Capítulo 3:

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Capítulo 3: "Miradas del pasado"

—Voy al baño. Ya vuelvo.

Hajime avisó para que Nagito siguiera en lo suyo.
Ya había pasado una semana. Era viernes. Las miradas se volvieron casuales. Nadie les hablaba y, si pasaban caminando frente a alguien, ese alguien bajaba la vista.
Llegaron a un punto de resignación.
Solo estaban ahí para limpiar sus nombres ante los superiores y ganar el dinero suficiente para independizarse. No buscaban nuevas amistades.

El albino seguía tecleando en su computadora. Estaba muy inclinado hacia la pantalla. Él odiaba encorvarse. Siempre solía mantenerse recto, pero no lograba ver bien cada letra. Quizás era porque hace mucho tiempo ya que no usaba una computadora.

—H-hola. Disculpa...— una voz llamó.

El albino se dio la vuelta, encontrándose con una mujer de cabello largo y lacio. Era la mujer en el escritorio a su derecha. No lograba verlo a los ojos. Y muchos habían callado a su alrededor. Qué coincidencia.

—¿Puedo ayudarte en algo?— preguntó Nagito amablemente.

—Ese chico...— dijo casi en susurro.— El de los ojos. ¿Es Kamukura Izuru? ¿Es el que estuvo con Enoshima?

Nagito no respondió. De hecho, devolvió la vista a su computadora con un suspiro para retener su enfado. La mujer, sin embargo, no era la única a su lado. A la izquierda, saltando un lugar al de Hajime, estaba un hombre joven que se asomó a él.

—¿Ese tipo es peligroso como dicen?— preguntó él. Nagito siguió tecleando. Ni el ceño fruncido podía disimular.— Se han quejado algunos porque sabían que iba a venir a la fundación. Tal vez podamos hacer una petición por firmas para trasladarlo... ¿Por qué lo agarrabas de esa forma? ¿Te tiene amenazado?

¡Amenazado! El albino rio ante su pregunta, causando confusión entre su "público".

¿Acaso ellos eran idiotas?

Pero Nagito notó algo: el miedo iba dirigido a Hajime, no a él.
A él si le hablaban y no lo asociaban con Enoshima Junko. ¿Por qué los miraron de esa forma entonces? ¿Habría sido solo por estar cerca de Hajime? Pero él también tenía expuesta su cicatriz más grande.
No quería entablar conversación con gente así de prejuiciosa, mas debía entender qué era lo que ellos querían.

Debían adaptarse a este nuevo mundo.

—¿Ven esto?— se inclinó hacia atrás para que su silla se moviera para ver al hombre y a la mujer. Mostró su prótesis con resignación.— ¿Esto qué les dice?

Vamos. En su expediente estaba resaltado con fucsia como fue el único que robó extremidades del cadáver de Enoshima Junko.

—N-no me digas que él te la quitó.— chilló la mujer llevándose las manos a la boca para cubrirla de la impresión.

—Pobre... Qué crueldad-...— dijo el muchacho. El albino dejó de escucharlo. Seguramente estaba insultando a su amigo a sus espaldas.

Entonces no lo veían como una amenaza. No lo asociaban con Junko Enoshima, ni con Izuru Kamukura como un igual.

Pero sí asociaban a Hajime Hinata con ella.

El albino estaba sudando frío. No era posible que eso estuviera pasando. Que esa gente se le diriga con compasión. Sin embargo, es verdad que solo captaba la atención cuando estaba con el castaño.
Todos conocían ese ojo de radar.

—Él nunca me lo quitaría. Me lo quité yo. Por eso... Por eso no entiendo qué me están cuestionando.— dijo el albino sin mirarlos. Sus manos estaban en su frente, intentando limpiar cualquier rastro de sudor.

Can I Love You?Where stories live. Discover now