24

4.6K 555 8
                                    

Carolina:

—Frank... ¿Qué es esto?. —Pregunto con voz temblorosa, mis ojos se niegan a creer lo que ven.

¿Por qué un hombre tan amable está apuntándome con un arma?

No lo comprendo.

¿Y Gabriel..?

¿Gabriel sabe sobre esto?

—Frank...

—Dime donde está el perfume.

—No sé de lo que hablas. —Respondo. —Frank, no entiendo de que perfume me estás hablando.

—Escúchame, Carolina. —Me dice apretando el arma, mi corazón da un salto. —Bajo órdenes de mi jefe he estado investigándote.

¿Jefe?

—Sé que eres tú quien tiene el perfume, así que ya deja de mentir.

—No miento, estoy dicien...

Su móvil suena.

Nos sobresalta a ambos, lo coge y contesta.

—Jefe.

—Estoy aquí con ella.

Ignorando, digo. —Frank, por favor, déjame ir, mi hijo y Sergio...

Me extiendo el móvil y pongo los ojos en el aparato.

—¿Qué?

—Contesta. —Me pide. —Creo que será interesante para ti oírlo.

—¿De qué estás hablando?

Sus cejas se juntan con enojo. —Contesta la maldita llamada, Carolina.

Una sensación horrible domina mi pecho, me acerco a el y acerco mis manos, las cuales no dejan de temblar, al móvil, cojo con cuidado y lo llevo a mi oído.

Tengo un nudo en la garganta. —¿Si?

Mamá...

Todo mi cuerpo se paraliza.

Mis ojos se llenan de lagrimas y llevo por reacción la mano a mi boca, cubriéndola con la palma.

Mamá....—Escucho la voz de mi bebe quebrarse. —Mamá, tengo miedo.. ¿Dónde estas? Mamá...

—Sam...

Digo su nombre y el comienza a llorar.

Yo también termino por quebrarme, aprieto los ojos con fuerza.

—¡Mamá!

Escucho un grito y como lo apartan del móvil, la voz de un hombre que jamás he escuchado, es la que habla ahora.

—Carolina Tylor..

—¿Quién... quién es?

—Pásame con Frank, Carolina.

—¿Por qué... por que se ha llevado a mi hijo?. —Necesito respuesta. —¿Por qué esta haciéndome esto? ¿Quién es..?

—¡Pasale el maldito teléfono a Frank o voy a acabar con tu hijo ahora mismo!

—No, por favor.. —Lloro. —Por favor no toque a mi bebe. Por favor..

Frank me quita el móvil e intento recuperarlo mientras repito el nombre de mi hijo hasta el cansancio.

—Entendido.

Frank cuelga la llamada y guarda el móvil.

Vuelve a apuntarme con el arma, pero ya mi vida ni es primordial, solo para salvar a mi hijo.

—Por favor, Frank, que no lo lastime. —Mi voz se quiebra. —Que no lo lastime, Frank.. por favor.

—Cállate.

Las lágrimas se deslizan por mis mejillas.

—Esto se hubiera terminado si hubieras colaborado, no teníamos que llegar a estos extremos.

Mi hijo, Frank, es mi hijo.

Dios mío, me cuesta respirar.

—¿Y Sergio... ¿Qué le sucedió a Sergio?

—El no será un problema. —Patea al cuerpo inerte del detective Holmes. —Igual que este.

Dios..

¿Lo asesinaron?

¿Asesinaron a Sergio?

¿Y frente a Sam?

Vuelvo a suplicar, sin obtener respuestas a esas preguntas. —Frank, por favor... Sam es solo un niño, lo conoces. Sabes cuánto me importa.

—Si así es, vas a empezar a hablar.

Trago duro.

—¿Ya vas a decirme donde está el perfume, Carolina?

—¿Crees que, si no lo supiera, no te lo daría? —Pregunto alzando la voz. —La vida de mi hijo esta en juego.

—Te creo.

Mis ojos se abren y el comienza a confundirme más.

—Muelle Santa Catalina. —Dice acercándose a mí.

¿Qué?

—Ven sola y trae el perfume. —Me ordena frente a la cara. —Tienes hasta las 7 de la mañana. Si no nos entregas el perfume, nunca más volverás a ver a Sam.

Un golpe es lo que siento a continuación, un golpe con el arma de fuego mi cabeza y no puedo hacer nada, ya no.

El Perfume de RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora