Agh, jodete.

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Yo seguía sentada en la cafetería cuando se sienta una pareja en frente de mi y comienzan a besarse, ni permiso pidieron para venir a invadirme mi espacio de comida.

Tenia ganas de sacar a todos de cafetería y que me dejaran sola con mi soledad.

—¿Podrías irte? Tu mirada molesta— Dice el chico que se acababa de sentar con su novia y ya se la estaba comiendo a besos.

—¿Perdona? Yo llegue primero imbécil, si quieres ir a besuquearte con tu novia te recomiendo que te vayas al salón del conserje, aquí es para comer, da asco verte besar a esa mujer— Digo con una mueca.

—Déjala amor, debe estar frustrada por no tener a alguien con quien pasar San Valentín, mirala, ni amigos tiene— Dice levantándose de su asiento mientras se lleva a su novio con ella.

No entiendo como resistí quedarme con las palabras en la boca, mi sangre no estaba hirviendo, estaba en punto de ebullición. Pero lo peor es que las palabras de la chica no se equivocaban.

Estaba frustrada, confundida y molesta. 

Si tan solo alguien me quisiera...

Este día las clases iban a durar menos, o sea que me quedan tres clases y luego será como una "fiesta" entre comillas de San Valentín.

Solo por eso no he perdido la esperanza de que algún chico se me declare. Iba bajando las escaleras y sentía pena por no llevar nada en mis manos. Las chicas de mi alrededor llenas de regalos y yo con mi paleta cupido en mi estomago.

Así que me llegó la mejor idea; Comprarme a misma una rosa para que vean cuanto me amo.

Me acerqué al consejo estudiantil y pedí mi rosa. —¿Para quien es la rosa?— pregunta la chica con un marcador sharpie en sus manos.

—Son para mi— digo con todo el orgullo que me quedaba. Al verla, comenzó a reírse —Eres graciosa, ¿para quien son?— vuelve a preguntar la chica.

—Te dije que son para mi— Le dije de mala gana pagando la rosa.

La chica solo asintió y me entrego mi rosa. Y esa era yo, la chica bonita con una rosa.

Y con mi rosa y mi orgullo subiendo cada vez más comencé a caminar por los pasillos como si fuera algún tipo de celebridad.

Sentí que podía caminar con los ojos cerrados, y si, camine con los ojos cerrados como si estuviera en una pasarela de modas. 

A la mitad del pasillo choqué con una chica y se le volteó una caja llena de chocolates haciendo que cayeran los chocolates al piso. No dijo nada, solo me miró como si las miradas mataran.

Y lo peor es que me sentí bien al hacerlo, me sentí bien tirando esos malditos chocolates.

Por un momento revisé mi celular en búsqueda de algún mensaje de amor, solo había uno de mamá.

Mami: Hija, no podre llegar temprano a la casa, llegaré en la madrugada, pide cena a domicilio.

Como si le importara si ceno o no.

Guardé mi celular y comencé a dirigirme hacia el salón de filosofía, me senté y ya estaba ahí la maestra Paty.

—Chicos, quiero hablarles un poco de San Valentín ya que hoy es 14 de febrero, bueno realmente deberían tratar a sus parejas como si todos los días fuera San Valentin, no es justo que les den regalos a su pareja una vez al año porque aseguro que no se acuerdan ni de sus aniversarios, en fin. No deberíamos estar tan apegados a los regalos, ya que son cosas materiales e insignificantes. Las rosas se marchitan, los chocolates se acaban, las cartas se pierden y las palabras se olvidan. No estén tan aferrados a lo material como si su día dependiera de ello, no se sientan menos por tener poco [...]

¿Que dijo?...

Debería poner más atención, pero no puedo.

Esta clase no dieron paletas, ni dulces y nadie se me a declarado. ¡¿Sera mi cabello castaño?! Como quisiera ser rubia.

Mi meta ahora es convencer a mi madre de que me deje pintarme el pelo rubio. Ojala y me deje.

[...]

Estaba sentada en una banca cerca de la música, había gente vendiendo comida por todos lados y yo sin dignidad ni dinero.

Todos estaban conviviendo entre ellos, hablando, bailando y queriéndose mucho. ¿Sera que nadie me quiere? Una tristeza inundó mi pecho. Y esa tristeza se convirtió en ira al ver al chico mas guapo del colegio coqueteando con la fea de Lucia.

Estaba mirando y frente de mis ojos Harry le regaló un ramo de rosa rojas. Lucia las tomó con una sonrisa.

Me sentí miserable y mis piernas comenzaron a moverse solas, me acerque a Lucia. Le arrebaté el ramo y comencé a golpear las flores contra una superficie de la mesa, veía como cada pétalo caía al suelo.

—¡Que te pasa!— me miró como si estuviera loca, y para ser honesta si lo estaba.

Me retiré de la escena del crimen y fui al baño a recapacitar un poco. En vez de recapacitar me dieron las inmensas ganas de arruinar el San Valentín de los demás.

[...]

© Mi peor San Valentín [Terminada]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin