Capítulo 11

471 41 8
                                    

Pero no, no era eso.
Escuché una voz, tan familiar, que me fue casi imposible no reconocerla.

X: Camila? Sos vos?
Quería matar a Felipe sin ninguna duda. Estas actitudes de adolescente tarado que seguía teniendo me ponían muy nerviosa.
Me doy media vuelta. Y lo miro.
B: Sí, sos vos. Qué haces acá?
C: No sé a qué te referís con "acá".
B: En mi camarín (?
C: Ah, ya entiendo. Felipe me metió de prepo con la excusa de querer mostrarme su camarín, pero en realidad terminé en el tuyo. Discúlpame, ya me voy.
Me doy media vuelta rápidamente y decido salir.
Benjamín se acerca lo más rápido que puede y me frena.
B: Esperá, hace mucho no nos vemos. Nos podemos encontrar algún día?
Qué trataba de hacer este chico? Lo único que sabía era que sus ojos celestes seguían igual de preciosos que siempre. Estaba tan cerca, y aún no había soltado mi brazo que había tomado para que no me fuera.
Respondí nerviosa.
C: Estem, s- si. Está bien. Pienso quedarme bastante tiempo así que estoy libre.
B: Bastante tiempo? Qué es bastante tiempo?
C: Si las cosas se dan como quiero, para siempre.
A Benjamín se le iluminaron los ojos de una manera impresionante. El ambiente estaba tenso, y sin ninguna duda seguía enamorada de él. Estaba un poco hecho mierda, pero me volvía loca igual.
B: Me alegro por vos Cami. Te extrañaba. Bueno, te extrañábamos.
C: Está bien. Ya sé que soy muy extrañable. Pero ahora sabes que responder cuando te pregunten qué sabes de mi, no? Es el lado positivo.
B: Pero tampoco es el único lado positivo.
C: Puede ser. Bueno, un gusto verte de nuevo. Siempre estás facha, pero ahora con unos años más. Llámame o escribime, mi número es el
de siempre.
B: Gracias por el halago, lo voy a hacer prontamente. Cuídate mucho.
Y me saluda con un beso en la mejilla muy cerca de la boca. No había cambiado en lo absoluto. Sabía que estaba muerta por él, pero no lo iba a demostrar porque claramente está con Martina.
Me retiré del camarín y a los pocos metros me esperaba el tarado de Felipe, al que se le venía un sermón de aquellas.

Narra Benja:
Estaba totalmente agotado, estuve muy distraído estos días y estrenamos en muy poco tiempo.
Fui al camarín a cambiarme e irme a mi casa, hasta que entra alguien a la habitación. Una persona con una silueta demasiado familiar. Hasta que la reconocí.
No lo podía creer.
Era Camila, después de 10 años. No tenía palabras para explicar todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento. Fue como un flashback a mi pasado con ella.
Su despedida había sido tan repentina, que yo creo que nadie estaba preparado para despedirla totalmente, dudo que alguien lo haya podido hacer. Pero yo más que nadie.
Se dió media vuelta, y me miró con esos ojos marrones que me habían enamorado desde el primer día. Era ella, y toda la confusión que había tenido este último tiempo, se había ido.
Ver a Camila era como un remedio, un adormecedor para mí. Nunca logré superarla.
Y ahí estaba, dirigiéndome la palabra, explicándome qué hacía dentro de mi camarín y el por qué. Claramente Felipe tenía que ver, es muy de hacer estas boludeces que a Camila la hacen enojar y mucho.
Hasta que empezó a despedirse, otra vez.
Sentí frío, un vacío, la piel se me erizó. Me sentía en un sueño a punto de despertar.
Pero no, era la realidad.
Y esta vez, decidí frenarla.

Cuando se fue definitivamente, sus palabras "si las cosas se dan como quiero, para siempre" a mi pregunta de por cuánto tiempo se quedaría, encendió una parte de mi que hace mucho tiempo se había apagado. Me estaba portando como un tonto. Yo estaba con Martina, y tenía a mi hija también. Tenía una familia que cuidar, no estaba para boludeces.
Tenía que hablar con Felipe de esto, sin dudas. No quiero que empiece con sus tonterías de unirnos como cuando teníamos 17 años.
Tampoco creo que Camila siga sintiendo algo, ella es de superar rápido, aunque sé que fui importante para ella, nuestra conexión seguramente seguía existiendo. Pero ya había sido hace muchos años.
Sin más preámbulos, reanudé lo que estaba haciendo, y decidí irme a mi casa.

