Caso I, II & III

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Disclaimer: Harry Potter es de Rowling y asociados. No gano dinero escribiendo homosexualidades, si así fuera ya sería millonaria.

Notas: ¡un fanfic de pura comedia! De verdad quería plasmar a un Harry súper dork-cinnamon roll. No se tomen enserio la historia, creo que más que comedia, es parodia al extremo. ¡Quiero agradecerle a mi Doggo-friend, que me apoyo y dio ideas para esto durante nuestras horas libres en la universidad! Cuando le conté acerca del proyecto no dudo en animarme.

Advertencias: ¡OOC!, ¡AU!, Harry es un dork, el Señor Oscuro está irremediablemente enamorado y pasa muchas cosas por alto, los mortífagos quizá no tienen tanta materia gris en el cerebro, las galletas hechas por Harry saben bien, Lily y James Potter están preocupados por su hijo todo el tiempo.

Panorama general: Tom Riddle ha ido a Hogwarts junto a la generación de los merodeadores, es decir, tiene alrededor de 38 años. Harry tiene 17 años, ha huido de casa porque sus padres no aceptan que salga con un hombre mucho mayor con tendencias sociópatas. Riddle todavía quiere ser un Señor Oscuro, Harry lo apoya de manera no convencional... [Leer el fanfic para más detalles].

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Caso I. No era tan textual

Cuando las luces se apagaron de la nada la inquietud se hizo presente. Los mortífagos invocaron lumos para poder contemplar sus alrededores.

—¿Estamos bajo ataque? —murmuró Bellatrix.

—Es una opción —comentó Lucius Malfoy.

—¿Por qué habríamos de estar bajo ataque? —preguntó Harry mientras se paraba al lado de Tom. Sostuvo su varita a la altura de su cintura, hizo un gesto de duda y sonrió al percibir las expresiones de susto que recibió de algunos de los seguidores de su querido Señor Oscuro.

—¡Joven Señor! —exclamó Lucius.

—Hola —saludó Harry.

—¿Potter...? ¿De dónde diablos saliste? —cuestionó Bellatrix.

—Yo diría que más que salir, entre... por la puerta. —Harry se alzó de hombros.

Riddle, que había permanecido en silencio, meditando sobre la situación, pasó a prestarle toda su atención al más joven.

—¿No viste nada extraño cuando venías hacia acá?

—No. —Harry hizo un gesto de confusión—. ¿Por qué todos parecen tan tensos?

—Nos hemos quedado a oscuras de un momento a otro —respondió Tom.

—Oh, yo fui quien apagó las luces. —Harry puso una expresión soñadora.

—¿Qué, por qué? —preguntó Rabastan, que se había mantenido al margen de la situación.

—Creí que les serviría para inspirarse. ¿No los llaman el lado oscuro por eso?

Tom se llevó ambas manos a la cara, contuvo un sonido de molestia y un resoplido. Su joven amante a veces era tan literal que no pudo evitar culpar a James y Lily Potter por ser tan estúpidamente sinceros y Gryffindor y heredarle tales características a su hijo.

—¿Tom? —llamó Harry.

—Ah, Harry no nos llaman el lado oscuro porque trabajamos a... oscuras.

—¿No?

—No.

—Bien.

—¿Puedes ir a encender las luces ahora? —pidió Tom con voz suave.

—¡Claro!

Los mortífagos vieron salir al heredero Potter, enseguida empezaron a susurrar sobre lo acontecido y sólo se callaron cuando el Señor Oscuro se los ordenó.

—¿Y entonces por qué nos dicen el lado oscuro? —preguntó Evan Rosier.

Caso II. Tampoco es el Helado Oscuro

—Harry, ¿qué es esto? —Tom extendió un pañuelo de color negro que tenía bordado un helado.

—Un regalo para los miembros de tu organización —respondió Harry mientras seguía cosiendo a mano.

—¿Por qué un helado?

—¿No es así como los llaman? ¿Helado Oscuro? Ron me ha dicho que los miembros de la Orden del Fénix se dirigen de esa manera a ustedes, ¿o yo escuché mal?

Tom cerró los ojos. Contó hasta diez y enseguida exhaló. Harry era demasiado torpe para el mundo cruel. Era una fortuna que él hubiera decidido que necesitaba protegerlo, o de otro modo, la familia Potter ya se habría quedado sin heredero.

—No somos el Helado Oscuro.

—¿Entonces qué hago con los pañuelos? —preguntó Harry desanimado.

Tom volvió a exhalar.

Ese día, El Lado Oscuro pasó a llamarse Helado Oscuro.

Caso III. Artilugios necesarios

En medio de una reunión Harry apareció con una bandeja de galletas. Se colocó detrás de la silla del Señor Oscuro y esperó a que todos estuvieran distraídos lanzándose maldiciones para poder poner su postre en el centro de la mesa. Tom lo contempló con curiosidad y sin ganas de detenerlo.

Cuando el momento llegó, Harry deslizó la bandeja desde una esquina hasta el centro.

El primero en notar las galletas fue Rodolphus Lestrange. Detuvo su participación en la pelea y, con el ceño fruncido, miró el postre como su fuera una ofensa. Después de unos instantes habló:

—¿Galletas?

—El lado malvado siempre tiene galletas —dijo Harry.

El Señor Oscuro decidió que su crisis de los cuarenta iba a llegar pronto con Harry siendo tan Harry.

Rodolphus, siendo un orgulloso sangre pura, no comprendió la referencia y chiste. Tomó una de las galletas, le dio un mordisco y sonrió salvaje.

—¡Están buenas!

—La próxima vez que quieras convencer a alguien para que se una a ti, puedes ofrecerle galletas, querido Tom. —Potter miró a su novio.

—Necesito preguntarle a tus padres qué pensaban cuando te criaron tan así.

—¿Qué te hace creer que mi padre piensa?

—Buen punto. —Tom recordó sus días de escuela, James Potter había sido un terrible dolor de cabeza. Nunca entendería cómo dicho hombre había sido capaz de dar origen a un muchacho tan dulce como Harry. A lo mejor tendría que agradecerle a Lily. Contempló a Rodolphus tomar otra galleta y ofrecerle a los demás mortífagos. Reflexionó que James no era el único imbécil de su generación, sus seguidores también eran unos idiotas.

Helado oscuroWhere stories live. Discover now