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Omnisciente

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Omnisciente

Decir que Melissa estaba nerviosa era poco, caminaba por la comisaría, siguiendo a el padre de su hermano, medio hermano.

No podía creer todo lo que había pasado, su familia era bastante turbia, ahora que lo piensa, su cabeza almacenaba demasiada información y sentía que en cualquier momento iba a decaer y a desmayarse, sentía su cuerpo débil y a veces sus piernas flaqueaban, el cansancio físico y mental estaba haciendo efecto y sentía que enloquecería en cualquier momento.

Con pesar, subió las escaleras de la comisaría, llegando a un lugar donde estaba lleno de computadoras y personas usándolas.

—Aquí rastearemos la patente — Bob se sentó en una de las sillas de las computadoras que no estaban usando.

La prendió y empezó a introducir números y códigos que ni Robert ni Melissa entendían, al parecer eran cosas que solo el comisario entendía.

—Brown 223 — Susurró el comisario, este rápidamente tomó un papel y una lapicera y anotó en un papel la dirección, arrancó el pedazo de papel y se paró — Nos vamos.

Melissa y Robert suspiraron y empezaron a seguir al comisario, llegaron a su auto, en el cual los tres entraron, Robert y Melissa atrás y Bob de conductor, el último, antes de subir pidió que otras dos patrullas lo acompañaran.

Melissa algo insegura apoyó su cabeza en el regazo de Robert, cerrando los ojos, el chico empezó a acariciar la cabeza de Melissa.

—¿Como te sientes? — Susurró Robert.

—Abrumada, muy abrumada — Hizo una pausa —Y bastante cansada.

—Duerme un poco — Dijo Robert.

Melissa algo insegura asintió, se acomodó en el regazo de Robert y trató de conciliar el sueño, en vano, sus pensamientos no la dejaban.

Su cabeza no paraba de susurrar el nombre de Dante, pensaba en el, aunque no hayan tenido tanto tiempo juntos lo amaba demasiado, aún no entendía como ella pudo haber sido capaz de hacerle eso a Dante.

Dentro de dos días volvería a Los Angeles, y se encontraría con una casa totalmente vacía, sin su madre con un pastel de bienvenida como ella solía hacer, ni con su hermoso abrazo que cortaba la respiración.

A Karol no le importaba que sus hijos sean grandes ya, los trataba como dos niños pequeños, y eso le encantaba a Melissa.

La chica se dio cuenta de algo, no adoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, sentía que no había amado y acariciado suficiente a su madre, que no había disfrutado tanto sus días felices, junto al cast y sin el acosador, sentía que no había besado tantas veces como necesitaba los labios de Dante, sentía que había desperdiciado todo, absolutamente todo.

Se aferró un poco más a Robert, el cual le dio un pequeño beso en la frente.

Por la parte de Robert se sentía mal por su hermana, tan solo con 16 años estaba afrontando situaciones verdaderamente turbias.

Para empezar, la chica tenía el corazón roto, roto por ella misma, pero roto. Luego enterarse de que su padre la quiso matar y también la abandonó, que en realidad su hermano era su medio hermano, que su madre estaba muerta y ella sentía que era su culpa.

Le preocupaba la estabilidad mental de Melissa, sabía que esto llegaría a ser un trauma, pero el la apoyaría, era su pequeña hermanita y la amaba con todo su corazón. La protegería que cualquier tipo de mal que se pose frente a sus ojos.

Luego de varios minutos, los tres llegaron a destino.

—Llegamos — Habló el oficial —Pero antes— se dio vuelta para hablar con los de atrás —Escuchen esto, si ven que la cosa se pone fea, huyan, no quiero que les pase nada, chicos.

Los dos asintieron, algo inseguros, luego bajaron y miraron hacia adentro.

Comenzaron a caminar hacia la puerta de la mansión y los oficiales tiraron la puerta abajo, luego, vieron a un hombre, se vestía de negro y tenía una copa de vodka en su mano, su mirada era penetrante y tétrica.

Este notó la presencia de Melissa y la miró con mucha seriedad, la chica tuvo un escalofrío al sentir esa mirada, Robert la puso atrás de el, protegiéndola.

El hombre tenía a su lado a una mujer, que a juzgar por ella, tenía poca ropa.

Efectivamente, ese hombre estaba mal de la cabeza.

—¿Saben que irrumpir en propiedad privada es un delito? — Habló el hombre.

—¿Que vas a saber tu de delitos? Creo que has cometido todos los que existen — Habló Bob acercándose a el hombre.

—Bob.

—John — El hombre sacó unas esposas.

En ese preciso momento, como cuatro hombres salieron de atrás de la casa con armas.

—¿Iré detenido? — Dijo con sarcasmo —Si das la orden de disparar, morirás, morirán — El hombre empezó a acercarse a Melissa y a Robert —Dejame verla.

—Creo que ya me viste lo suficiente — Enfrentó a John.

—No lo creo — Sacó un arma, pero la chica mantuvo su cara inexpresiva.

—No me importa tu dinero.

—¿Crees que caeré? No, claro que no, tu madre, esa zorra, solo quería mi dinero.

—¡No te atrevas a hablar así de ella! — Gritó Melissa.

—Mira niñata — Apuntó a Melissa —No me grites si quieres conservar tu vida.

—Fuego — Se escuchó la voz de Bob, inmediatamente, Robert tomó a Melissa y los dos empezaron a correr para llegar atrás de un muro.

—¿Estas bien? — Tocó la cara de Melissa.

—Si, tranquilo.

Los disparos seguían sonando y ellos estaban abrazados, con los ojos bien apretados y cerrados, esperando a que el fabricante ruido cese.

Tras varios minutos, el ruido cesó, los dos salieron con algo de miedo y vieron desastre, los hombres con armas que estaban del lado de John estaban muertos y John con esposas, siendo amenazado por todos los policías.

Bob se acercó a los chicos y los miró.

—Ya está, el irá preso — Dijo Bob.

Había sido algún tipo de victoria.

Nota: El que viene ya es el último cap 😳
Nota 2: Vayan a seguirme en mi ig, estoy como _poeticalqueen ♡

| 𝑭𝑳𝑰𝑮𝑯𝑻  8 | 𝑨𝒊𝒅𝒂𝒏 𝑮𝒂𝒍𝒍𝒂𝒈𝒉𝒆𝒓 • 𝑫𝒂𝒏𝒕𝒆 𝑨𝒍𝒃𝒊𝒅𝒐𝒏𝒆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora