13.

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Lucia

— no Joaquin— susurré— déjame explicarte.

— Lucía no te lo vuelvo a repetir, quiero mi maldigo dinero!

— bien.. plata es lo que querés perfecto!— saque de mi bolso mi billetera y le di todo el efectivo que quería y se lo lancé en la cara—  ahora lárgate de acá para siempre.

La mujer asintió y se retiró con una sonrisa en el rostro.

—¿qué esta pasando acá? oí gritos— pregunta Engracia.

— nada mamá, algunas mentiras de Lucía— dice
mirandome con decepción, y yo miro hacia el suelo.

No md contuve y me fui más para el pasillo, llorando.

Joaquin.

— anda a consolarla hijo- me dice mi madre y yo voy detrás suyo.

— ey espera.— la retengo dentro del ascensor.

— qué queres?— dijo secándose las lagrimas que
habían brotado.

Lucia.

Joaquin tocó un botón para detener el elevador, yo lo
quedo mirando ¿por qué estaba actuando de esa
manera?

— ¿por qué me mentiste?— me pregunta algo serio pero con una mirada dulce y sincera.

— porque me da vergüenza decir que esa mierda de
madre tengo— digo ya no pudiendo aguantar mis
lagrimas, que ahora salen sin parar.

De pronto siento sus fuertes manos acariciando mis mejillas y secando mis lagrimas, yo lo quedo mirando.

—no llores— me dice al despegar sus manos de mi- no me gusta verte llorar, te vez más linda cuando te ríes vuelve a acariciarme, pero esta vez la pera.

— es que no me quiero reír en este momento— digo mientras una lagrima cae por mis oscuros ojos.

En un momento cerré los ojos para evitar que las lágrimas siguieran cayendo, y siento como Joaquin pega sus labios a los míos e inicia un beso tierno.

al separarnos— y eso?— le pregunto con mi voz quebrada.

— no quiero que llores, ya no llores— me exige

— está bien.. creo que tenemos que volver a casa y ya no a pasear.

— ¿por qué?— me pregunta algo confundido.

—porque ya no tengo dinero para que salgamos— digo
mirando el suelo, él me levanta la cabeza con sus
dedos en mi mentón, yo me estremezco.

— yo pago, no te preocupes Bonita— dice mirándome

— pero si tu ni si quiera trabajas— le digo

— pero tengo ahorros- me responde mientras delinea mi boca con su dedo indice.

Luego de eso sentí como mariposas en el estomago, pensé que eso solo pasaba en las peliculas o telenovelas pero no, me acaba de pasar a mi. Me pregunto si Joaquín estará sintiendo lo mismo que yo, aunque sinceramente lo dudo.

Volvimos a tocar el botón de continuar del ascensor y nos juntamos afuera del departamento con la
Señora Engracia. Ella no ha preguntado nada al respecto de lo que pasó. Nos fuimos caminando
ya que el lugar quedaba cerca.

Al llegar allá a Engracia se le formó una sonrisa en los labios, ya que ella amaba jugar bolos, ahora îbamos a ver quien ganaría, aun que es como obvio que ganará Joaquin. Nos Pusimos los zapatos y comenzamos a jugar.

— ahí le diste Joa— dije muy feliz, dando pequeños brincos hasta que Joaquín me tomó entre sus brazos y
dábamos vuelta.

— ahora me toca a mi— dice Engracia mientras iba
tirar un bolo

Al cabo de una ronda de juego me fui al baño, me agaché levemente a tomar agua, y de pronto siento unas fuertes manos que se posicionan al lado de mis glúteos, yo me estremezco, sabía que era Joaquín.

— ¿qué haces?— le pregunto entre risas picaras.

— no te parece excitante hacerlo acá?— me susurra al oído aun detrás mío y poniendo sus manos en mi cadera, para luego dejar besos en parte de mi espalda y cuello.

-— ¿y la gente?— le pregunto

— cerré con seguro— me dice mientras continua con los besos por el cuello.

En un momento inesperado, me dio la vuelta ferozmente y me subió al lava manos, nos seguimos
besando, nos acariciábamos. A los minutos, ya desnudos Joaquín rosaba sus miembro por mis labios vaginales, y en un momento inesperado comenzó a penetrarme lentamente. Se sentía fantástico.

Yo gemía, y él ahogaba mis gemidos con su mano.

Abremos estado ahí solo unos 15 minutos para no tardar tanto, cuando ya estábamos terminando alguien habla.

— hay alguien ahí?— preguntaron desde afuera
del baño.— Lucía?— se escuchó afuera del baño la voz de doña Engracia.

Joaquin finalmente salió de mi, y ambos reíamos por lo bajo. Yo le hacia con mis dedos señas de que guardara silencio.

Salí del baño y al rededor de unas diez mujeres me reclamaron que por que tardaba tanto, que hace rato estábamos esperando, yo solo reía.

— y mi hijo?— pregunta Engracia. Yo solo me reí, y ella entendió perfectamente— aaah par de cochinos— dijo entre risas— ya vamos, ahí Joaquin se las arregla solo— siguió aun riendo, y yo también reía sin parar.

Engracia y yo fuimos a comer algo mientras esperábamos alguna señal de mi marido, pero ambas
sabíamos que se sabía cuidar perfectamente.

— tengo que agradecerte tantas cosas a ti Gachi— me confiesa Engracia, yo la miro intrigada ¿qué me
tenía que agradecer? Si apenas me conoce, que yo
sepa no le he hecho ningún favor.

— ¿por qué me agradece? yo no he hecho nada— le
dije.

— has hecho mucho Lucía.

— no entiendo— le confesé

— tú le has devuelto la sonrisa a mi hijo, Mi Joaquín
a tu lado es feliz, le hs vuelto la sonrisa a su rostro
después de todo lo que tuvo que pasar mi niño.

Con las palabras de su madre yo quedo completamente helada, ¿qué era lo que Joaquín habia pasado? ¿por
qué me dice que le de volví la sonrisa? Es cierto que Joa ha cambiado mucho en este último tiempo,
pero aun así no entiendo nada, ¿qué es lo que
él me está escondiendo? Tal vez es por eso
que tiene sus ojitos tristes, miles de preguntas pasan
por mi mente, preguntas sin respuestas..preguntas
que solo una persona puede responderme y yo dudo que quiera hacerlo.

— señora Engracia yo no entiendo lo que usted me habla ¿qué fue lo que le pasó a Joaquín? ¿qué es eso que le duele tanto?.

— mi Niña Linda, eso solo te lo puede responder tu esposo, yo solo quería que supieras que tu le has
devuelto la vida a mi Hijo, yo lo visité hace un año
atrás antes de que se casara contigo, y él era un
hombre seco, sin vida, por eso te agradezco tantas
cosas— me confiesa Engracia con sus ojos verdes
llenos de lagrimas, de verdad que no entiendo nada.

— Joaquín no me lo dirá, además no se si sea tan cierto
lo que usted me dice- le digo.

— por dios nena, estás ciega— dice con una sonrisa- Joaquín te ama— yo niego con la cabeza— como tu lo amas a él, por que lo amas, verdad?— me pregunta, yo
hago una pausa y contesto.

— si señora Engracia, yo quiero a su hijo como nunca
he querido a nadie— me asinceré completamente con ella.

Sexo con Timidez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora