CAPITULO 22

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LIMDE
A la mañana siguiente mientras la señora de servicio nos preparaba el desayuno, noté que el rubio y Rogersi se habían levantado con una sonrisita de par en par. Me acerqué a Fer para susurrarle al odio.

—¿Notas las sonrisas de tu amiguita y el rubio? Esa es una sonrisa de recién cogida que no se las quita nadie —Fernanda casi escupe su café al intentar contener su risa.

—¿Y a ti que te pasa? —preguntó Rogersi con una ceja levantada.

—¿A mí? Nada, por otro lado a ustedes se les nota que durmieron muy bien anoche. —respondió mi sexi novia haciendo que la pareja de tortolos se sonrojara. Aidren carraspeo y Rogersi se removió incomoda. —¿Hoy que haremos?

—Podríamos ir al lago. —propuso Rogersi —Vi unas canoas atadas a en la orilla.

—¡Me parece excelente! Limde, tú y Aidren remaran mientras nosotras observamos. —demandó Fernanda.

—¿Cómo es la cosa? ¡Que abusivas, nosotros remando y ustedes de flojas! —repuse cruzándome de  brazos.

—¡Nosotras haremos algo de vital importancia! —protestó Fer.

—¿Así? ¿Y es que?

—¡Tomarnos selfies, obvio!

—¡Que mantequilla, Fernanda! —dijo Aidren. —Me voy a reír si se les llega a caer el teléfono al lago.

—¡No seas cizañoso Aidren! —vociferó la morena. —¡Que malvados son! Hombres, todos son iguales. Igual de flojos, ¿sí o no Fernanda?

—Pues si amiga, mira el par de novios que nos gastamos. —rodeé los ojos.

«Fernanda podía ser una reina del drama pero aun así la amaba»...

La idea de ir a remar el lago la dejaríamos para cuando cayera la tarde por ahora Aidren y yo estamos preparando carne a la parrilla mientras veíamos a nuestra novias en la piscina. Fernanda usaba un precioso bañador de dos piezas, color verde esmeralda que resaltaba en esa piel tan pálida. Toda ella es una diosa.

—Oye, si no estás atento se quemará la carne —se quejó Aidren volteando la hamburguesa en la parrilla.

—Es difícil cuando tengo semejante distracción al frente. —él levantó la mirada y se quedó por unos segundos apreciando a Rogersi. —Rubiecita cierra la boca o le caerá baba a la comida.

—Tienes razón, es difícil concentrarse así. —reí al verlo recuperar la compostura.

Es divertido fastidiarlo, sin mis celos enfermizos de por medio debía admitir que me llevaba muy bien con Aidren. No somos los mejores amigos pero ya nos tolerábamos mucho más y bromeábamos entre nosotros de vez en cuando.

—¡Limde! —Fernanda llamó mi atención, vi como ella y Rogersi se acercaban a nosotros.

—¿Qué pasa? —pregunté con una ceja levantada por la sonrisa maliciosa que aparecía en sus labios.

—¡Ayúdame hacer esto!  —me mostró la foto —Quiero nuestra primera foto de pareja al estilo de Pinterest.—ella hizo un puchero. —¡Por favor! No tenemos ni una buena foto que pueda presumir en mi perfil de Instagram o Facebook.

—Hmm… ¿Qué debo hacer? —ella saltó emocionada.

—¡Ven! —Fernanda me jaló de la muñeca. Ya se había puesto su short pero aún se veían sus pechos por el sostén del traje de baño. —Agáchate para que pueda subirme a  tus hombres.

—Que conste los sacrificios que hago para cumplirte tus caprichos Fea —ella rodó los ojos.

—Solo agáchate un poco —lo hice y ella poyo su pie en mi muslo. Fernanda pasó su pierna por encima y pronto la tuve sentada sobre mis hombros, me levanté por completo agarrando sus piernas bajo mis brazos y ella se apoyaba sujetando mi cabeza. —Okey, ahora ponte de lado. ¡Rogersi pon la cámara!

©LAS LOCURAS DE FERNANDAWhere stories live. Discover now