00 EXTRA

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Sentía pequeños besitos. Recorriendo su rostro con dulzura.

Uno en la frente, dos en la nariz, varios en cada mejilla. Y cuando el más largo se posó en sus labios, no dudo en abrir los ojos y abrazar con fuerza la cintura del menor para pegarlo más a su cuerpo.

— ¡Makku! Sabía que estabas despierto —la voz de DongHyuck como siempre estaba impregnada de emoción. Mark, aún adormilado y con el cabello revuelto, fue contagiado por su alegría y una sonrisa tonta adornó sus labios.

— Buenos días, Hyuck ¿Qué hora es?

— 7:48 —respondió el cachorro acurrucandose contra su pecho y guiando una de las manos del otro hacía su cabeza para recibir sus mimos matutinos.

— Es temprano, durmamos un poco más.

— ¿Así abrazaditos?

— Sip —Mark apretó el agarre y cerró los ojos, listo para volver al mundo de los sueños.

— No quiero —el menor se sacudió entre sus brazos cuál sanguijuela y precedió a dejar más besos sobre su rostro—. Se un buen Makku y alimentame.

— ¿Ahora?

— Sí, ahora, ya, vamos.

Mark estaba a punto de negarse, realmente necesitaba dormir unas horas más para reponerse de la agotadora semana laboral, pero el puchero en los labios del cachorro, sus orejitas caídas y sus oscuros ojos llenos de ternura se lo impidieron.

Si había una cosa que DongHyuck amara más que el Karaoke y los cariñitos juntos; era comer. Realmente sabía disfrutar de la comida y cuando su estómago gruñía con fuerza, se ponía todo quejumbroso y llorón. Un mimado, como diría JeNo.

— Ok, tú ganas. Prepararé el desayuno.

De inmediato el castaño se levantó y jaloneo a su resignado dueño a la cocina.

— ¿Quieres algo en específico?

— Mmmh ¿Hot cakes? —ladeo la cabeza.

— Hot cakes serán.

Hot cakes no fueron, pensó DongHyuck mientras veía al mayor pelear con la masa ya quemada y pegada al sartén.

— Creo que olvidaste usar mantequilla, Makku.

— ¿Se necesita mantequilla? —Mark se giro para verlo incrédulo—. Oh, ok. Hay mantequilla pero no más mezcla. Excelente.

DongHyuck nego, debió haberlo sabido. Aún si pasarán cien años, su Makku nunca sería bueno en la cocina y sus hot cakes quemadas no se comprarían a las esponjositas del comercial que vió ayer por la noche.

— También hay cereal.

— Pero tú querías esto, Hyuck. Lo siento.

Al percibir la tristeza en Mark, de inmediato se levantó de su lugar en el desayunador y lo abrazó por la espalda.

— El cereal es perfecto.

Así terminaron sentados frente a frente  con dos platos de cereal. DongHyuck entre cucharada y cucharada le contaba sobre la pelea de los vecinos que había visto por la ventana, y Mark escuchaba. Claro que a veces se distraía con lo adorable que se veía el híbrido con su enorme pijama, las orejitas moviéndose al captar cualquier sonido y la colita moviéndose tranquilamente de un lado al otro.

Era una escena tan cotidiana, que aún lograba hacer a su corazón saltar cómo la primera vez que lo vió.

Porque en todos los años que había compartido con DongHyuck, el menor siempre encontraba la forma de hacerlo sonreír. No existían palabras suficientes para expresarlo. DongHyuck solo se sentía como el hogar.

Su vida era buena, llena de risas, peleas infantiles, galletas de chispas y mimos en la cama. Una pequeña familia.



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Hola~

Tenía esto escrito desde hace tiempo y mientras revisaba mis documentos lo encontré. Creía que ya lo había publicado 👁️👄👁️

Espero que esté extra le de un poco más de cuerpo a la diminuta historia y deje satisfechos a sus golosos corazones.

Besos ^^

¡Regresa a casa, tonto dueño! •MarkHyuck•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora