Pausada hasta nuevo aviso.
Después de aceptar sus
sentimientos; Shadow y
Tails tendrán que pasar
juntos las consecuencias
de su amor, mientras un
nuevo enemigo surge
de entre las sombras
en busca de una fría
venganza.
.
.
.
•Fanfic ShadAils, (Shadow...
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Ya han pasado unos años. La parejita se encontraba en el taller/garaje de la casa. El joven zorro estaba trabajando, mientras que el azabache limpiaba su motocicleta.
El ambiente era tranquilo, relajante. Ni una mosca interrumpía la escena con su vuelo, los únicos que compartían sus cantos; eran los pájaros que volaban afuera, sobre los árboles y flores de esta época primaveral.
El zorro de dos colas se secó el sudor de la frente terminando lo que hacía.
Procedió a llamar al mayor. ──¡Shadow!, cariño, ¡Ven a ver!
El azabache se acercó a su pareja, quien se encontraba en la mesa del taller.
──¿Qué es esto? ──Preguntó.
──Bueno, no es uno de mis mejores inventos, para nada; pero lo considero un lindo adorno. ¿Qué te parece? ──Terminó de explicar el cánido, limpiándose la cara con una mancha de suciedad.
Shadow miraba el artefacto con intriga. Era una figura de un pequeño zorro levantando el brazo. En la mano levantada, tenía un pequeño enganche para, supongamos, llevar algo. La figura se movía haciendo sonar una tierna musiquita.
A Shadow le dio una idea.
[. . .]
──¿Amor? ──Lo buscaba el zorro, saliendo del garaje/taller por la puerta corrediza.
El sol era intenso a esa hora; ya habían almorzado. Tails buscaba con la mirada a su novio, sin resultados.
Se dirigió a la mesita ratona de la sala, y allí, encontró una pequeña nota. Procedió a levantarla para ver qué decía en ella.
'' Tails, búscame en el lugar en donde nos dimos nuestro primer beso.
Atte: Shadow. ''
Tails echó a reír muy fuerte.
──¡Ay, Shadow! ──Dijo riendo──, es tan raro cuando te pones cursi...
Arrugó el papelito para guardarlo, y usando sus dos colas, salió volando en busca de él.
«Vamos a seguirle el juego.» Pensó.
[. . .]
──¡Shadow!, ¿estás aquí? ──Llamó a gritos al mayor. Aterrizó en la playa; el sol ya estaba tocando el mar.
Seguía buscando al de melena oscura. Buscó y buscó y todavía no lo encontraba.
De pronto recordó, corrió hasta ver una gran roca. La encontró.