Narra Camila, otra vez:
C: Felipe, no puedo creer que sigas siendo el mismo tarado de siempre. Sabes que estas cosas me ponen muy nerviosa y me hacen enojar. No sé cómo decírtelo ya. Vengo de sorpresa a saludarte porque me contaste que estabas mal y me haces esto sabiendo que me es difícil estar frente a Benjamín sabiendo la realidad que el tiene actualmente.
Entiendo que me quieras ayudar, y que no lo haces con una mala intención. Pero acabo de llegar, no puedo llevarme puesto todo por delante ni bien llego.

Felipe amagó a responderme, pero era tanta mi bronca porque no quería que mi primer encuentro con Benjamín sea así, y menos en un camarín. No entendía por qué Felipe hacía estas cosas sin avisarme. Tampoco sé por qué me molesta tanto. Pero odio que sepa que sigo enamorada de Benjamín. Lo odio.
Es como estar vulnerable, saber que en mi imagen de mujer fuerte también se encuentra esa debilidad de hace años.
Y por eso era mi mejor amigo, pero lo que más me decepcionaba, era que me conocía como nadie, y que esta conversación la habíamos tenido más de una vez.
Quizás se me fue un poco de las manos, pero acabo de llegar y estas cosas me sobrepasan. Necesito tener todo bajo control.

A la hora me tocan timbre, me resultaba extraño, porque nadie sabía que estaba parando en mi departamento.
Atiendo y me dicen "soy yo Cami".
Era Felipe, que seguramente se venía a disculpar.
Procedo a abrir la puerta y me dice:
F: Perdón, soy un boludo que hace boludeces y encima ni bien llegas. Tenés razón en lo que me dijiste. Y en enojarte también. Pero acabas de llegar y no quiero que estemos así por mis estupideces. Me conoces. Perdóname.
C: Está bien Feli, sabes que es una bronca momentánea. Pero lo que me molesta es que te lo dije miles de veces y no me das bola.
F: Ya sé, no va a volver a suceder. Ahora tenemos que planear tu vuelta. Organicé hoy a la noche una cena con los chicos de Rebelde, se me ocurrió así de la nada y van a venir algunos.
Benjamín va a estar, antes de que me preguntes.
C: Está bien, ahí voy a estar. Aunque a quien de verdad extraño no voy a poder ver.
F: A quien?
C: A Luisana, la extraño mucho.
F: Todos. Yo también. Encima no se si te enteraste de las últimas novedades con el esposo.
C: Sí, leí un par de notas. Estoy bastante preocupada, pero Luisana subió un descargo. Voy a hablar con la familia.
F: Me parece bien, manteneme al tanto.
Bueno, prepárate que en un rato te veo en casa.
C: Y Cecilia?
F: Hablé con ella y acordamos que se iba a ir a lo de sus padres momentáneamente. Yo me quedo en la casa. Así lo quiso ella.
C: Bueno Feli, que bueno que pudiste hablar. Nos vemos allá.

Estaba un poco nerviosa.
Espero que se tomen bien mi presencia nuevamente.
Pero mi problema mayor es que no tenía ropa para salir. Pretendía comprar alguno de estos días. Pero bueno, algo iba a encontrar.
Claramente, quería sorprender a Benja. Y sabía que estaba mal, pero por alguna razón no me importaba. Yo no iba a tirarme encima de nadie.
Encontré una pollera cuadrillé entallada a la cadera, que, bueno, me quedaba un poco apretada. Era color negra, y arriba un top con detalles de encaje color blanco. No solía vestirme así, pero no quería estar tan informal.
Me puse un blazer porque estaba fresco y partí a lo de Feli.
_______________________________
Voy a pausar x un tiempo la novela.
Nos vemos, gracias por leer

Animarse a Sentir Where stories live. Discover now