♡✰Labios suaves y bien hidratados con sabor a melocotón. Unas caricias delicadas en el rostro que acompañan el movimiento ritmado de un beso lento, profundo y adictivo.
Todo pasa en una noche en la que Jisung se vuelve adicto a esos seductores beso...
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Jisung tenía un sueño poco profundo que al mínimo ruido o movimiento se despertaba.
Era de madruga pero el cielo permanecía oscuro, todavía no aparecían los primeros rayos del sol. Pocas horas antes, después de volver a casa junto a Minho y con los demás chicos, se había aseado y preparado para dormir.
Ni siquiera se había preocupado en ponerse el pijama. Había dormido a torso desnudo con unos cómodos boxers de algodón que le quedaban muy cortos.
Su mente todavía estaba ofuscada por el sueño, no quería despertar aún, sentía las palpebras pesadas pero todo rastro de sueño desapareció cuando sintió un movimiento sobre su cadera.
En el momento se congeló y abrió los ojos. Frente a él, en la penumbra, vio la cama donde se suponía Minho había decidido dormir la noche anterior. Estaba vacía.
Entonces percibió el olor suave y típico de su hyung detrás de él. ¿A caso todavía estaba soñando? El movimiento sobre su cadera fue descendiendo lentamente hacia sus glúteos.
A ese punto sus latidos se dispararon. Eso no podía ser real, pero cada célula de su cuerpo ahora estaba completamente alerta.
Percibió el movimiento de una mano sobre uno de sus glúteos, luego un suave apretón que le quitó el aliento. Sintió su sangre fluir rápidamente a su punto sensible.
¿Cómo se le ocurría a su cuerpo excitarse cuando prácticamente lo estaba manoseado sin su permiso?
Los pensamientos se volvieron caóticos cuando sintió el aliento caliente del otro sobre su cuello. Esa parte de su cuerpo era tremendante sensible.
De una manera casi imperceptible trató de alejarse, pero de nada sirvió porque las caricias se volvieron más enérgicas. Ahora su trasero estaba siendo apretado con fuerza y sobre su cuello sintió una pequeña lamida.
—Hyung, n-no por favor —trató de murmurar pero la voz no quería salir.
El colmo fue cuando sintió una dureza presionar contra él. Una mano apretaba su cadera para mantenerlo firme contra las suaves estocadas.
Jisung no aguantó más y se dio la vuelta, decidido a enfrentar a su hyung y decirle que parara de hacer eso. Hasta estaba decidido a darle una buena patada para que se fuera de su cama.
Al darse la vuelta se encontró cara a cara con la expresión más exquisita que jamás había visto en otro chico.
Minho estaba inclinado hacia él con el cabello desordenado, el torso desnudo, la piel clara resplandecía y los ojos oscuros lo miraban con una fuerza seductora que le hizo tragar saliva con dificultad.
—Pequeño, ¿te desperté? —susurró con voz ronca y suave como una caricia en su pecho.
¿Quién era este chico? Era idéntico a Minho pero era imposible que fuera él, mirándolo como si fuera un rico postrecito que estaba a punto de comerse. ¿Desde cuando cosas se habían vuelto de esa forma?
