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Akashi va a Rakuzan, con la promesa de todos de verse de nuevo, ahora en la cancha como amigos, pero también como rivales y disfrutar de ese juego.
Han pasado solo algunas horas desde su ceremonia de ingreso y todo mundo habla de la obsesión de Akashi Seijuro con su teléfono celular.
[Kouki: ¿No estas nervioso, Sei? ¡Es tu primer día en Rakuzan!]
Con el paso del tiempo, Akashi se acostumbró a todo lo extraño que viene con este juego, y con su Kouki.
Todo es extraño como la vez que arruinó su teléfono celular cuando una empleada accidentalmente lo dejó caer en el agua, Akashi literalmente sintió que su vida terminó en ese instante.
Nada se pudo rescatar.
Kise lloro las lágrimas que Akashi no se permitió derramar y todos sus amigos parecían bastante complicados cuando Akashi encendió su nuevo teléfono celular, sin saber qué harían ellos mismos si algo similar les ocurrió a ellos, pudo ver a Midorima apretar su teléfono contra su pecho y su corazón dolió.
Porque no tenía idea de que pasaría ahora, de qué hacer, ¿Dónde y cómo podría descargar la aplicación cuando él ni siquiera sabía cómo terminó en su teléfono?
¡El juego ni siquiera tenía créditos!
¿A quién podría recurrir?
Sin embargo, no fue necesario.
[Kouki: ¡Buenos días Sei!]
El juego, Kouki, estaban allí, solamente encendió el teléfono y su Kouki le dio la bienvenida.
Todo fue extraño alrededor de esa aplicación y de Kouki, pero a Akashi no le interesa en lo más mínimo, solo necesita saber que su Kouki está allí.
Nada más importa, ni siquiera los sentimientos que nacen en su pecho.
De todos modos, es imposible.
Furihata Kouki es solo un programa de alto aprendizaje que puede tomar acciones y decisiones dependiendo de las respuestas y preferencias de su dueño, en todo caso Akashi, o al menos eso es lo que su investigación concluye, nada está claro.
Akashi no quiso ir más allá, por miedo. No quería desenterrar los secretos del juego ni de su Kouki.
Quien lo programó y para qué, no lo sabe.
Pero no importa.
[Kouki: ¡Cuidado, Sei!]
Akashi choca contra algo, al levantar la vista, solo ve a alguien caer al piso, todo en cámara lenta.
Extiende su mano en una acción involuntaria, cuando un par de grandes y expresivos ojos, pero con irises pequeñas color chocolate se expanden con sorpresa, dolorosamente familiares, Akashi no puede mantener el equilibrio y cae, reacciona y evita dejar su peso en ese niño, más pequeño que él, sin embargo, el aroma a chocolate que emana su cabello castaño es adictivo, al igual que el calor de su piel canela.
Él mira el uniforme de Rakuzan y luego la cara del niño.
—¿¡Kouki!?
—¿¡Sei!?
Un año antes.
Furihata Kouki ni siquiera tuvo la opción de [SALIR].
[¡Felicidades!
¡Akashi Seijuro te ha elegido y no aceptará un no por respuesta!
¡Acéptalo ahora mismo!]
[SÍ] [SÍ]
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