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LOS PRIMEROS RAYOS de sol comenzaban a colarse por entre la ventana de Haru y para ella, eso significaba que le quedaban pocos minutos de sueño más antes de que su despertador sonara. Dicha alarma no tardó mucho más en escucharse por todo el cuarto, haciendo que a la adolescente casi le diera un paro cardíaco a pesar de que llevaba meses despertándose con esa misma canción. Era algo a lo que jamás terminaría de acostumbrarse.

Tocando la pantalla de su celular sin siquiera verla, la chica pronto apagó el despertador y se revolvió entre las sábanas para dormir un ratito más porque había tenido de todo menos un sueño reparador durante la noche. Pero ese ratito pronto se convirtió en media hora más que pronto acabó cuando su madre abrió con fuerza la puerta y entró gritando que ya era tarde, lo que la asustó lo suficiente como para no volver a dormirse.

Comenzando su día de esa forma, Haru se tuvo que apurar para alistarse y bajar a desayunar a la velocidad de la luz. Bien sabía que si se retrasaba aún mas, probablemente perdería el autobús y tendría que esperar diez minutos más al próximo, algo que no se podía permitir con el tiempo que le quedaba.

— Te atragantarás si comes así— le dijo la mayor al ver como comía su tostada de a grandes mordiscos.

Pero no tenía tiempo para que su madre la regañara cuando en menos de cinco minutos debía estar en la parada del autobús. Con eso en mente, Haru tomó la tostada entre los dientes y rápido se puso de pie para colgarse la mochila a la espalda, murmurando un saludo que su madre apenas pudo entender para finalmente salir corriendo de la cocina. En ese mismo momento le llegaron varios mensajes de texto y apurada desbloqueó su celular mientras cruzaba por la sala de estar de su casa y se dirigía hasta la entrada principal.

En la pantalla pudo ver que se trataba de su vecino, quien le había escrito varios mensajes. "Holaaa, ¿ya saliste de tu casa?" y "Estoy afuera :)" fue lo que Haru pudo leer en cuestión de segundos cuando finalmente se dio cuenta de lo que eso significaba y que de manera literal ahora lo tenía frente suyo en la entrada de su casa con una expresión de confusión. Luego cayó en cuenta de que probablemente era porque llevaba la chaqueta mal puesta y media tostada entre los dientes.

— Estaba por tocar la puerta, no hacía falta que corrieras a abrirme.

Y allí estaba él, con su sonrisita que le indicaba que estaba molestándola pero que sólo era un pobre intento de ocultar sus propios nervios. Aún así, ella eso no lo pudo notar ya que en su mente solo estaba el pensamiento de que debía de verse ridícula en ese momento.

— No lo pienses tanto, si no me doy prisa voy a perder el autobús— contestó luego de sacarse la tostada de la boca y acomodando rápidamente su uniforme.

— A eso venía— Jaehyun se apuró en bloquearle el paso estirando uno de sus brazos, a lo que ella fue quien le mostró el ceño fruncido esta vez— Quería hablar contigo y pensé que quizás podríamos ir juntos hoy.

Enseñando la bicicleta que había dejado unos metros atrás, Jaehyun pareció preguntarle con la mirada si aceptaba o no, esta vez sin poder ocultar los nervios que realmente sentía al pensar en que ella fuera a rechazar su propuesta. De hecho, Haru tenía ganas de decirle que no solo para molestarlo pero su expresión le causó la suficiente lástima como para aceptar con un asentimiento de cabeza sin pensarlo mucho más. Vamos, que tampoco le quedaba mucha más opción si es que quería llegar a tiempo.

— Pero rápido o llegaremos tarde.

Y así como ella lo pidió, Jaehyun pedaleó con fuerza la mayor parte del camino. Ahora le dolían un poco las piernas pero al menos le resultó aliviador que ella aceptara y además ya estaban lo suficientemente cerca como para poder bajar la velocidad ya que les sobraba algo de tiempo, lo que de paso aprovechó para descansar un poco sus piernas y charlar.

𝗣𝗟𝗔𝗬𝗙𝗨𝗟 𝗦𝗠𝗜𝗟𝗘 • jeong jaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora