Capitulo XLIV

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Medio abrió sus ojos después de sentír un peso extra sobre el y sentir como si alguien lo mirara, como a su lado otro rostro curioso, por sus magias sabía que esas presencias eran nada más ni nada menos de una serpiente como de su amado familiar pero fingió quedarse dormido, cerro sus ojos nuevamente ya que era cómodo estár aun metido en las sábanas, hasta que la puerta acabo por abrirse como las voces que le vinieron.

➖Aquí está tu mamá—cargándolo en brazos.—No debes llorar.

➖Mmamii—hipeaba después de tanto llorar por no encontrarlo en su habitación.

Eso lo hizo levantarse de golpe para mirar a su pequeño, una serpiente se bajó de encima de el y un zorrito solo se tapo los oídos porque vino los sollozos de nuevo del pequeño que era depositado en la cama y su madre lo jalaba hacia el para abrazarlo.

➖Ya. ¡Ya paso!—susurrándole maternalmente como el solo sabía y haciendo que su magia le brindará esa protección que sintió.

Se sentó en la orilla de la cama, aún tenía los cabellos todos desordenados y solo se echó aún lado, estaba durmiendo bien cuando escucho abrirse la puerta, uno de sus elfos le avisaron y unos sollozos fuertes venían de los pasillos para levantarse corriendo y ahora quería dormir de nuevo.

➖Ppapii—lo volteo a ver el niño y miro a su mami.—Ppuedoo dormir conn usstedess.

➖Si—para taparse y cerrarlos.

El chico de ojos verdes Avada ni siquiera pestañeo un poco, miro bien la habitación donde estaban, estaba a oscuras así que no distinguía nada aún y haciendo memoria, recordó que primero estaba hablando con el, disculpándose por su comportamiento y después unos besos tan candentes que se dieron, se avergonzó un poco de su acción.
Se quedaron sentados, el acurrucado y siendo abrazado tan protectora mente y recuerda haberle pedido dormir con el porque no tenía ánimos de regresar a su habitación después de que se pusiera cómodo mientras trataba de que no hiciera nada malo cuando menciono que la pagarían ellos caro.

Su pequeño se separó y solo se metió debajo de las cobijas para ser el quien los tapara a los dos y se volvió a recostar dándose la vuelta y mirando a su pequeño quien se acomodo cerca de su padre quien también se dio la vuelta para permitirle acurrucarse a cierto niño que disfrutaría al máximo dormir con sus padres.

Una serpiente se fue a su lugar de comodidad y un zorrito solo se fue con ella, ambos mirándose para asentir y ya después harían el interrogatorio como se debía.

El cerro los ojos también y por primera vez desde que nació su hijo, por fin podía sentirse a salvó.

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Fue difícil no despertar a su niño aferrado a su padre, dormía sobre el y este parecía no importarle mucho y dormían plácidamente que los contempló un poco a ambos, para posar su vista mejor en el hombre que dormía, notando que tranquilo y relajado se veía. Su respiración pausadamente, al contemplarlo mejor quitó un par de mechones esparcidos en su rostro, parecía un bello demonio sacado de esos cuentos, uno muy hermoso y observándolo mejor, nota esas delicadas facciones que lo distinguían como un aristócrata, su piel era pálida pero para la edad que tenía en realidad no era nada, lo que más le gustaba eran esos bonitos ojos de color azul, no cuando mostraban frialdad si no la mirada que también le daba lleno de cariño y cuando cambiaba sus ojos aún color rojo escarlata o sangre, parecían dos rubíes con su apariencia le daban un toque más sensual como sus delicados movimientos tan perfectos y su modo de hablar tanto normal como en parsel.

Odiaba admitir que para ser alguien que le atraían más los chicos, esos detalles de los hombre siempre los supo distinguir a la perfección, solo no lo dejaba mostrar, era muy bueno apreciando las artes y el era una obra de arte que podía contemplar ahora que podía sin ser siempre vigilado meticulosamente, y ponerse nervioso que evitaba mirarlo de vez en cuando.

Extraña familiaWhere stories live. Discover now