3

607 65 110
                                    

Varios días habían trascurrido desde aquel incidente en la posada. Sonic pensó que gracias a esto, Flashy daría marcha atrás, se olvidaría nuevamente de él y no volvería a buscarle. O al menos esto era lo que quería y esperaba; sin embargo, fue todo lo contrario.

Fueron sólo un par de días en que perdió de nuevo todo contacto con el rubio, luego, justo como en ese instante, Flashy aparecía e irrumpía constantemente sus entrenamientos en medio del bosque.

El primer día en que esto sucedió, le atacó por instinto al sentir su presencia en medio de los árboles, pero claramente, el héroe ninja esquivó con facilidad la shuriken que le fue lanzada, saltando frente a él.
Sonic ni siquiera tuvo tiempo para seguir mostrándose enojado, y tampoco quería parecer demasiado inquieto a su lado, así que simplemente le dejó estar allí y continuó entrenando, como si no le importara en absoluto su presencia o el hecho de que no le apartara de su vista ni un segundo.

Los siguientes días fueron parecidos, con la leve diferencia de que el rubio empezó a insistir en practicar juntos algunas técnicas de shuriken y de espada.

Si ignoraba por completo todo lo que habían pasado, Sonic no podía negar que Flashy era un excelente compañero de entrenamiento con el cual tenía una abrumante química. Tenía que aceptarlo y aprovecharlo.

Bien, tal vez podía lidiar con esa situación. Al fin y al cabo solo le estaba utilizando para volverse más fuerte, o al menos quería convencerse fuertemente de ello. Tenía en claro que no se involucraría con él en nada que fuera distinto a entrenar, y tal vez liberar su enojo con este.

Necesitaba mantenerse enfocado, pero con el pasar de los días, este objetivo se le hacía cada vez más complicado, más, cuando el rubio parecía querer romper aquella barrera invisible que interpuso entre los dos.

Él no era tonto, y podía notar que Flashy intentaba, sin mucho disimulo, sacar conversaciones casuales y acercarse a él más de lo debido. Se le hacía extraño el repentino interés, y por más que lo intentara, no lograba entender el por qué de este actuar.

Sonic decidió apartar esos pensamientos y optó por enfocarse en la situación actual en la que se encontraban. En ese instante habían decidido, o mejor dicho, fue retado por el rubio a un combate defensivo para medir la velocidad de sus movimientos.

El objetivo era simple: Inmovilizar al oponente. Además, estaban hablando de velocidad, por supuesto que Sonic aceptaría sin dudar, y por otra parte, el perdedor debería afrontar una penitencia, lo que aumentaba su emoción e interés.

El rubio era la única persona con quien podía enfrentarse en mismas condiciones a una competencia de este estilo.
Saitama no cuenta por cuestiones justas, y con su estúpido discípulo, aunque fuera una opción, ni siquiera soportan verse.

–¡Já! Espero que tu tonto orgullo de héroe pueda soportar la derrota –exclamó el pelinegro cruzando sus brazos con confianza.

Flashy no respondió, sin embargo, sus labios se curvaron en una leve sonrisa ladina.

Sonic chasqueó la lengua y giró sus ojos al notar aquello, y en cuestión de segundos ya se encontraba atacando al rubio para empezar el combate.
Los rápidos movimientos imperceptibles ante el ojo de cualquier humano normal, agitaban fuertemente las hojas de los árboles en los cuales saltaban de vez en cuando buscando la posición adecuada para el contraataque.

Extrañamente, Flashy parecía solo estar esquivando sus ataques, y de vez en cuando, se colocaba detrás de él pareciendo que se lanzaría encima suyo sin más, haciéndole retroceder por la cercanía.

Aquella forma de luchar era nada común en el rubio, y le empezaba a molestar la leve expresión de confianza que había en su rostro, así que en un impulso, soltó ágilmente y a escondidas, algunas shuriken explosivas para entorpecer su visión. Las armas cumplieron su objetivo a la perfección, en un instante el área se llenó de humo impidiendo que Flashy pudiera localizar su posición; sin embargo, cuando se encontraba listo para atacar y dar por sentada su victoria, un quejido provino en medio de todo el humo y polvo.

Dos Caminos | Flashonic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora