33. Un beso

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—Oh, wow—luciendo sorprendido,  Jean tomo el acta en sus manos—Bueno, admitamos que el chico tiene un potencial muy grande.

—No sólo eso—enseño en anillo en su dedo, Jean sonrió enternecido—Realmente hizo todo.

Zabel descanso la mandíbula en una de sus manos y miro el anillo con ternura y diversión.

—Entiendelo, está enamorado.

—Y lo entiendo, también lo quiero.

—¿Que piensas hacer?—pregunto.

Se quejó dejando que su espalda descansará en el respaldo. Una de sus piernas subió y se dobló sobre la silla, sonriendo a Jean.

—Quiero a Albert y se que quiero estar con él—ladeo la cabeza, dejando que su cabello cayera en cascadas rizadas a la derecha—Pero creo que ya debo decirle que se detenga y simplemente estar con él.

—Porque también lo amas—Jean observó la imagen frente a él.

El más minimo gesto en ella podía ser lo más hermoso e inocente, pero había tintes sensuales y coquetes que para una chica de diesicesis años estaban bien. En plena edad donde las hormonas jugaban.

—Eso, y porque sus intentos son...—fruncio los labios—...Intensos.

Jean rio a la mueca dolorosa en los gestos de su pequeña. 

Después de eso, ambos guardaron silencio, con su muy usual contacto visual. Mencionando palabras a través de eso, cosas que no podían demostrar.

Ella inclino la cabeza a la derecha y él imitó la acción, sonriendo cuando ella le sonrió.

—Se que prometi traerte una foto con mi vestido—empezo. Dejo su lugar y camino rodeando el escritorio, extendió una mano al mayor y colocó esa sonrisa especial en sus labios—Pero crei que era mejor un baile.

—¿Bailar?—confundido todavía tomo la delicada mano y también dejo su asiento. Dejando que ella los llevará al espacio amplio en la oficina, donde no chocarian con nada—No tenemos música, Pet.

—Todo tiene un arreglo—enseño su celular—¿Qué desea bailar, Mr. Jean?

—Lo que tu pongas, está bien para mi.

Carrie sonrió, puso play a la cancion y dejo el aparato sobre una silla. Se acercó nuevamente a Jean y colocó sus manos en su lugar.

—Queen—murmuro divertido el adulto. Una de sus manos fue a la espalda de la mejoe y la otra tomo su mano.

—Es romántica—risueña subió su mano del hombro al cuello. Sus ojos viendo la piel ahí y la mandíbula.

La música siguió su camino junto con sus pasos, inmersos en ese baile inocente y tranquilo. Jean jamás dejo de verla, haciendo que ella sintiera la abrumadora avalancha de emociones.

—¿Puedo tener un beso, Mr. Jean?—sus ojos miel sobre los labios pálidos del mayor, con el tierno arco de cupido coqueteando a su vista.

Jean suspiró negando, su rostro bajo un poco para descansar la frente contra la de Carrie. Cerró los ojos y por un segundo su nariz acaricio la contraria.

—Creo que si te beso en este momento, jamás podré dejarte ir, amore—respondió.

—No lo hagas—susurro más cerca, sus propios ojos abiertos y viendo lo poco que podía de ese rostro—No hay nada que me importe.

—¿Ni siquiera Albert?

El mencionar al joven rubio provocó tensión en la castaña, quien desvió los ojos al estanque y resignada respiro profundo.

El Hermoso Rollito |#4|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora