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Yoongi miraba con notable molestia todas aquellas notas que habían caido al suelo al momento que su novio abrió su casillero.

Jimin por su parte se había asustado, pues nunca se esperó aquella exageración.

El día de San Valentín se celebraba en la institución, era bonito, todo estaba decorado con corazones rosados y rojos, cortinas, y carteles del mismo color. Los estudiantes estaban felices, los profesores mayormente eran amables y los dejaban pasar el día libre, claro que habían algunas excepciones, algunos profesores que se negaban a perder un día de clase.

Yoongi siempre quiso pasar el día de los enamorados junto a alguien que lo quisiera, y Jimin, desde que comenzó a salir con Yoongi, esperaba con ansias la llegada de este día.

La mañana había comenzado bien, Jimin pasó por Yoongi y ambos fueron juntos a la universidad, desayunaron algo por el camino y se despidieron con un beso para luego entrar a sus respectivas clases, hasta ahí todo fue bien, cuando Yoongi salió de su clase Jimin lo estaba esperando con una cajita de chocolates.

Ambos fueron a almorzar, con besitos cortos de por medio, caricias cálidas y palabras bonitas que hacían sonrojar a ambos, todo bien, hasta que Jimin quiso ir a buscar un libro a su casillero y Yoongi lo acompañó, pero el problema fue cuando al abrir el casillero, notas de distintos colores, en su mayoría rosadas, salieron de a montones de su casillero, dejándose caer en el suelo.

Yoongi estaba molesto, ¡éste era su día!, los únicos regalos que Jimin tenía que recibir eran los suyos.

-¿Qué harás con todas esas notas?

Jimin alzó ambos hombros, mirando con desinterés las notas en el suelo.

-¿Crees que deba tirarlas?, quizás eso sea descortés.

-Creo que debes quemarlas.

Jimin rió mientras negaba.

-Bebé, ¿tú nunca hiciste esto?, mandarle una notita a la persona que te gusta.

-Sólo una vez.

-¿Y te hubiera gustado que esa persona la tirara sin siquiera haberla leído?

-Bueno... -Yoongi desvió la vista, mirando ahora a todas esas personas que los observaban. Bufó -Puedes leerlas pero recuerda que no puedes dejarme.

Sintió unos brazos rodear su cintura y luego los labios de Jimin en su mejilla.

-Nunca te dejaré, Yoonie.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

Y quizás no fue mala idea llevarse esas notas a su casa, Jimin se divirtió leyéndolas y aunque algunas palabras no le agradaron a Yoongi, él disfrutó ver sonreír a su novio, además, luego de todo, Jimin le recordó que su corazón le pertenecía sólo a él, a Min Yoongi.

MÍOWhere stories live. Discover now