C A P Í T U L O 18

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Esa mañana caí más bajo de lo que nunca caí en mi vida cuando fui por mis hermanos a su casa con el único objetivo de convencer a Alisson de ayudarme con Michael, dado que nada de lo que hice los últimos dos días había hecho algo para que mi situación con él mejorara.

Por ello, todo lo que hice cuando salimos del auto y comenzamos a recorrer el estacionamiento, fue esperar que los gemelos se alejaran de nosotros para acercarme a ella con disimulo de modo que no notara mis intenciones.

—Alisson, necesito pedirte un pequeño favor.

Caminé junto a ella de la manera más discreta posible rumbo a la universidad, intentando ocultar mis nervios.

—Si tiene algo que ver con Michael, arréglatelas solo.

Joder.

—Alisson, por favor —pedí—. No tengo ni idea de cómo hacerle frente a esta situación. Nunca me preocupó que alguien me dejase de hablar antes.

—¿Qué cambió, entonces?

Me encogí de hombros.

—No lo sé. Michael, él... —Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y miré a los estudiantes a mi alrededor—, supongo que no me ha dado motivos para quererle lejos.

—Él te agrada —concluyó.

—Supongo.

Agradar era poco, pero no era el momento para entrar en detalles.

—Confiar un poco en él y dejarle estar a tu lado no te hace vulnerable, ¿sabes?

No dije nada, principalmente porque no sabía qué decirle.

—Está bien, te ayudaré. Pero solo con una condición. —La miré, interesado—. A partir de ahora tendrás que esforzarte por hacer las cosas mejor. Eres un buen chico, Stephen. Y el mundo también tiene derecho a conocer esa faceta tuya y no solo la que los rumores intentan reflejar.

Mordí mi labio y asentí.

—Prometo esforzarme más.

Después de todo, era lo mínimo que podía hacer.

⋆ ⋆ ⋆

Ese día había llegado antes de lo habitual para dejar una nota en el casillero de Michael pidiéndole disculpas. Nunca había hecho algo así, pero últimamente parecía hacer cosas por él que nunca pensé que estaría dispuesto a hacer por otras personas.

Luego de verificar que todo estaba en orden, me perdí entre la multitud y me coloqué en un lugar estratégico que me permitiera ver el área en la que estaba su casillero, pero al mismo tiempo estuviese oculto entre la masa de gente que caminaba de un lado a otro.

Esperé cerca de treinta minutos hasta que le vi atravesar las puertas, junto a Derek y Andrew. Desde mi posición, le vi abrir la caja metálica y observar la nota con curiosidad, antes de leerla, resoplar y hacerla bolita para guardarla en su bolsillo.

Una pequeña punzada atravesó mi pecho cuando lo vi hacer eso, pero ignoré la sensación cuando noté que comenzaba a caminar hacia donde estaba. Me volví con rapidez y caminé hacia el salón con la seguridad de que al menos tendría otra oportunidad de hablarle cuando se sentara a mi lado.

Tomé asiento y esperé un par de minutos mientras veía a mis compañeros de clase invadir el aula. Cuando le vi entrar, mi pulso se aceleró y un par de latidos se saltaron cuando sus ojos se desviaron hacia donde yo estaba durante unos segundos.

Pero ese sentimiento se extinguió por completo cuando lo vi caminar hacia las mesas que estaban al otro lado de la habitación para sonreírle con amabilidad a un chico que ya estaba sentado.

El dilema de Stephen [P#1] (RESUBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora