez así podía ablandar el corazón de su jefecito, pero por más que lo hacía nada cambiaba. Llevaba alrededor de tres años trabajando para él, le fue inevitable enamorarse más de un hombre tan apuesto e imponente como Jimin.

Jeon todas las mañanas, le daba los buenos días a su jefe, le decía lo bien que se miraba e incluso le preparaba su café favorito, pero este todo el tiempo lo ignoraba y Jungkook mentiría si dijera que eso no le afectaba, pero lo hacía, cada vez que su jefe le hablaba de mala gana o lo miraba con asco e indiferencia, su pequeño corazoncito lleno de amor se partía en mil pedazos, ver como el hombre que más amaba en muchas ocasiones metía hombres y mujeres a su oficina, le daban unas enormes ganas de llorar y quedarse en su casa envuelto en sus sábanas color rosa para seguir llorando. Lo manda demasiado, pero estaba decidido, le diría que estaba jodidamente enamorado de él y que lo amaba, si este le correspondía sería el hombre más feliz del mundo, pero decidió que si pasaba todo lo contrario, renunciaría al trabajo, ya no aguantaba más seguir sufriendo por un amor qué tal vez nunca iba a ser correspondido.

Ahí se encontraba nuevamente Jeon tan temprano en la empresa de su hombre amado, siempre llegaba diez minutos antes que el contrario y cuando esté llegaba, Jungkook lo recibía con todas las vibras del mundo, pero este únicamente lo ignoraba. Estaba sentado en el escritorio que estaba a la par de la puerta de su jefe, atento al elevador para ver cuando llegaba su precioso jefe.

Las puertas del elevador se abrieron y Jungkook volteó a ver entusiasmado, pero solo eran los demás empleados, por lo que siguió esperando, pasaron alrededor de cinco minutos y Jeon con sus esperanzas decaídas volteó al elevador y allí se encontraba el hombre que más amaba, que había hecho sus corazón estrujar de felicidad y tristeza, sonrió y rápidamente se levantó de su asiento para saludar a Park, cuando este paso frente a él.

— Buenos días, señor Park.— hizo una reverencia y le sonrió esperando que este le devolviera el saludo, pero eso nunca sucedió, ya se había acostumbrado— espero haya amanecido bien, se ve excelente— halago pero de nuevo, este lo ignoró, decir que cada vez que el rubio hacia eso su corazón no dolía era una simple mentira, pero él no se quería sentir mal por eso.

彡Office彡 [Jikook OS]Where stories live. Discover now