El Diario De La Rebelde Malory

7 de agosto de 2020

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Querido diario:
Me siento muy feliz al saber que hoy es mi segunda vez contándote los hechos de mis días, ya sean feos o bonitos. Gracias por dejarme escribir en tus fieles hojas.

Para empezar, no hay mucho que contar, he podido interactuar en la escuela con Lucas, que por cierto, él me dijo que le gusta un tal Gustavo. La verdad no sé muy bien quién es, lo peor es que estudia en la misma escuela que yo. Es increíble, porque he estado muchos años en esa escuela y no sabía sobre la existencia de ese chico, y mira que yo soy bien sociable  con las personas, tal vez él es nuevo o algo así. Me pregunto si Rachel lo sabe.

¡Oh! Hablando de Rachel, he estado bastante tiempo alejandome de ella por una razón: acaba de terminar con Fernando, su novio o, mejor dicho, su exnovio. Cuando le pregunté a Rachel si estaba bien, ella me dijo que necesitaba tiempo, ya que había terminado con su novio. Ella es muy oculta cuando se habla de su vida personal. De aquí a unos días se le habrá olvidado todo esto, y será la fiestera de siempre. Fernando y ella han estado mucho tiempo juntos, es más, Rachel perdió la virginidad gracias a él. Recuerdo que cuando se lo contamos a Lucas, se puso a vomitar en el baño de los hombres, el dijo: "Creo que voy a vomitar sobre Fernando. Ya vuelvo". Para meterte en razón, Lucas no le agrada Fernanchito (así le decimos o, le decíamos), decía que no es el indicado o que él tiene cara de infiel, a las finales tuvo razón: Fernando se había besado con la prima de Rachel. Lo sé, el mundo es asqueroso y apesta. La verdad, no entiendo, no entiendo el porqué tener un novio, no hace falta tener uno, eso es un maldito desperdicio. Espero no volver a enamorarme como el año pasado cuando estuve clavada con Javier. Haber, querido diario, que te puedo decir sobre Javier, pues sencillamente... es un pendejo, un hijito de mami, es, es... una caca (lo vuelvo a decir y lo diré siempre: amo escribir en este cuaderno. ¡Se siente tan bien!), es un puto mocoso de mierda que no sabe manejar una pinche relación. Creo que ahora me siento bien en escribir esas palabras. Saben que, estoy harta de todo este embrollo. Nunca le dije a Javier sus verdades en la cara porque me daba pena, pero ahora sí. Para el día de mañana, voy a caminar directamente a él y le voy a gritar todas sus pinches verdades frente a toda la escuela, ¡ja!, ya quiero ver como reaccionará. Mañana hablamos diario, te quiero y gracias por escucharme o algo así.