Una historia por noche.

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Lo más preciado, siempre es lo más frágil, porque lo bueno nunca es permanente, y los Ángeles siempre deben volver al cielo.

Su respiración se agitaba con cada paso que daba, la brisa era fría y el viento como si de un cómplice se tratara, se llevaba sus lágrimas. Su corazón palpitaba al compás de sus pasos, el eco de estos mismos resonaban en aquellas calles vacías, los pocos que se encontraban, preferían abrir paso y no interponerse, sabían lo duro que era la situación, por eso nadie se atrevía a detener a aquella pequeña alma que se rompía con cada avance.

Estaba cansado, no podía ver nada, aquella agua salada que emanaba de sus ojos no le dejaba ver con claridad, nada existía ahora, solo era él y ese camino. Cuando pudo ver aquel verde que indicaba el final de lo habitado por el humano, aceleró su andar, cruzo junto a aquellas personas que llamaba compañeros, pero ni ellos tuvieron el valor de detenerle, continuó con su carrera hasta llegar a su destino.

Se detuvo y por fin sus pulmones pudieron exigirle un poco de oxigeno, su pecho subía y bajaba, pero eso no era impedimento para que caminara hasta aquel pasto verde. Observo con detenimiento el lugar, fijo su vista en un sitio en específico, se acerco en donde su vista se había fijado, las pequeñas gotas que llevaba aquel manto verde se pegaban a sus pies. Se detuvo delante de aquella pequeña flor, y la contemplo durante unos segundos y una vez más, las lagrimas recorrieron su rostro, su cabello era acariciado por aquel viento que anteriormente evitaba que las gotas que emanaban de sus ojos cayeran a sus pies.

Era cierto, esa era su dura realidad, aunque el se negaba a aceptarla, sabía que nadie iría, nadie llegaría, pero aún así mantenía una ligera esperanza de que no fuera así, de que ella llegaría, porque se lo había prometido, el estaba en ese lugar, para escucharla, su dulce voz, ver sus ojos que tenían grabado las estrellas, su cabello que bailaba junto con el viento, el estaba ahí, por ella y por esa promesa, aún no estaba dispuesto a aceptar el final, aún faltaba la última historia, aunque no era ella la que la diría pero él ya la tenía, pues eso era lo pactado, Una historia por noche.

Una historia por noche. [Neji y tú]Where stories live. Discover now