6. Escape

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Brunnhilde y Bruce siguieron a Syrina por el palacio del Gran Maestro. Ella no se molestó en mover un dedo para deshacerse de los guardias que se atrevieron a cuestionar su presencia en la sala de entrenamiento, sino que sólo usó su voz hechizante y les ordenó retirarse. Con sus ojos todavía brillando como el oro, tomó uno de los disparadores grandes y se lo lanzó a Brunnhilde, quien lo atrapó en el aire sin dificultad.

—¿Sabes disparar? —le preguntó a Bruce, tendiéndole un disparador del tamaño de su antebrazo. El midgardiano negó con la cabeza— No es difícil. Sólo apunta y presiona este botón. Trata de dar en el estómago y a cierta distancia, si no quieres que el alcance de la explosión te golpeé.

—¿Esto dispara explosivos?

Syrina se encogió de hombros.

—Más o menos.

Bruce tragó con dificultad. A diferencia de Hulk, no era un gran fanático de la violencia.

—Pareces débil —notó, evaluando su complexión—. Mantente detrás de mí o de Brunnhilde.

—¿No está ebria? —susurró, mirando de soslayo a la valquiria, que estaba recogiendo más armas de las repisas.

—Tranquilo, sólo la he visto desmayarse después de cinco días de borrachera. Estarás bien —le dijo, palmeándole el hombro—. Vamos. Los prisioneros están en la planta de abajo.

Armados y alerta, bajaron al siguiente piso del palacio, donde los prisioneros residían en una habitación circular que daba la ilusión de no tener fin.

—Háganse a un lado —murmuró Brunnhilde, posicionándose firmemente frente a la puerta de la prisión.

Sostuvo en alto el disparador y apuntó. La compuerta voló en pedazos y el caliente y brillante fuego los cegó a los tres por un momento. No quedó más que humo y trozos de metal. Syrina sacó el control de uno de los bolsillos de su pantalón y presionó el botón que liberaría a los prisioneros de la esclavitud.

—Estoy buscando a Korg —dijo Brunnhilde, entrando a la prisión y echando un vistazo a los comabtientes.

—¿Quién pregunta? —habló un guerrero kronano. Syrina lo recordaba por ser forzado por el Gran Maestro a participar en la Contienda de Campeones después de que su rebelión contra él falló— Sé que tú preguntas, sólo me preguntaba si había alguien más preguntando o sólo tú.

—El Señor del Trueno manda sus saludos —explicó Brunnhilde, lanzando el disparador al que se había identificado como Korg.

El gladiador, hecho de roca azulada, atrapó el arma, la cargó y sonrió al confirmar que realmente podría usarla para salir de ahí.

—¡La revolución ha empezado! —exclamó.

—Eh, claro —masculló Syrina, ignorando su entusiasmo—. Muévanse si no quieren que lleguen demasiados guardias —ordenó, apuntándolos, y se dio media vuelta para ir por el otro lado del pasillo.

Bruce y Brunnhilde la siguieron corriendo. Escucharon las alarmas y los pasos de los guardias acercándose. Thor y Loki debían haber entrado al salón de naves también, o no estarían sonando tantas alarmas.

Salieron del palacio, apartando a los guardias que se les cruzaron, y llegaron a su nave. Brunnhilde encendió los motores y piloteó una vez que Bruce se sentó en el asiento de copiloto. Los cielos comenzaban a llenarse de naves sakaarianas. Syrina vio la proyección del Gran Maestro, tan alto como su palacio, dando órdenes a sus súbditos de atrapar a toda costa a Thor, quien iba piloteando la nave favorita del Gran Maestro.

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⏰ Last updated: Nov 16, 2020 ⏰

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enchantress [odinson] squad of heroines ³Where stories live. Discover now